Compromís ha planteado gobernar en solitario tras haber encallado en el conflicto de la vicealcaldía
VALÈNCIA. Las negociaciones entre el PSPV y Compromís para conformar un gobierno de coalición en el Ayuntamiento de València están encalladas en la vicealcaldía. Más si cabe tras la intervención pública de este jueves del alcalde y dirigente de la coalición, Joan Ribó, en la que rechazó otorgar este cargo a la portavoz del PSPV, Sandra Gómez, una de las exigencias fundamentales de los socialistas para continuar las conversaciones.
Aunque este viernes ambas formaciones se reunirán de nuevo, nada hace pensar que las posiciones vayan a moverse lo suficiente. Confianza no es precisamente algo que se respira en el ambiente. Incluso en Compromís están estudiando la posibilidad de conformar un nuevo ejecutivo en solitario.
La primera semana de negociaciones fue un paseo en barca. Se hablaba del qué, del contenido del programa de gobierno, y era antes de que Ribó fuera reelegido alcalde de València con el apoyo de los socialistas. Se ha avanzado ya en buena parte de líneas programáticas -aquellas que no han encontrado acuerdo, se han postergado-, pero ahora, lo único sobre la mesa es la vicealcaldía, que no es otra cosa que la punta del iceberg del modelo de gobierno hacia el que se pretende caminar.
Los socialistas piden un gobierno de coalición, de "coliderazgo", tal y como han estado trasladando en las últimas semanas. Esto se traduciría en varias cuestiones, y una de las más simbólicas es el cargo de vicealcaldesa para Sandra Gómez.
La actual fotografía no ofrece los mismos equilibrios que el primer Govern de La Nau, con 9 ediles de Compromís frente a 5 socialistas y 3 de València en Comú. En las últimas elecciones, Compromís obtuvo un edil más que en 2015, y el PSPV se hizo con dos más. Con la formación morada fuera del Ayuntamiento, los socialistas plantean como "lógico" este trato "de igual a igual" dado que la diferencia con Compromís es menor en votos y en regidores.
Además, asimilan la situación a la del ejecutivo autonómico del Botànic -especialmente al de la pasada legislatura- en el que Mónica Oltra, la líder del segundo partido, Compromís, ostentó la vicepresidencia y la portavocía. La idea sería aplicar la misma fórmula en el Ayuntamiento. "Nadie entendería un Botànic sin que Oltra fuera vicepresidenta", arguyen, por lo que se preguntan qué diferencia existe.
La vicealcaldía, además de un cargo honorífico, otorga la función de representación del consistorio en caso de ausencia del alcalde, si bien es cierto que habría que negociar todavía qué otras tareas tendría asignadas. No deja de ser también una cuestión de visibilidad y de toma de decisiones conjunta. Los socialistas quieren tener la misma participación que sus socios en las decisiones de calado y en este sentido creen que la vicealcaldía sería la herramienta necesaria para ello. "No vamos a aceptar un gobierno donde estemos subordinados", subrayan.
En Compromís niegan la mayor y creen innecesario este cargo. Así, fuentes cercanas a los negociadores creen que la exigencia de los socialistas responde a una aspiración personalista de su líder y critican que la posición del PSPV esté únicamente centrada en buscar la mayor exposición pública de su portavoz. "No vamos a entrar a favorecer los intereses personales de alguien", sostenían este jueves.
Además, no creen que la situación del Botànic sea asimilable porque el consistorio cuenta con una estructura muy diferente a la administración autonómica. Huelga recordar que la coalición fue la fuerza más votada de la capital con tres regidores más que el PSPV, un argumento al que se aferra Compromís y que no duda en poner sobre la mesa cuando se alude a los resultados electorales.
También perviven en las huestes de la coalición recuerdos del pasado mandato en los que consideran que los socialistas se excedieron en sus intervenciones públicas y no guardaron la lealtad apropiada, especialmente en los últimos meses de gobierno. Estas reservas y desconfianzas podrían jugar un papel importante en estas negociaciones.
Fuentes socialistas conocedoras del proceso negociador explican que lo que subyace tras la petición de la vicealcaldía es una relación de igualdad entre ambos socios. Y en ese mismo sentido, otra cuestión en el debate es la propuesta de organización gerencial del nuevo ejecutivo. Compromís ha propuesto que empleados funcionarios ejercieran de coordinadores de siete grandes áreas, encontrándose así por encima de los regidores.
Estos coordinadores, explican en el PSPV, dependerían de Alcaldía, por lo que temen que, en la práctica, pudieran responder a la voluntad de la coalición de impulsar determinados proyectos en detrimento de otros. La resolución de los conflictos entre regidores de distinto partido, algo habitual en el pasado mandato, quedaría en manos de personal coordinado por la Alcaldía, lo que entienden como una subyugación impropia de un gobierno de coalición.
Todo indica que ninguna de las dos posiciones va a moverse considerablemente, al menos en los próximos días. La negativa de Compromís a acceder en la vicealcaldía y el enrocamiento de los socialistas en la legitimidad de su exigencia se han convertido en un obstáculo, ahora mismo, difícil de superar.
Aunque fuentes oficiales de Compromís insistían este jueves en que su prioridad es la conformación de un ejecutivo de coalición, según ha podido saber Valencia Plaza, Compromís ya ha planteado la posibilidad de gobernar en solitario sin los siete concejales del PSPV. La normativa obliga a que, si en los consistorios no hay acuerdo entre varios partidos, gobierne la lista más votada, que en este caso es la de Joan Ribó.
Así, la coalición tendría libertad para desarrollar su acción ejecutiva los próximos cuatro años. No obstante, se encontraría en una situación de debilidad manifiesta, con 10 votos de un total de 33, que complicaría el trámite fundamental de un ejecutivo como es la aprobación de los presupuestos anuales. También la aprobación de ordenanzas, mociones y planes urbanísticos de importancia podrían peligrar si los socialistas, fuera del gobierno, mantuvieran una oposición muy dura.
Este jueves se evidenciaron las mayores diferencias públicamente. Ribó y Gómez mantuvieron un encuentro informal a petición de la segunda con el propósito de desatascar la situación. Sin embargo, el comunicado posterior de los socialistas avivaba las dudas y acusaba a Compromís de haberse negado a hablar de una auténtica coalición y de arrojar las negociaciones a una disyuntiva: o un gobierno con el PSPV donde la formación de Ribó tome las decisiones "en solitario", o un gobierno de Ribó en solitario de facto. Algo que no estaban dipuestos a aceptar en el grupo socialista.
La formación del guiño no tardó en responder con otro escrito en el que aseguraba haber planteado tres modelos de "gestión compartida", que, ciertamente, no llegaron a discutirse en la reunión del miércoles, centrada en la vicealcaldía. El alcalde y dirigente de Compromís, Joan Ribó, ya anunció este jueves públicamente su rechazo a otorgar este cargo a la portavoz del PSPV al considerarlo inasumible y "totalmente innecesario" porque puede generar "más disfunciones que ayudas".
Este viernes tendrá lugar una nueva reunión a la que ambas formaciones llegan en posiciones muy distantes y difíciles de reconciliar. Al mismo tiempo se celebrará la primera Junta de Gobierno Local, que será transitoria, a la que asistirá el alcalde y dos regidores de Compromís, así como la portavoz socialista y un concejal de su partido. Pese a las discrepancias, esta cita permanece intacta.