VALÈNCIA. Los equipos negociadores de Compromís y PSPV discurrían por un camino tranquilo hacia el acuerdo de gobierno en València. Se trataba del principio de las conversaciones entre los ocho miembros de la comisión, antes de que Joan Ribó fuese investido alcalde de la capital con el voto de los socialistas de Sandra Gómez. Centrados en el acuerdo programático, el 'qué', todo iba sobre ruedas. "Progresa adecuadamente", explicaban algunos asistentes.
Un optimismo que el pasado viernes empujó a la comisión negociadora a empezar a abordar, aunque de forma superficial y en términos generales, el 'cómo', la arquitectura interna y el modo de organizar las distintas delegaciones del futuro nuevo gobierno. Había acuerdo en cuanto a acabar convergiendo en un ejecutivo de coalición, y se emplazaron este lunes para navegar este mar.
Así fue. Sin embargo, este lunes la fluidez inicial se adentró en un terreno más denso que ralentizó la continuación de las negociaciones hasta el punto de que ambas formaciones decidieron darse un tiempo de 24 horas para "reflexionar sobre las posturas de ambos", tal como se trasladó en un comunicado posterior. Frenazo temporal con el que tanto Compromís como PSPV quieren sopesar los planteamientos de su socio en este apartado.
El 'cómo' y el 'quién' se preveían las fases con mayores diferencias. Aunque en este caso no son excesivamente profundas, sí empezaron a aflorar cuestiones que requieren un análisis de mayor caldo. Uno de los aspectos organizativos sobre el que había corrido no poca tinta desde la misma mañana posterior a los comicios municipales es el de la estructura interna de las concejalías y los servicios.
El líder de Compromís, Joan Ribó, había estado proponiendo en mítines, debates y entrevistas previas a los comicios una organización gerencial de la administración. Una especie de coordinación entre áreas que guardan vinculaciones fehacientes. El planteamiento sería elegir funcionarios coordinadores, encargados de las relaciones entre varias concejalías que por alguna razón sean consideradas de un campo similar.
La figura del coordinador ya existe. Las delegaciones cuentan con ellos para los trámites que se realizan entre sus servicios. En este sentido, la propuesta sería implantar la misma figura para hacer lo propio entre distintas concejalías, dirigidas por distintos regidores. Además, estos coordinadores podrían tener capacidad de firma para agilizar los farragosos procesos administrativos y podrían descargar de trabajo a los propios concejales. Los socialistas todavía no ven clara la propuesta y pretenden analizarla a conciencia para concretar su funcionamiento.
Por otro lado, algo que también había resultado notorio y público era la pretensión explícita del PSPV de que su portavoz, Sandra Gómez, ostentara el cargo de vicealcaldesa, en aras de buscar ese trato "de igual a igual" que han estado reivindicando desde el pasado 26M. Los socialistas consideran que bien vale este cargo el hecho de que el futuro ejecutivo se vislumbre bipartito y que los equilibrios ahora les sean más favorables que en 2015 al haber crecido en dos regidores frente al que ha ganado la coalición valencianista.
La vicealcaldía podría analizarse como un cargo meramente simbólico, pero lo cierto es que su relevancia se basa en cuestiones de protocolo. Si Gómez fuese vicealcaldesa, sería la sustituta del primer edil y la segunda persona que representaría a la institución en un plano de igualdad con el alcalde. Además, esta estructura sería más proclive a que tuvieran que intervenir en algunas decisiones tanto Ribó como Gómez.
Los defensores de esta propuesta trazan una similitud con el Consell de la Generalitat Valenciana, especialmente en el pasado mandato, cuando, con dos partidos constituyendo el ejecutivo, el de menor fuerza, Compromís, ostentaba la vicepresidencia. Esto también se planteo en 2015 en el acuerdo entre la coalición valencianista, los socialistas y València en Comú, pero nunca llegó a consumarse. Ahora la idea vuelve a estar sobre la mesa y en Compromís aún podrían existir ciertas reticencias.
La arquitectura gerencial y la vicealcaldía son ejes que se plantean en estas negociaciones y sobre los que todavía no hay un acuerdo claro. Este martes, ambas formaciones podrán tomarse tiempo para reflexionar y debatir sobre ello para llevar al día siguiente una postura más clara. Aunque se trata de un atasco, se entiende temporal y son cuestiones que no se contemplan difíciles de resolver. La próxima cita en el Rialto: el miércoles.