Qué bien lo están haciendo Karlos Moreno y Lourdes Reina y qué fácil es decirlo desde la barrera: despacito y con buena letra. Hacer clientela (fiel), dejarse la piel en la cocina y un equipo en sala que sabe de lo habla. Lo pensé justo ayer, un lector me pedía consejo (siempre los respondo) ante una cena en grupo, querían una cocina “moderna” y “rica”, pero que no fuese un “japo” ni con “cosas raras” -sic- ni “muy caro” pero tampoco “muy barato”; nos ha jodido mayo con flores. Pero es que sí existe ese imposible, se llama Oganyo.

La carta cambia cada día, pero de verdad: “cocinamos según lo que nos ofrece la temporada. Cada día proponemos platos nuevos. Algunos, nuestros platos insignia, permanecen, pero cada día nos atrevemos a probar cosas nuevas”. Uno de los que intuyo inamovibles será el mollete de papada (cojonudo) y estas vieiras a la parrilla con espaguetis de setas y crema de cardo; sapidez, producto y sentido común —y mucho más importante que todo eso, un equipo que cree en lo que hace. Sara, Pepe, Richi y los cócteles de Juan Carlos. Oganyo quiere ser (ojalá) ese vínculo entre la tradición y la contemporaneidad. Compro.