Roque Jerez Bel, empleado de la planta desde antes de la inauguración en 1976, repasa para Valencia Plaza la evolución de la filial valenciana durante sus cuatro décadas de historia
VALENCIA. Los entonces Reyes de España Don Juan Carlos y Doña Sofía inauguraron la factoría de Ford Almussafes en plena transición española -octubre de 1976- pero la puesta a punto de la planta arrancó durante el franquismo. "Habéis logrado poner en marcha esta industria en el tiempo récord de 1.000 días", elogió Henry Ford II en la localidad el día de la puesta de largo. Entre muchos otros, aquellos halagos iban para Roque Jerez Bel, que empezó a trabajar para la multinacional en 1975 y continúa haciéndolo en la actualidad.
"Nos contrataron un año antes en unas oficinas de la calle Pascual y Genís, cuando se estaba preparando la fábrica", relata el sempiterno empleado de 'mantenimiento central' de la fábrica, que a sus casi 65 años prefiere no jubilarse y seguir acudiendo cada día a la filial en la que ha trabajado la práctica totalidad de su vida -entró con 24 años-. "Unos, los que iban a trabajar en el montaje de los coches, se fueron a Alemania a aprender. Aquí también se hicieron escuelas de aprendices, de las que han salido los directores de planta", recuerda.
Su labor ha consistido desde entonces en "el cuidado de los edificios que conforman la fábrica, que es como un pueblo". Y así, como parte del equipo que reparaba averías de luz, fontanería o cerrajería y que se encargaba de la albañilería o la pintura, ha sido un espectador privilegiado de la evolución de las diferentes plantas de la factoría.
"Al principio era todo manual, prácticamente artesanal. Era una cadena con un montón de gente en la que se soldaba todo a mano. Se ponía un hombre al lado de otro con unas pinzas de soldar. Ahora lo hace el robot en un visto y no visto. Los robots han asumido muchas funciones, y eso ha permitido hacer cada vez muchos más coches con los mismos trabajadores", cuenta.
Son tantos los recuerdos de Roque de aquellos inicios... "La válvula de los neumáticos se ponía con un martillito. Pasaba una llanta y un tío 'pam', la ponía a golpe de martillo. Luego empezó a ponerlos Pepe, que es un Robot. Cuando lo pusieron empezamos a llamarle Pepito. Heredó el nombre de un compañero que se llamaba Pepe".
También ha evolucionado de forma notable la logística de los componentes que conforman los vehículos. "Antes lo teníamos todo en estanterías. Si necesitábamos 200 parachoques, ese día había que tener 200 parachoques en las estanterías. Muchas piezas venían de lejos, y cuando había huelgas tenían que traerlas en helicópteros para que no se parara la cadena. Ahora las piezas vienen por túneles directamente desde los proveedores, que están aquí al lado", cuenta.
Los años pasaban y, con ellos, los distintos modelos fabricados en Almussafes. "Los primeros se recuerdan como coches más míticos de la planta, porque su producción duraba muchos más años, no como ha sucedido después, que se ha ido cambiando con más frecuencia. Sobre todo le guardo especial cariño al Fiesta, que fue el primero, y también al Escort. Después al Ka y al Focus, que también estuvieron muchos años", rememora.
"QUISE METER A MI MUJER EN EL MONDEO PARA LLEVAR UN COCHE FABRICADO AQUÍ, PERO NO PODÍA SER"
Como tantos otros empleados de la industria, Roque ha sido un usuario orgulloso de los vehículos fabricados en Almussafes. "Una de las ventajas de trabajar aquí eran las facilidades para comprar los coches de Ford. Yo tuve muchos años un Escort, aunque ahora me he comprado un C-Max. Este último me ha sabido mal. Quise meter a mi mujer en el nuevo Mondeo Vignale, pero no podía ser a nuestra edad. El C-Max era mucho más cómodo. El Kuga sí que nos valía, pero se iba a los 28.000 euros...", explica
Eugenio, el hermano de Roque, también trabajó en Ford Almussafes, por lo que su familia está doblemente agradecida a la factoría por los largos años de trabajo estable en la multinacional. "Ha tocado aceptar algún recorte 'jodidillo' a lo largo de estos años, pero la UGT ha sabido gestionar eso muy bien y nunca nos ha faltado ni nuestro empleo ni nuestra nómina. Ford ha pagado siempre muy bien", aplaude.
A los 61 años, según explica, ya podría haberse jubilado, pero Roque no ha perdido las ganas a sus 65. El veterano empleado luce orgulloso una publicación de 1976 sobre los inicios. "Teníamos un equipo de fútbol en tercera regional. El 'Ford España'. Yo era el portero. Aquí también hacíamos partidos de futbito. Nos hicieron un polideportivo y jugábamos entre nosotros -'carrocerias' contra 'pinturas' etc.- Lo hemos pasado realmente bien trabajando en Ford Almussafes", concluye.