VALÈNCIA. La factoría de Ford Almussafes cierra el que hasta la fecha ha sido su peor año productivo. Un ejercicio tortuoso en el que, no solo ha tenido que lidiar con la falta de carga de trabajo, sino que también ha cerrado un duro ERE, que en un principio se iba a saldar con la salida de 1.600 trabajadores, cerca de un tercio de la plantilla, pero que finalmente se rebajó a 626 personas. Para ello, se ha tenido que abrir varias vías de negociación que, a solo unos días de acabar este 2024, han permitido un acuerdo para un ERTE especial y flexible, a través del mecanismo RED, para los dos próximos años y que afectará al millar del empleados que se salvaron del despido. En cualquier caso, la situación sigue siendo delicada en una planta con altibajos que ha conseguido, por el momento, garantizar su mantenimiento.
Lo cierto es que el año no se antojaba sencillo para la fábrica valenciana. La necesidad de pedidos está siendo el principal escollo. Solo en los últimos cinco años ha dejado de fabricar cuatro de los cinco modelos que ensamblaba. Su futuro pasaba por la llegada de una nueva generación de eléctricos con la electrificación de las instalaciones, pero las malas ventas en el mercado europeo de estos modelos ha retrasado los planes de la firma del óvalo que ha frenado su inversión en coches eléctricos en las instalaciones valencianas. Ahora, la alternativa son los híbridos con la llegada de un nuevo modelo multienergía en 2027.
En este momento y desde el pasado mes de abril, Almussafes solo produce un único coche, el Kuga, lo que ha afectado a sus ritmos de trabajo, lastrando a mínimos su actividad. Así, según datos de UGT, sindicato mayoritario en la planta, la producción se ha desplomado un 45,8% respecto a la de 2023 con cerca de 100.000 coches menos, al haber perdido este año la fabricación de la furgoneta Transit. De este modo, Almussafes despedirá el año con algo más de 119.000 unidades producidas frente a las 219.599 del pasado año.
Con este volumen, se sigue con la tendencia a la baja y ni siquiera se superan las cifras de la pandemia de 2020, cuando la fábrica cerró durante semanas, ni las de 2021, año especialmente duro por la crisis de los semiconductores. Un ejercicio que llevó a mínimos de producción desde 2012 con 168.000 coches frente a los 235.400 de 2020.
Este 2024, el negocio ha sido aún menor y para 2025 no se antoja mejorable. La crisis se agrava por la falta de pedidos y la planta registra su peor año de actividad en la última década. En este sentido, cabe recordar que en 2019 se fabricaron 345.600 vehículos; 381.000 en 2018; y 417.002 en 2017, el máximo de los últimos diez años.
Ante este panorama, la multinacional compensaba este año a la factoría el retraso en su electrificación con el anuncio de la fabricación en 2027 de nuevo vehículo multienergía. Eso sí, todavía se desconoce el modelo, aunque todo apunta a que será el Bronco Sport, pero no hay confirmación oficial. Lo que ya se ha concretado es que la producción anual serán 300.000 unidades a partir de 2027. Pero, mientras tanto, existía un excedente de personal que llevó a la firma del óvalo a acometer el cuarto ERE en la planta de los últimos cinco años.
En un principio, iba a afectar a 1.600 trabajadores, el 33% de la plantilla total, pero finalmente se rebajó el número de afectados a 626 personas, mientras que se fijó un ERTE rotativo hasta el 31 de diciembre para otros 1.000 empleados. Eso sí, se acordó que, a partir de enero de 2025, entraría en vigor un mecanismo RED de medidas especiales de flexibilidad y estabilización del empleo, cuyo acuerdo se ha cerrado este viernes 27 de diciembre entre la dirección de Ford Almussafes y el comité de empresa, liderado por UGT.
De este modo, Almussafes contará con este ajuste especial y flexible en la factoría para los dos próximos años, en el marco de este mecanismo RED. Entre las condiciones, se ha pactado que se mantendrá el 90% del salario y el 100% de los complementos como vacaciones, antigüedad y pagas extras hasta 2027, cuando vencerá el ajuste tras la llegada del nuevo modelo a las instalaciones valenciana.
Un acuerdo que ha sido posible después de que hace unos días el Gobierno diera luz verde a este instrumento, que permite a Ford Almussafes establecer este ERTE especial, que "va a permitir una transición de dos años, manteniendo el empleo en la fábrica y asegurando el futuro de la misma", destaca el sindicato en un comunicado.
Este mecanismo, de flexibilidad y estabilización del empleo y previsto en artículo 47 bis del texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, autoriza a la empresa a la suspensión temporal o la reducción de la jornada de los trabajadores, que en ese periodo reciben protección social. Asimismo, implica un compromiso de mantenimiento del empleo durante dos años para las empresas que se acojan.
"A nadie se le escapa que estamos en unos momentos cruciales en la transformación que está viviendo la industria del automóvil. Ahora lo que corresponde es iniciar un proceso de información a la plantilla, de puesta en marcha y desarrollo de este mecanismo", apunta la organización sindical. Y es que la fábrica ha encadenado en los últimos meses varios ERTE para hacer frente a su excedente de plantilla hasta la llegada de la producción.
Almussafes encara un nuevo ejercicio que, como viene siendo habitual en un contexto mundial de inestabilidad en la automoción, no estará exento de baches. De hecho, ya se ha avanzado que en este próximo 2025, la fábrica parará la actividad alrededor de 80 días en producción de vehículos y 50 en montaje de motor. Ahora falta por conocer las características del nuevo modelo y más detalles de esta inversión, llamada a garantizar cierta estabilidad en la factoría.