MADRID (EFE). El presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), José María Marín Quemada, ha instado hoy a mantener la vigilancia sobre los costes de las inversiones en infraestructuras de energía para "no incurrir en errores del pasado próximo", en referencia al proyecto Castor, frente a las costas de Vinaròs.
En un hotel de Madrid, tras la clausura del vigésimo Encuentro del Sector Gasista organizado por Expansión, Marín Quemada ha preferido no contestar a la prensa sobre la sentencia del Tribunal Supremo recién divulgada, que señala que los consumidores de gas natural no deben asumir los costes del fallido proyecto, pero sí ha hecho comentarios durante su conferencia.
Al referirse a los costes de las infraestructuras, ha mantenido que deben ser retribuidos a las empresas mediante aumentos en las tarifas, siempre que no incluyan los sobrecostes, ya que sin un retorno "razonable" los empresarios no invertirían, pero con un mayor "rigor en la vigilancia" de esos costes para no incurrir en errores "que podrían haberse evitado". "Cuando oigo la palabra Castor, ya no me acuerdo de Cástor y Pólux, me acuerdo de otra cosa (...) y si de los hijos de Zeus uno tenía condición humana y otro divina, este Castor nuestro debía tener condición humana", ha agregado el presidente de la CNMC.
Marín Quemada ha opinado que "la CNMC tiene que revisar la metodología de retribución" y no caer en errores pasados "que han supuesto más costes para los consumidores". Entre éstos, ha mencionado también a "las primas para las renovables" y a "algunas instalaciones de transporte gasista que quizá podrían haberse evitado". "Es posible que sea necesario revisar las metodologías de retribución de las infraestructuras y, bajo supervisión de la CNMC, las sobrerretribuciones deben estar fuera", ha subrayado.
Asimismo, Quemada ha constatado que en el sector gasista "la construcción de infraestructuras ha dejado de ser una prioridad", y ha indicado que la CNMC tiene que realizar adaptaciones futuras de regulación y de tarifas, porque "lo demandan las nuevas realidades". En este sentido, ha descrito al gas natural como "un combustible de transición" entre el carbón y el petróleo y las renovables, cuya demanda "puede caer significativamente" en función de "cuán fuerte sea el proceso de electrificación".
A su juicio, el impacto negativo del uso de redes de gas puede ser menor si se desarrolla el uso de biometano e hidrógeno, aunque la futura caída de la demanda llevará a tarifas de acceso más altas y, ha advertido, "puede afectar a la competitividad".