Madrid como capricho y necesidad. Me siento hijo adoptivo de la capital, donde pasé los mejores años de mi vida. Se lo agradezco visitándola cada cierto tiempo, y paseando por sus calles entre recuerdos y olvidos.
Con la celebración de una vuelta más al sol ¡ya van 46!… Hago de nuevo una reflexión y balance vital inevitable cada vez que cumplo años. Las alegrías, las penas, los problemas, la importancia de las pequeñas cosas, el día a día y aprender a vivir el presente sin grandes proyecciones de futuro… Y todo esto, con la banda sonora del clásico tema de Joan Baez, “Gracias a la Vida… que me ha dado tanto”.