VALÈNCIA. El sector inmobiliario en València ha recuperado músculo en los últimos años. Su buena salud y sus precios estables han convertido a la plaza valenciana en un foco de interés de las grandes promotoras nacionales que poco a poco reactivan la obra nueva con varias promociones en marcha. "El mercado valenciano está repuntando y está saludable. Le ha costado arrancar, pero ahora va con fuerza. Estamos con precios contenidos y eso va a contribuir a que todo el stock de suelo que se acumuló con la crisis, en los dos o tres próximos años se acabará absorbiendo", reconoce el director territorial de Vía Célere en Cataluña, Baleares y Comunitat Valenciana, Roberto Blanco.
La promotora encara ahora un momento de crecimiento a nivel nacional, tras la absorción de activos de Aelca, y especialmente dulce está siendo en la capital del Turia donde ha pasado de contar con una única promoción de 24 inmuebles a tener seis en marcha con unas 600 viviendas y disponer de cinco parcelas para otras 700. "Ahora tenemos una presencia potente en València. Sin comprar nada tenemos garantizada nuestra presencia durante tres y cuatro años", asegura. La compañía cuenta con tres promociones en Patraix, una de ellas de VPP; dos en Malilla y otra en Moreras de VPP, tres zonas que estaban "pendientes de urbanizar y donde se concentraba el suelo finalista", afirma. También está en Torrent y Mislata con una promoción en cada localidad, así como en Alicante donde ya tienen en marcha dos proyectos y próximamente lanzará uno nuevo.
"Cuando llegó la crisis en València se pararon los planes urbanísticos. Ahora se han vuelto a poner en marcha al reactivarse la actividad", señala y con precios "contenidos". "Hoy en día en València nadie puede decir que se vende caro porque en Patraix el metro cuadrado está en unos 1.500 euros y en Malilla en los 1.900 euros. Los precios se han ajustado muchísimo y no suben porque la crisis ha dejado un mercado muy maduro. Todos hemos aprendido mucho tanto bancos, promotores y clientes. Cuando más conocimiento hay, menos elasticidad tiene el precio y al final las pequeñas subidas que se van produciendo vienen por incremento de costes", asegura.
En este punto, comenta que, por ejemplo, en Baleares y Cataluña los costes de la construcción han subido en el ultimo año entre un 15 y un 20%, mientras que en la Comunitat Valenciana han sido menores, entre el 5 y 7% y, según explica, "al final esos incrementos los acabas cubriendo con pequeños aumentos del precio de ventas para mantener la operación". No obstante, puntualiza que la fotografía general en España es "una situación de estabilidad".
“En Barcelona capital que no tienen suelo se ha generado inflación y los precios han subido más que en el resto de España. También Madrid, pero no en toda España. Son plazas muy concretas. Hay zonas del país que ni siquiera han empezado a salir de la crisis y tienen una actividad mínima”, puntualiza.
En este sentido, explica que la crisis tuvo especial impacto en los promotores locales que se vieron abocados al cierre. “Si ellos siguieran serían los primeros en comenzar la actividad en plazas como Valladolid o Salamancas, pero como no están activos la marcha inmobiliaria la traen las grandes compañías que van a sitios seguros donde ya hay demanda contrastada y no entran en estas plazas. Por tanto, hay mucha actividad en España pero concentrada en unos sitios muy concretos”, asegura.
Además, señala que las grandes compañías ahora se encuentran en una fase de reactivación de los activos propios para ponerlos "en carga" y no están tan enfocados en la compra, aunque reconoce que "tarde o temprano habrá que comprar suelo". "Todavía estamos a un 30% de la producción nacional de antes de la crisis”, apunta.
De cara a los próximos años, prevé estabilidad en los precios. “Siempre que el mercado se pone en efervescencia los precios del suelo tienden a subir y, en consecuencia, también los precios de la vivienda, pero una gran ventaja para que no suban de una manera irreal como antes de la crisis es que hoy en día los bancos no te financian la compra del suelo. Tienes que tener el dinero y eso contribuye a la estabilidad. La locura de antaño vino precisamente porque los bancos te venían a buscar ellos a ti”, afirma. En cambio, ahora las entidades financieras son “super minuciosas y discriminan mucho a quién dan el dinero”. “En el capítulo promotor, el suelo muchas veces no te lo financian y como mucho lo hacen al 50%. Para la construcción piden preventas de entre el 30 y el 50%. Esto se ha vuelto muy profesional y muy serio”, considera.
Uno de los principales retos que cree que se deben abordar en el sector es el acceso, especialmente de los jóvenes, a una primera vivienda. Para ello, ve fundamental una colaboración “real” entre las administraciones y el sector inmobiliario, una “asignatura que está pendiente”. “El mercado inmobiliario se nutre de tres fuentes a la hora de vender: el inversor, la reposición y la nueva vivienda. Esta tercera pata está muy débil porque los jóvenes lo tienen muy difícil para acceder a una vivienda”. Como soluciones propone incrementar el parque de VPO dado que hay muchos suelo parado que se podría poner en marcha. “Hay que buscar la colaboración público-privada para la construcción y el día que esa mentalidad confluya en una mesa de negociación, el cliente saldrá ganando”, concluye.