Almendritas en La Cantina de la Lonja

La primera vez que hablamos de La Cantina de la Lonja fue en 2016.  Nuestro compañero Eugenio Viñas, nos descubría este rincón del puerto transitado básicamente por pescadores y trabajadores portuarios. Cinco años después, La Cantina de La Lonja es ya un secreto a voces, que sigue manteniendo el encanto de la vieja cantina que daba de comer a las gentes de la mar, a pesar de que la clientela ha cambiado.  Ya no dan almuerzos ni hay menú, pero se sigue comiendo muy bien  por un precio muy razonable.

Ningún otro restaurante tiene más cerca la subasta de pescado que cada tarde reúne a hosteleros, intermediarios, distribuidores y pescateros, que compiten por ver quien se lleva la lustrosa langosta o el dentón de 7 kilos que acaba de salir.  Es un espectáculo bonito de ver. 

Por eso, cuando nos ofrecen estos sepionets en su tinta, aquí conocidos como almendritas, no hay ninguna duda de que hace unas horas nadaban felices e en el mar. Unas almendritas del mar con una copa de vino blanco y el run run de las barcas de pesca que empiezan a llegar  son un bálsamo que durante un instante te saca de este trajín en el que vivimos.