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encuentro con mar benegas, Suzanne Lebeau  y Yolanda Reyes

De "ositos de peluche" a ciudadanos críticos: València debate sobre el potencial de la literatura infantil

19/07/2018 - 

VALÈNCIA. Tratar a los niños como a seres humanos completos y no como a minúsculos proyectos en desarrollo. Esta premisa, revolucionaria desde su aparente simplicidad, late en las pulsaciones de JALEO 2018, las Jornadas de animación a la lectura y escritura cuya cuarta edición se celebra del 17 al 20 de julio en la Universitat de València. Durante estos días, profesionales de ámbito internacional abordan desde distintos ángulos las relaciones entre cultura, arte, creación, juego e infancia; también las potencialidades que estos vínculos dibujan en el horizonte. 

Cultur Plaza reúne a tres de sus ponentes para perder, aunque sea por unas horas, nuestros anodinos trajes de adultos y regresar a esas pupilas que intentaban absorber el universo sin levantar apenas un palmo del suelo. En concreto, hablamos con la poeta, especialista en poesía infantil y directora de JALEO, Mar Benegas (València, 1975); la escritora y experta en primeras lecturas, Yolanda Reyes (Colombia, 1959); y la actriz canadiense, dramaturga y especialista en escritura teatral para niños, Suzanne Lebeau (Canadá, 1948). 

Lanzamos una primera pregunta: ¿qué impronta dejan en los individuos sus primeras lecturas? Ante este interrogante, Benegas comienza con una aclaración: “Habría que distinguir entre leer como el proceso de descifrar unos símbolos o como el acto afectivo de que nos cuenten el mundo, que nos reciten, nos canten y nos introduzcan en el lenguaje”. Apostados en este segundo significado, la directora de JALEO señala  la importancia de “bañar a los niños en palabras porque es lo que va a construir después su pensamiento y les va ayudar a romper los límites impuestos, a ir más allá”. “Además, pienso que cuando más se lee es precisamente cuando todavía no se ha aprendido a leer textos. Antes de llegar al proceso de lectoescritura, los niños están constantemente leyendo el entorno; los bebés, por ejemplo, tienen que interpretar tonos de voz, miradas, gestos…Con lo que tú les explicas van configurando ese andamio sobre el que se irán construyendo sus ideas”, añade.

De igual modo, Lebeau resalta que “se puede leer el mundo en las palabras, pero también en el escenario, que tiene sus propios códigos. Los niños están absolutamente abiertos y disponibles a los lenguajes más complejos”. “Tanto un libro como una obra de teatro son puntos de vista sobre el mundo y, en especial, puntos de vista que no tienen la verdad absoluta”, incide la experta canadiense, Premio ASSITEJ Inspirational Playwrights 2017. "Cuando un niño y un adulto leen se pone en marcha una escenificación” apunta Yolanda Reyes, quien alude a “un triángulo amoroso: el niño sentado en la piernas de un adulto y un libro en medio; esa idea de los dos mirando algo que está fuera de ellos y que al mismo tiempo los convoca y los enlaza. El niño mira el libro, pero también mira la cara del adulto, oye su voz, huele…Van construyendo una relación en torno a la lectura”. 

Foto: ESTRELLA JOVER

Dos líneas maestras guían esta edición de JALEO: el fomento del pensamiento crítico y la promoción de buena prácticas tanto en los espacios de animación a la lectura como en las disciplinas creativas relacionadas con ella. Así, Benegas, como responsable de las Jornadas, señala que este encuentro nace “con la intención de abarcar todos los ámbitos que intervienen en la formación artística, literaria y cultural de la infancia y la juventud. Por ello, nos parece tan importante indagar en la reflexión profunda”. 

A este respecto, la poeta reivindica la celebración de este evento como “una ventana que se asoma a las acciones que se están desarrollando en otras latitudes. Por ejemplo, hay escuelas en las que la biblioteca es el eje vertebrador y toda la institución funciona a partir de las propuestas que salen de su equipo…Creo que es importante que aquí se reúnan profesionales de orígenes muy diversos y cuyas propuestas se puedan extrapolar a otros lugares”. “Uno no solamente viene a contar una experiencia, sino a situarla en un lugar de conversación”, defiende Reyes. 

Lectura y desigualdad social

La colombiana pone sobre la mesa una nueva cuestión: la desigualdad social que se hace patente ya desde las etapas iniciales de la existencia y es representada a menudo por la ausencia de libros o las dificultades en el acceso a ellos. A veces, el bienestar adopta el aspecto de un volumen de cuentos con tapa dura. “En Latinoamérica, la cuestión de las primeras lecturas se ha vuelto algo no solamente poético, sino político: lo que se hace o se deja de hacer en los primeros años de la vida de un ser humano marca una diferencia. A veces esa brecha sigue siendo la misma a lo largo de toda trayectoria vital. De ahí la importancia de lo que la familia y los educadores ofrecen a los niños”. Así, la escritora señala que la perspectiva cultural “puede cambiar, incluso, el curso y el desarrollo de los países. Cada vez sabemos más sobre la importancia de la infancia y su influencia en las inequidades". “Eso es grave, es serio y representa un desafío”, concluye rotunda.

Foto: ESTRELLA JOVER

Las tendencias educativas, sin embargo, parecen enfocarse más hacia la consecución de objetivos cuantificables, pragmáticos, tangibles. La funcionalidad inmediata convertida en tótem pedagógico. Así lo cree Mar Benegas: “Al menos en España, las Humanidades han ido desapareciendo de las aulas; al teatro y a la poesía ni se les ve ni se les espera…Los niños cada vez entran antes en la rueda del sistema productivo, una vez empiezan a leer y a escribir dejan de acudir a las actividades culturales a no ser que sean organizadas por la propia escuela, porque están en el colegio durante la jornada lectiva y después tiene que seguir produciendo, ir a clases extraescolares, llenar su tiempo de actividades que les puedan servir en el futuro. El arte y la cultura te llevan precisamente a subvertir todo eso, a reflexionar sobre qué quieres hacer y desarrollar tu sentido crítico, tu sensibilidad y tu empatía; eso no interesa al sistema que se encarga de confeccionar las leyes educativas”. 

“Yo siempre digo que este tipo de encuentros son una trinchera de resistencia para recordarnos que no estamos solos, que existen vasos comunicantes entre quienes estamos trabajando en direcciones contrarias a la mayoritaria. Porque si te sientes aislada es muy duro continuar”, comenta.

“Los gobiernos en América Latina han descubierto que los gravísimos problemas educativos que existen se deben en gran parte a una deficiente comprensión lectora. Hay niños que muchas veces no es que tengan problemas con las matemáticas, sino que no entienden la pregunta que se les está formulando, no saben usar el lenguaje para averiguar lo que necesitan saber” apunta Reyes. La solución, efectivamente, es la lectura, “pero no entendida como algo instrumental, sino como una forma de fomentar la imaginación. Se trata de buscar la utilidad de lo inútil”. 

Foto: ESTRELLA JOVER

Decidir el cuándo, el dónde y el qué 

Pero quizás, para los infantes no resulta del todo sencillo contemplar la lectura como un espacio de juego y libertad cuando se les restringen las opciones a una limitadísima lista de títulos decididos por unos cuantos mayores. En lo que se refiere a la literatura, los adultos decidimos el cuándo, el dónde y el qué. ¿Deberíamos dar un margen más amplio a los niños para explorar qué obras les fascinan y cuáles no les provocan ni frío ni calor? Así lo cree Mar Benegas, para quien el objetivo final de cualquier plan de fomento lector “sería que un niño o una niña, libremente, se acerquen a la estantería  en un momento de calma y puedan coger el libro que le dé la gana y leer por puro placer”. 

“Si la lectura se basa en que en la clase todos leemos el mismo libro, lo que acabamos es generando pensamiento único. Pero ahí tenemos otro problema de base: la formación de las personas que están mediando. La realidad es que quienes compran los libros, quienes tienen el dinero para elegir y decidir no son los niños, sino las familias, los docentes y los bibliotecarios. Si esas personas no están suficientemente formadas y no tienen una mente abierta como para ofrecer un ramillete de variedad y calidad, el que acaba ganando es el mercado, es decir, los libros más comerciales, que son muchas veces aquellos que vienen derivados de la industria televisiva”, explica la impulsora de JALEO. "El misterio y la curiosidad son el motor que mueve la vida durante la infancia, pero debemos facilitarles esa exploración de lo desconocido”, añade. 

Una opinión semejante comparte Reyes, quien incide en que para escoger “tienes que ser consciente de que hay muchas opciones distintas. Si no, una cree a veces que está eligiendo pero solamente está aceptando lo que le manda la publicidad. Debemos reconocer la autonomía de los infantes, pero solamente se puede desarrollar el derecho a elegir si te dan posibilidades distintas”.“En el teatro es todavía más complicado, porque el niño raramente puede decidir lo que va a ver. Es un público no solamente específico, sino también cautivo. Son los adultos quienes financian las obras, las critican, las programan y pagan la entrada. El autor que escribe dramaturgia infantil está en una situación muy incómoda”, subraya Lebeau. 

Foto: ESTRELLA JOVER 

Tampoco ayuda que un sector importante de las creaciones destinadas a las audiencias más jóvenes peque constantemente de moralista, ñoño o condescendiente. Títulos en los que se infantiliza al lector y en en cuyas páginas el riesgo o la transgresión no llegan siquiera al volumen de ecos lejanos. “Encontramos obras creadas en serie con fórmulas muy predecibles y repetitivas, que no suponen una innovación o un reto”, denuncia Reyes. Se impone aquí la metáfora gastronómica: “a los niños les gustan esas lecturas, pero es como decir que les gustan los nuggets de pollo cuando no les has dado a probar otras recetas más elaboradas”. Lebeau retoma el símil y añade que el arte “es constituyente, nos volvemos aquello que comemos”.

Humanos, no ositos de peluche

No en vano, para la canadiense urge a aceptar a los niños como interlocutores válidos, transformar la comunicación vertical en un diálogo de ejes horizontales. “Hay que preguntarse sobre las responsabilidades de los adultos y su poder. Los niños se acercan al arte de una forma distinta, claro, pero son seres humanos completos, no son proyectos en formación. Cuando hablamos de niños nunca se habla de su búsqueda de identidad, sino de desarrollo. Y no, el niño no está en desarrollo, simplemente está. Pensamos que les falta siempre algo, que siempre tenemos que divertirles o enseñarles: no es así, como autora yo puedo compartir algo con ellos, plantearles preguntas existenciales”. “Los niños agradecen que les traten como a humanos, no como a ositos de peluche”, sentencia Reyes.

En miles de hogares españoles se exhorta a los niños a leerse las páginas que les han encargado como deberes escolares. Los progenitores, mientras, van saltando de perfil en perfil de Instagram. ¿Se puede realmente crear pequeños lectores en casas en las que los adultos apenas abren un libro de vez en cuando? “Todo eso es político. Tiene que haber una voluntad política real de acceso a la cultura para que todas las personas evolucionen y se acercan a otras propuestas. Tiene que haber un cambio social transversal”, señala Benegas. “El acceso a la cultura es un derecho, no un favor, pero a la hora de la verdad, ¿dónde queda ese derecho?” replica Reyes. 

Confundir ‘infantil’ con ‘fácil’ o ‘simplón’ es otro estigma que se busca combatir en este encuentro. “Vivimos en una sociedad de abuso de poder y se menosprecian las creaciones dirigidas a un público infantil”, apunta Benegas. Es más, desde su experiencia como dramaturga, Lebeau señala que “ningún adulto del ámbito escénico se fija en las obras para niños, parece como si eso no fuera teatro. Por eso se ofrecen propuestas tan pobres a los más pequeños, porque la mayoría de personas creativas y talentosas no se interesan por introducirse en ese mundo y presentar sus propias ideas”. “Parece que el arte sea cosa de mayores”, concluye la directora de JALEO.  Ya se sabe, los malditos adultos, como siempre, fastidiándolo todo. 


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