VALENCIA. Ángel Ron, presidente del Banco Popular, advertía en la pasada junta de accionistas de la entidad -celebrada el pasado 11 de abril- que la entidad podría realizar ajustes en su red de oficinas y empleados "en la medida en que lo provoquen los cambios tecnológicos y las condiciones de mercado lo aconsejen".
Justo una semana después, el director de Recursos Técnicos del histórico banco madrileño, Fernando Rodríguez, señalaba que la actual situación del sector bancario, presionado por la baja rentabilidad, sí que podría llevar a plantear, de manera general, un ajuste en la red. Lo hacía tras presentar ayer las aplicaciones de banca móvil del Banco Popular para smartphones y tablets, con las que pretende pasar de los 200.000 clientes móviles actuales a los 400.000 en un periodo de entre 12 y 18 meses.
A nadie se le escapa que la banca ha iniciado en España otro proceso de reducción de plantilla -y sucursales-, tal y como lo han venido anunciando en las últimas semanas Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Banco Ceiss, Liberbank... incluso alguna sin darle publicidad como Bankia, según avanzó este diario hace un mes con la que fuera la primera sucursal de Bancaja en Valencia.
Sin embargo, en el caso del 'Popu' -como se le sigue llamando en la jerga bursátil- hay que decir que desde que se iniciara la crisis (2008) ha reducido su red comercial en España un 14,15% tras pasar de las 2.216 sucursales al cierre de aquel año hasta las 1.936 del último día de 2015. Así lo constató ayer Valencia Plaza de los informes financieros anuales de la entidad presidida por Ángel Ron que figuran en su web.
Pese a que el Banco Popular ha bajado la persiana de 319 sucursales de su grupo en algún punto de España en los últimos siete años, el número de empleados se ha incrementado en un 1,36%, es decir, 181. Así, al cierre de 2008 la plantilla era de 13.299 trabajadores frente a los 13.480 de finales del pasado ejercicio incluyendo las derivadas de los procesos de integración como Banco Pastor y Citibank España. Todo ello con unos resultados que se han reducido a la décima parte, dado que el banco madrileño presentó unas ganancias netas de 1.052 millones de euros hace siete años frente a las de poco más de 105 millones del pasado ejercicio.
Bien es cierto que la entidad, como el resto del sector, ha tenido que redoblar sus esfuerzos en un escenario de tipos de interés al 0% y, por si faltaba algo, llevando a cabo fuertes provisiones para cumplir con las exigencias no solo del Banco de España sino de Bruselas, que al fin y al cabo es el que tiene la última palabra.
Sin ir más lejos los 105,4 millones que ganó el pasado año el Popular representaron una caída del 68,1% respecto al beneficio de 2014 tras realizar provisiones por importe de 350 millones de euros para cubrir un posible riesgo legal derivado de la potencial eliminación de las cláusulas suelo con efectos retroactivos hasta mayo de 2013. Excluyendo dichas provisiones, la entidad registró en 2015 un beneficio neto de 350 millones de euros, cifra un 6,1% superior a la de 2014 y, según el Popular, por encima de lo esperado por los analistas
De ahí que la apuesta por la tecnología sea una realidad -tal y como está haciendo la banca en general-, pese a que Fernando Rodríguez, director general de Recursos Técnicos de la entidad, advertía ayer que ello no significa que el banco vaya a reducir su red de oficinas... aunque podría reconfigurar el modelo de sucursal como hizo en su día Bankia.
"No es un debate de 'oficinas sí o no' o 'móvil sí o no'. Hay que pensar en una visión integrada, clientes que operan con el banco por múltiples canales para dar el mejor servicio y productividad digital", apuntó Rodríguez, que recordó que en la actualidad, el 46,7% de los clientes de Popular realiza operaciones a través de Internet, el 16,5% a través el teléfono y un 12,4% es usuario de banca telefónica, unos porcentajes que, según la entidad, están en línea con el sector.