VALÈNCIA. El cambio en la Generalitat acaecido con las elecciones de 2015 sumió al PPCV en una fuerte crisis política y orgánica. Tras 20 años al frente del gobierno autonómico, el desastre en las urnas conllevó una pérdida masiva de poder institucional que, acompañada de los varapalos judiciales, abocó a la formación popular a una renovación casi obligada.
La cara visible de esta etapa es la actual presidenta regional, Isabel Bonig (Castellón, 1970), quien ha atravesado momentos realmente complicados en esta legislatura. Enfrentamientos orgánicos, desplantes desde Madrid, desaciertos estratégicos dentro del partido, cierto aislamiento en la tarea de oposición... pocas buenas noticias han recibido los populares valencianos en estos tres años y medio.
Ahora bien, las elecciones andaluzas han abierto un nuevo abanico de posibilidades que una optimista innata como Bonig está dispuesta a aprovechar. Si pese a los malos sondeos, la dirigente era de las pocas que aún confiaba en poder alcanzar la Generalitat, en estos momentos ha recibido una inyección de moral que no puede disimular. Recibe a Valencia Plaza en su despacho, en un encuentro en el que analiza la actualidad con sosiego y con un tono vehemente mucho más contenido que de costumbre. Más presidencialista en definitiva.
-El tablero político se ha tambaleado notablemente con las elecciones andaluzas. Pasados unos días, ¿qué análisis hace de lo ocurrido?
-Hay un antes y un después de Andalucía. Es verdad que la estructura económica y social de Andalucía difiere de la Comunitat Valenciana pero hay conclusiones interesantes. La primera, que las encuestas fallan, y la segunda es que ha habido una voluntad de cambio clara allí y nadie lo supo detectar. Así que aquí hay partido, mucho partido.
-¿Cree que lo ocurrido allí puede extrapolarse a la Comunitat Valenciana?
-En Andalucía hay un hecho que se dio aquí en 2015. Nosotros no llevábamos 36 años, llevábamos 20, pero es verdad que sí se había producido un agotamiento del proyecto. Luego por otro lado está el tema catalán, que es clave puesto que está impregnando la política nacional, autonómica y hasta local. Si en Andalucía, que es un feudo socialista, se ha producido este castigo… cuidado. Y aquí en la Comunitat Valenciana este asunto se vive con especial sensibilidad por razones obvias: culturales, históricas, comerciales y también educativas. Sabéis que en el PPCV hemos hecho bandera con esto último porque consideramos que el proceso que está llevando el Consell es exactamente el mismo que se llevó a cabo en Cataluña hace 20 años.
-¿Entonces ve posible una irrupción de Vox similar aquí que pudiera cambiar los equilibrios?
-Cataluña está marcando y va a marcar la política en los próximos años. Si en CCAA que no tienen una proximidad ha influido, creo que en la Comunitat Valenciana también puede ser aún más importante dado que está muy asentado el sentimiento español y valencianista por igual y el proceso de catalanización genera un fuerte rechazo. Este ha sido el gran error de la izquierda históricamente en esta Comunitat: PSPV y Compromís saben que no pueden abordar ese proceso directamente pero sí indirectamente llevan esa catalanización que he mencionado.
-Pero si la clave ha sido el tema de Cataluña, podría decirse que PP y Ciudadanos han sido bastante contundentes con los independentistas. ¿Cómo explica que los votos se los haya llevado Vox?
-Porque Vox surge como Podemos en su día. Los de Iglesias aglutinaron el cabreo social por la crisis económica y los escándalos de corrupción. Pienso que Vox, que le quita al PP pero también a otras fuerzas, está congregando a gente que quiere una respuesta más contundente hacia Cataluña y que rechaza las concesiones al nacionalismo. El PP tiene un discurso firme en este tema pero al final nosotros arrastramos la mochila de haber estado en el Gobierno, cosa que no le pasa ni a Vox, Podemos, Ciudadanos… eso hay que tenerlo en cuenta.
-Entonces, ¿para usted Podemos aunó el voto de descontento por la crisis económica y Vox lo está aunando por la crisis territorial de España?
-Sí. Las cesiones y el diálogo ofrecidas por los gobiernos han encontrado la deslealtad de los nacionalistas, primeros vascos y ahora catalanes, hacia el Estado Español. De ahí surgen estos partidos nuevos sin mochila, que insisto en esto porque gobernar es tomar decisiones que a unos gustan y a otros no, es no poder hacer el populismo que otros hacen desde la oposición… etcétera.
-Con Vox pueden coincidir sobre el tema Cataluña, pero tienen un discurso muy radical en materia de inmigración o igualdad. ¿Ustedes pueden plasmar acuerdos sobre esas cuestiones?
-Nuestra línea roja es la Constitución. Todo lo que tenga cabida dentro de la Carta Magna se puede hablar y lo que se quede fuera no lo apoyaremos. Somos coherentes: el PPCV respaldó a Mónica Oltra con el Pacto contra la Violencia de Género en la Comunitat pese a que nacía cojo sin ninguna dotación. Pero aún así entendíamos que era importante hacerlo porque hay mujeres que están siendo asesinadas y debemos poner todos los medios posibles para atajar esto. Lo que sí pido es responsabilidad y seriedad por ambas partes. Yo escuché a Carmen Montón cuando era diputada en el Congreso acusar al ministro Alfonso Alonso de ser poco menos que el culpable de las muertes al llamarle “verdugo”. Estas afirmaciones son las que creo que hay de desterrar en estas cuestiones tan importantes.
-La izquierda acusa a PP y Cs de buscar un acuerdo con la extrema derecha asegurando que este tipo de partidos no han contado con ese entendimiento por parte de otras fuerzas europeas conservadoras como la alemana CDU de Merkel. ¿Qué dice a eso? ¿No a va poner un cordón sanitario el PP?
-Me sorprende que el PSOE, PSPV y Puig hablen de cordón sanitario cuando ellos sí pusieron un cordón sanitario contra el PP. El Pacto del Tinell –PSC, ERC e ICV- por ejemplo tras las elecciones catalanas de 2003 fue un acuerdo auspiciado por Rodríguez Zapatero con tal de sacar de la escena política a nuestro partido. Hay más ejemplos así, pero por no extenderme: Vox es un partido al que ha votado la gente y mientras respeten la ley y la Constitución se puede hablar con todos. Por otro lado, Pedro Sánchez es presidente con los votos de los separatistas catalanes y de Bildu, que defienden a los terroristas de ETA. Mientras, Ximo Puig es presidente con el Bloc-Compromís y con Podemos, que podríamos calificarlo de extrema izquierda. Así que mejor que se tranquilicen y no den lecciones porque al final en Andalucía los que le han hecho la campaña a Vox fueron los socialistas de Susana Díaz. Fueron ellos los que se encargaron de meterlos en el tablero. Y respecto a lo de la CDU, los conservadores pactaron con la socialdemocracia y yo quiero recordar que en 2016 le ofrecí a Ximo Puig un acuerdo para que gobernara sin pedirle nada a cambio y que fuera libre. Entiendo que era difícil para él por nuestra mochila, pero nosotros nos hemos renovado y se lo ofrecí porque pensaba que podíamos tener puntos en común. Tengo la sensación de que PP y PSOE pueden pactar en todos los sitios menos en este país y creo que es porque todavía existe una línea guerracivilista en la izquierda.
-Le damos una idea sobre eso: si su partido vuelve a ser el más votado y puede gobernar con Ciudadanos y Vox, puede tenderle la mano a Puig para que le dé su apoyo y así no tiene que pactar con la extrema derecha…
-(Sonríe) Pues no tendría ningún inconveniente. Hay muchas cosas en las que hemos estado de acuerdo. Les apoyamos contra la tasa turística, también en la ley de residuos, que era un desastre; también di orden en Alcoi y Paterna para se diera respaldo a los alcaldes para sacar adelante Alcoiinnova e Intu Mediterráneo… Pero bueno, si tú te ofreces por el bien de los valencianos y te desprecian, pues el señor Puig ya sabrá qué hacer.
-¿Usted percibe cierto miedo en el Botànic tras Andalucía?
-Sí, totalmente. Hay miedo porque existe una situación de inestabilidad y de cambio, ya no en España, sino en Europa y en el mundo. Las elecciones se decidirán en los últimos días, hay más partidos, más variables, cualquier cosa puede cambiarlo todo en el último momento...
-Si considera que esta campaña va a ser decisiva, ya estará trabajando en los ejes en los que quiere poner. ¿Cuál es su estrategia aparte del ataque al Botànic?
-Hay que dedicar una parte a destapar las vergüenzas del Botànic, que lo hemos venido haciendo, pero es igual o más importante decirle a la gente qué vamos a ofrecer nosotros frente a ese gobierno. Yo repito mucho tres cosas: para que la gente vuelva a confiar en nosotros hay que recobrar la credibilidad. Me gusta recuperar una frase del Evangelio para ello: "Aquí se viene a servir y no a ser servido". En segundo lugar, es muy importante prometer solo aquello que puedas cumplir. Y en tercero, debes dar la cara. Si lo cumples, explícarlo, pero si no lo cumples, también explicar por qué no lo has hecho.
En cuanto a los temas: Educación, Sanidad y Economía serán los principales. La educación es fundamental y yo la tomo como la responsabilidad de preparar a los jóvenes para lo que hay en el mundo, especialmente a los que tienen menos recursos. Por otra parte, consideramos que la gestión de la sanidad ha sido un escándalo esta legislatura. Y luego, sin economía no hay nada, siempre debe ser un asunto básico. Después, hay otra cuestión que será importante como es Cataluña y nuestro enfoque será que la Comunitat Valenciana es un muro de contención del separatismo catalán.
-Concretamente en educación, ¿qué quieren cambiar? ¿volverán a la situación anterior?
-Queremos libertad absoluta a la hora de elegir lengua y centro. Volveremos al distrito único. Impulsar el inglés, pero en serio. Formar al profesorado e implantar en uno de cada cinco colegios públicos que el 80% de las horas sean en inglés y el otro 20% repartido en 10% de valenciano y 10% de castellano. Se hizo con este sistema una experiencia piloto en 2009 con dos colegios en Valencia, dos en Alicante y dos en Castellón que funcionaba pero el 'Titànic' se la cargó. Luego, otra de las cosas que me preocupa es la evaluación de las políticas. Hay una resistencia de lo público a que se evalúe: igual te estás gastando millones de euros en algo por inercia y no está funcionando. Creo que es una herramienta para saber en qué se está fallando y no la utilizamos. Y luego por otro lado, soy partidaria de incentivar a la gente que lo hace bien.
-¿Y qué cambiaría en Sanidad?
-En el PP somos favorables a la colaboración público-privada, no se nos caen los anillos por decirlo. La reversión de Alzira ha sido una cuestión ideológica que ha terminado en desastre: más de 400 contratados y hay más listas de espera, lo ha admitido la propia gerente. No sé, que en ese discurso esté Compromís o Podemos, en fin... son comunistas de iPhone, pero comunistas. Pero que el PSOE esté ahí... al final la titularidad es pública y en la ley de contratos hay un montón de mecanismos para controlar las concesiones.
-¿Entonces usted mantendría todas las concesiones?
-Si se cumplen todos los requisitos legales lo haríamos sin ningún problema. Y luego, por otro lado, estamos preparando una propuesta importante para acabar con las listas de espera. Tenemos que pensar que el ciudadano es el que está pagando y se encuentra una espera de 17 meses para un TAC. Eso es inadmisible. Igual que lo es que se cierren unidades de problemas de adicciones o de trastornos alimenticios porque no hay personal. O que se desmantelen servicios oncológicos, o el follón que tenemos con las resonancias por puro sectarismo ideológico...
-Pero el problema de las listas de espera tampoco es que haya surgido ahora... ya existía y al final deriva principalmente de un problema presupuestario.
-Si el PP y el PSOE se ponen de acuerdo se podría arreglar. Puig debería tener ahora el mismo ímpetu que tenía con Rajoy. Os recuerdo que yo firmé una declaración en 2017 en contra de los Presupuestos porque no me gustaban y sirvió para que en Madrid nos reconocieran muchas cosas y cambió la actitud del Gobierno. Ahora, en cambio, veo mucho servilismo.
-¿À Punt es mejor, igual o peor de lo que esperaba?
-Hay que darle una pensada porque, con sinceridad, pienso que el modelo es antiguo y no funciona. No digo que esté en contra de una televisión pública pero me temo que acabará cometiendo los mismos errores que la antigua Canal 9. No es un ataque a los profesionales, es que pienso que el modelo no funciona y no tiene recorrido. Las cosas han cambiado mucho y la audiencia refleja que no está respondiendo a las expectativas.
-Cambiando de tema y tras la última tensión con la ley de Participación, ¿ha mejorado su relación con los empresarios?
-Es fantástica, de verdad, casi una luna de miel diría.
-¿Está siendo irónica?
-No, no. Lo digo de verdad. A ver, yo he tenido mis discrepancias, ya me conocéis. Digo lo que pienso y eso a veces trae problemas. Pero habrá pocos dirigentes políticos que crean tanto como yo en la economía de libre mercado y la capacidad de los empresarios para generar empleo y riqueza. En cuanto al tema del cambio en la ley de Participación, en esto hemos coincidido con Podemos para que se distribuya el dinero público según la representación y también llegue a los sindicatos minoritarios. Que quizá fui muy vehemente en su momento, bueno, pero ya voy aprendiendo y dije lo que sentía. Al final ha servido para acercarnos más y ahora hay una relación buena con la CEV y también con los sindicatos mayoritarios como UGT y CC OO. Creo que el PSPV trató de aprovechar la manifestación por la financiación para tratar de enfrentarnos con ellos y no tenía nada que ver. Ni fuimos antes cuando Rajoy gobernaba ni ahora tampoco con Sánchez. Es que de verdad pienso que no se soluciona nada: lo que hay que hacer es sentarse en el CPFF y cambiar la ley orgánica de financiación. Y eso pasa luego por el Congreso. En esos pasos el presidente Puig tendrá nuestro apoyo.
-Pero en cuanto a la financiación, parece que el tema se ha vuelto a parar y no hay intención de arreglarlo.
-Es un problema grave para los valencianos que hay que abordar. Hay que hacerlo con consenso y serenidad pero si no hay mayoría suficiente es imposible. La solución que veo es un acuerdo entre PP y PSOE, pero veo a los socialistas muy tirados al monte.
-El PSPV dice que hay unos PGE que son positivos para la Comunitat, con un 10% de inversiones mínimo garantizado y ustedes no los apoyan...
-Sí bueno, con una subida masiva de impuestos, a los autónomos, al diésel... en cualquier caso, lo del 10% salió Moncloa el mismo día que se reunieron Pedro Sánchez y Ximo Puig con una nota que decía que eso estaría subordinado a la disponibilidad presupuestaria. Así que, habrá que verlo.