VALÈNCIA. Los doctores Juan Casanova, jefe de servicio de urología de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (IVO), Miguel Rodrigo, su homólogo en el hospital general de Castellón, y Miguel Ángel Climent, jefe clínico del servicio de Oncología Médica en el IVO, compartieron en el desayuno informativo organizado por Valencia Plaza sobre el cáncer de próstata una de las realidades que ejemplifica la evolución en el tratamiento de esta patología: hace 40 años, el 90% de los pacientes moría; ahora, es el 90% el que sobrevive.
Junto a ellos, el investigador de la Universitat de València (UV), Óscar Pellicer, acentúo la creciente importancia del machine learning para dotar a la Inteligencia Artificial de una base de datos de pacientes oncológicos con la que buscar patrones de detección. Además, la psicooncóloga de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) Raquel Moreno y el paciente Fredy Hernando pusieron el foco en el miedo o nerviosismo con respecto a un tratamiento que puede ser más o menos invasivo según el avance del tumor y que llega a generar dudas en la propia sexualidad del afectado.
Pero, ¿cuál es el impacto actual que tiene este cáncer en el imaginario colectivo? Raquel Moreno destacó componentes a tener en cuenta como la "gestión emocional" y la "cultura del aprendizaje". Los expertos dejaron claro que, popularmente, hay un sentir masculino de aversión a este tipo de pruebas que muchas veces provoca ausencias reiteradas a revisiones rutinarias que pueden servir para detectar problemas mayores. Más aún si cabe teniendo en cuenta el fantasma que sobrevuela la idea del examen rectal y la incomodidad que genera en muchos pacientes.
Las mujeres, por el contrario, sí disponen de una rutina de evaluación médica implantada a lo largo de los años gracias a publicidad y reconocimiento institucional para enfermedades como el cáncer de mama. De hecho, es tal la diferencia de implicación entre géneros que, en las propias consultas de urología, "cuando preguntas, contesta la mujer", señaló el doctor Climent. En resumidas cuentas, el historial que detectan los facultativos evidencia una "reducción de la percepción" de la enfermedad, y, a su vez, el miedo masculino a acudir a consulta "por si les encuentran algo". Generalmente, "el 90% de los casos" detectados son en mayores de 65 años y la edad media de diagnóstico se sitúa en los 75 años.
Entre la sintomatología más común descrita por el mismo doctor Climent se encuentra la dificultad para orinar, la pérdida de fuerza en el chorro de la orina, urgencia de orinar, aumento de la frecuencia miccional - sobre todo de noche -, y sangre en la orina o en el semen. En ocasiones, cuando la enfermedad está diseminada, el paciente puede presentar dolores de huesos por la presencia de metástasis óseas.
Más allá del aspecto humano y del temor o indiferencia que el paciente sienta, el PSA salió a la palestra. El Prostate Specific Antigen, o Antígeno Prostático Específico, es una proteína sintetizada por células de la próstata que, de presentar una cantidad elevada en sangre, podría indicar un problema en dicho órgano resultante en tumor. En España, por supuesto, el análisis de este elemento se practica como técnica de prevención y detección, aunque, para los ponentes en el
desayuno, el mínimo para poner en marcha el operativo médico a investigar al paciente es más alto que en otras zonas. En este sentido, el mínimo español es de cuatro nanogramos por mililitro, mientras que en parte de la Unión Europea o en la medicina estadounidense la cifra baja hasta 3 y 2,5 nanogramos respectivamente.
De acuerdo con el doctor Rodrigo, el paliamiento del cáncer prostático se divide en tres clases dependiendo del estadio de la enfermedad. El 85% de los detectados lo son en estadios localizados. El 10% corresponde a estadios avanzados para los que aplican técnicas como la radioterapia o la prostatectomía
- extracción de la próstata -. No obstante, el 5% restante corresponde a aquellos "muy agresivos" y con riesgo de trasladarse a otras áreas del cuerpo afectado. Para este último caso, la meta es la de cronificar la enfermedad para poder extender el tiempo de vida digna del paciente lo máximo posible.
Esta cronificación, además, puede llegar a pasar por un fenómeno que el doctor Climent definió como "menopausia del hombre" en el que disminuir los niveles de testosterona se vuelve capital para evitar frenar la actividad tumoral. En definitiva, la necesidad de suprimir esta hormona da pie a que el tratamiento androgénico (la terapia hormonal) se erija como una de las principales líneas de trabajo en los casos más graves de cáncer prostático. Los efectos secundarios de este tratamiento hormonal son notables, pero el doctor Casanova quiso quitar hierro al asunto y expuso el caso de un paciente de metástasis ósea que a los seis meses del tratamiento hormonal estaba jugando a tenis.
En general, la intervención quirúrgica para quitar el órgano es una de las opciones terapéuticas por la que más apuestan los profesionales, ya que suele ofrecer una "mejor foto" del estado tumoral de la parte extraída. Al menos comparándola con
otros procesos tales como ecografías o la resonancia magnética.
Fredy Hernando iba a revisiones anuales, como la rutina médica dicta, una vez cumplió 50 años. Muchas de estas veces era porque conocidos suyos le "instaban" a hacerlo, pues él se mostraba reticente y con "miedo a no salir del médico". No presentaba apenas síntomas coincidentes con el cáncer de próstata. únicamente orinaba "lento". Sin embargo, en una de las visitas al urólogo, le detectaron el tumor.
"Me descuido un poco más y se sale de la próstata". Gracias a la periodicidad de sus visitas pudo acudir al IVO a tiempo y comenzar con el tratamiento contra el proceso tumoral. Según el análisis, presentaba 3,6 nanogramos de PSA por mililitro. Su orina contenía sangre. A día de hoy no tiene próstata, puesto que la técnica terapéutica seleccionada fue la prostatectomía. Pese a lo que conlleva el proceso, ha conseguido recuperar las funciones que amenaza.
La capacidad sexual es otro de los aspectos que más suele importar a los hombres que atraviesan este proceso. No obstante, la psicooncóloga Raquel Moreno quiso recalcar que "la sexualidad no es únicamente la potencia; hay muchos otros
factores que intervienen y así debemos de tratar estos tumores". Algo con lo que se mostró de acuerdo Fredy Hernando, que aseguró que, una vez te ves frente a un cáncer, "lo primero" que te invade la cabeza es curarse y lo demás pasa a ser secundario.
Especialistas como los doctores Casanova y Rodrigo aprovecharon para mencionar que, en primera instancia, es cierto, pero una vez se someten a las técnicas de paliación y ven la luz al final del túnel, esas cuestiones que pueden mermar emocionalmente a uno reflotan. Por ello, el urólogo de Castellón abogó por un "tratamiento a la carta" bajo la máxima de que se debe "tratar al paciente, no a la enfermedad". Un despliegue de opciones en el que se ofrezcan todos los tratamientos posibles en función del estadio de la enfermedad para que el afectado escoja, como Fredy hizo con la cirugía, el tratamiento que mayor seguridad le dé.
La ayuda humana, médica o psicológica, para las cuestiones derivadas del cáncer no es la única que se viene desarrollando y mejorando estos últimos años. Óscar Pellicer, investigador y colaborador con el IVO, introdujo en su ponencia a la
inteligencia artificial como una tecnología que habilitaría un "screening - cribado - más eficaz". ¿Cómo? Mediante un algoritmo entrenado en base a casos y análisis estudiados de pacientes que ya debutaron en su momento con esta condición para convertir a la Inteligencia Artificial en una "ayuda al diagnóstico radiológico".
Con el resultado de las biopsias o de las resonancias magnéticas, el bagaje adquirido tras el entrenamiento del programa le permitiría detectar y catalogar la lesión, así como el grado de severidad. En ello trabaja Óscar Pellicer ahora mismo, aunque destacó el ritmo lento al que avanzan este tipo de proyectos al toparse con la ley de protección de datos como principal obstáculo. "No hay productos comerciales aún, está costando un poco". Ese es el resultado que dejó claro, pero que no le impidió establecer comparativas con otros sistemas
sanitarios, como el británico o chino, que, con una mayor permisividad a la hora de acceder a la información de pacientes históricos, pueden ir perfeccionando el modelo de detección a mejor ritmo que los grupos de investigación del ecosistema hospitalario español.
El algoritmo no necesitaría más que una lista lo suficientemente amplia de resultados de biopsias y otras analíticas para componer su propio modelo de atención, sin la necesidad de requerir los nombres o características personales de las personas que prestan su información clínica. Aún con los impedimentos que se puedan dar por cuestiones de privacidad, los profesionales médicos ven con buenos ojos este tipo de tecnologías en la que Óscar Pellicer y tantos otros trabajan. Para el doctor Rodrigo, la Inteligencia Artificial es "el futuro de casi
todos los campos"; y para el doctor Casanova, directamente "no es el futuro, es el presente".