Sin embargo desde hace unos años, y con la apertura del bar Casa Cent Duros, los vecinos han visto asombrados y gozosos cómo cada día, se produce una bulliciosa romería dispuesta a entregarse a la francachela.
Obreros, agricultores, jubilados, bicis y motos abarrotando la puerta de entrada (que nos hace suponer, no de forma muy avispada) que sus consiguientes dueños ya estarán dentro dando el do de pecho, familias, grupos de colegas, gent del poble, llenan cada día, pero sobre todo los fines de semana, este susodicho bar. Pero, ¿por qué? ¿Qué ha pasado para que Casa Cent Duros haya dado ese salto decidido hacia la fama y esté al canto de un duro (válgame la redundancia) de convertirse en un nuevo local de mucha moda entre los amantes del esmorzaret? Instagram ya se debe estar relamiendo, porque aquí hay juego,muchachos.