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al otro lado de la colina / OPINIÓN

Crisis en el mar de la China Meridional

China no ha parado hasta convertirse en la segunda economía del planeta; ahora ha comenzado la fase de las disputas territoriales

31/10/2015 - 

No es el título de una película de espías, que los hay, es el resultado de la dinámica de la historia cuando la ideología totalitaria va unida a una superpotencia, la China Comunista, provocando incidentes territoriales con sus vecinos, que tienen en los Estados Unidos la oportunidad de contar con un aliado en el que apoyarse y cooperar en cuestiones que van desde la seguridad a la economía.

Los europeos sabemos por experiencia lo que es contar con los EEUU en guerras tanto mundiales como frías, y eso que la corriente aislacionista de los estadounidenses es siempre fuerte, pero los sucesivos desafíos totalitarios, en forma Nacionalsocialista, Comunista o de Terrorismo Yihadista les ha llevado a liderar el mundo libre en múltiples conflictos.

Desde que Deng Xiaoping, liderando China, adoptó en los 80 una política económica aperturista, llegando a privatizar un gran número de empresas públicas en los 90, la República popular no ha parado de crecer hasta ser la segunda economía del planeta, de fábrica del mundo, pasó a convertirse en el mayor banco de divisas extranjeras del mundo para después salir de compras e invertir a escala global, eso sí a costa del sufrimiento y explotación de unos trabajadores sin derechos, unas políticas ambientales inexistentes y un férreo control político, por supuesto también en los medios.

A escala global China ha supuesto un duro competidor por el acceso y control de las materias primas y recursos energéticos

Si a escala global China ha supuesto un duro competidor por el acceso y control de las materias primas y recursos energéticos, además de provocar grandes deslocalizaciones industriales, a escala regional Asia-Pacífico está siendo un competidor por tener un espacio vital marítimo a costa de sus vecinos y mediante la reclamación de islas o archipiélagos, e incluso creando islas artificiales a partir de arrecifes o bajíos, que al parecer cuentan con reservas de hidrocarburos.

Ese es el caso, entre otras, de las islas Senkaku, que son disputadas a Japón y Taiwán, las Paracelso disputadas a Vietnam y Taiwán o el archipiélago Spratly reclamado también por Malasia, Brunei, Taiwán, Vietnam y Filipinas, lugar donde esta semana pasada se ha producido el último episodio de tensión, incidente para los chinos, simple navegación por aguas internacionales para los EEUU, por el paso de un buque de guerra de este país en las proximidades de una de las islas artificiales chinas de las Spratly.

Los norteamericanos, por su parte, convencidos de la democracia y el libre mercado han colaborado en desarrollar una gran alianza económica en el entorno de esa gran área que es el Asia-Pacífico, nuevo centro de gravedad mundial, mediante el TPP (Acuerdo de Asociación Transpacífico) en el que confluye el 40 % del PIB del planeta y naciones tan diversas como Singapur, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Vietnam, Brunéi, Chile, Perú, Canadá, México y Estados Unidos, a la par de colaborar con otras organizaciones regionales preexistentes como la ASEAN que también buscan el desarrollo y la estabilidad de la zona, además de compartir socios con el ya citado TPP.

Por su parte China, aligual que hicieron los rusos, también ha entrado a jugar en el patio trasero norteamericano

Esto nos lleva a recordar la vieja y clásica estrategia de la contención que tan buenos resultados dio en la Guerra Fría y que puso freno al expansionismo soviético, sin tener que derramar una gota de sangre, pues al fin y al cabo es la aplicación del concepto de Disuasión. Por su parte China, al igual que hicieron los rusos, también ha entrado a jugar en el patio trasero norteamericano, Iberoamérica, mediante su estilo propio de aproximación indirecta con grandes inversiones extranjeras directas, como el pretendido canal transoceánico de Nicaragua, en competencia directa del tan americano Canal de Panamá.

Esperemos que las futuras disputas entre las potencias hegemónicas sean solamente a nivel económico, pues parece que algún episodio de espejismo de ciberguerra ya sea producido; de todas formas por si acaso elijamos bien tanto a nuestros aliados como a nuestros socios económicos (lo insinúo no tanto ya por la UE, sino por el acuerdo con los EEUU, el TIPP) y finalmente para asegurar nuestro modo de vida apliquemos el viejo aforismo clásico de “si vis pacem para bellum

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