análisis

¿Cuál es el ‘relato’ del Botànic 2?

Del nuevo gobierno se sabe lo que no es: el PP. Pero definirlo no es tan fácil; más allá del feminismo y el ecologismo las diferencias con sus predecesores son mínimas

16/09/2019 - 

VALÈNCIA.-La pregunta se responde fácilmente: no ser el PP. Ese es el relato triunfador con el que la izquierda logró su victoria electoral de 2015. Ya saben, la obsesión actual con el ‘relato’: lo importante no es tanto qué vamos a hacer, o qué estamos haciendo, sino cuál es la visión de conjunto que se da a la ciudadanía (fundamentalmente, a través de los medios de comunicación). El control del relato de los hechos viene a ser la evolución del control de la agenda pública, es decir: de qué temas se habla y bajo qué enfoque. Si se habla de los temas de los que uno quiere y bajo la óptica que nos resulta más conveniente, es difícil que alguien pueda arrebatarnos la supremacía política y social. 

Si nos ubicamos en la política española y en la surrealista no-negociación entre PSOE y Unidas Podemos por formar gobierno, llevamos cuatro meses poselectorales que pueden leerse, en realidad, como una precampaña electoral permanente, a la espera de las próximas elecciones, cuyo propósito es una eterna batalla por ostentar un relato ganador: el relato de quién está más dispuesto a ceder, quién es más progresista y coherente, y sobre todo quién es responsable, y quién no, de que las negociaciones no lleguen a buen puerto y haya que repetir elecciones, qué fastidio; pero recuerda, amado ciudadano, que la culpa es de nuestro archienemigo y socio preferente. Recuerda el relato.

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El relato, como puede verse, es un concepto que a veces tiene poco que ver con la realidad. Pero eso no quiere decir que carezca de importancia. En la Comunitat Valenciana, el PP ganó elecciones durante décadas con un relato imbatible: el PP es el partido que mejor defiende los intereses de los valencianos, con una gestión eficaz y con un modelo económico-social que funciona. En 2015, el PP saltó por los aires. Y lo hizo, en buena medida, porque el relato hacía tiempo que no se sostenía: con Mariano Rajoy en la Moncloa, ignorando al PP valenciano e incluso humillando ritualmente a sus dirigentes mientras la paupérrima financiación seguía como siempre, estaba claro que muy bien no defendían los intereses de los valencianos; el modelo económico hacía agua por todas partes y la corrupción se había convertido en el principal problema, económico y de imagen, del Gobierno.

* Lea el artículo completo en el número de 59 de la revista Plaza

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