VALENCIA. Llega con dos años de retraso. No es realmente importante, porque se trata de una de esas comedias cuyo argumento no envejece nunca. Días de vinilo, la película que ha dirigido Gabriel Nesci y que ha coescrito con el actor Gastón Pauls, es la típica producción sobre un grupo de amigos que tienen serios problemas para envejecer y afrontar la vida.

Con un sentido del humor amable y simpático de corte generacional, la película está protagonizada por Pauls, Fernán Mirás, Rafael Spregelburd e Ignacio Toselli, que interpretan a Damián, Marcelo, Luciano y Facundo, cuatro amigos treintañeros a los que une la pasión por la música, la amistad y las mujeres.

Damián, es escritor y guionista. Para recuperar a Ana escribe un guión de cine, pero la única copia que tiene la pierde Vera, una mujer muy particular que se entromete en su vida con el fin de cambiarla.

El filme cuenta con la participación de Leonardo Sbaraglia, en una broma cinéfila ya que interpreta a una parodia de sí mismo durante su cameo. Igualmente, la película juega con algunas bromas melómanas, como la perniciosa influencia que fue Yoko Ono para los Beatles.

Con un tono humorístico facilón, resulta inevitable mencionar a Alta fidelidad, la película de Stephen Frears basada en una novela de Nick Hornby, como una de sus influencias por sus constantes alusiones musicales. Con todo su argumento es diferente y se centra más en las relaciones de los personajes, con situaciones tan universales como poco originales.

La película fue galardonada en 2013 con el premio especial del Jurado en el Festival de Málaga. Resulta amena por su hábil uso de la estructura de historias cruzadas, herencia de la televisión, combinando momentos de cada una de las parejas. Correctamente filmada e interpretada, es tan agradable de ver como fácil de olvidar.