VALÈNCIA. Esta noche, con cena, picoteo o, simplemente, un encuentro puntual para realizar la tradicional pegada de carteles, comienza la campaña electoral. La vorágine se expande de Villagordo del Cabriel (en el extremo oeste) a Cullera (en ese pico de la provincia que recuerda a una nariz); de Quartell, en el norteño Camp de Morvedre, a Oliva, en la sureña comarca costera de La Safor; de Font de la Figuera, en el sur interior, a La Yesa, en el norte montañoso.
La campaña entra en liza en los 266 municipios de la provincia, desde el más diminuto, Lloc Nou de la Corona, en l´Horta Sud, con una superficie que no llega a 12.000 metros cuadrados, hasta el más extenso, Requena, que rebasa los 800 kilómetros cuadrados. Se notará en la vida tanto de las tres localidades que no superan el centenar de habitantes (Sempere, Carrícola y La Puebla de San Miguel) como en la de las cuatro (descontando la capital) que sobrepasan los 50.000 (Torrent, Gandia, Paterna y Sagunt).
Afectará a todas las poblaciones e incluso a las tres entidades locales menores (El Perelló y El Mareny de Barraques, en Sueca; y La Barraca d' Aigües Vives, en Alzira), una figura jurídica que se sitúa a mitad de camino entra municipio y pedanía.
Llega hasta ese punto porque los dos grandes partidos, PP y PSPV, han logrado configurar listas en todas ellas. El primero -por ese motivo aparece en ese lugar inicial en este reportaje- lo ha hecho con sus siglas propias; el segundo, con una decena de poblaciones en las que ha cedido el paso a marcas afines, como en la ribereña Cárcer, con la Agrupació Ciutadana de Cárcer.
El PSPV aspira a revalidar sus 128 alcaldías y a sumar algunas más. En sus anotaciones sobre triunfos que le darían una especial alegría sitúa dos términos municipales que en la actualidad dirige con mayoría absoluta el PP: Alfafar y Benaguasil. También Catarroja, con el compromisario Jesús Monzó como alcalde.
Por el contrario, mantener la presidencia de Xirivella o Buñol tampoco le resultarán retos sencillos. Todo ello con algún susto por el camino, como la renuncia esta misma semana de su candidato en Chelva, Juan Vicente Cosín, que ya estaba proclamado e inscrito en Junta Electoral.
El PP busca, como mínimo, duplicar sus actuales 66 alcaldías, la mayoría en localidades con menos de 10.000 habitantes. Sus principal ambición consiste en gobernar en las cuatro grandes, las antes aludidas en el apartado de ciudades con más de 50.000 habitantes.
Para conseguirlo ha seguido el doble -y en algunos casos contradictorio- criterio de proclamar a la persona escogida por el comité electoral local o de designar directamente, ya sea por determinación de la dirección regional (en los casos de municipios de más de 20.000 habitantes) o de la provincial (en los de menos), a quienes consideran más adecuadas para afrontar el reto de ganar.
Lejos de los dos grandes colosos electorales quedan los restantes partidos. Como tercero en discordia por número de candidaturas emerge Compromís, con 150. La coalición de izquierdas intentará asentar sus principales alcaldías (Alzira, Tavernes de la Valldigna, Catarroja, Oliva o Carcaixent), enclavadas principalmente en la franja sur de la provincia, y conservar su influencia determinante en Gandia, Benetússer o Paiporta.
Por su parte, Vox, con 106 de candidaturas, parte de una base reducida y aspira a dar un salto que le lleve a "quintuplicar su representación local", como ha puesto de meta su presidente provincial, Ignacio Gil Lázaro.
Su misión consiste en pasar de un rol marginal o experimental en este mandato a convertirse en decantador de alcaldías e incluso disponer de alguna propia en el próximo. Entre las localidades que pueden catapultar a la formación que dirige Santiago Abascal se hallan Moncada, Requena, Mislata, Tavernes Blanques, Burjassot o Alzira.
Más atrás, ya con un número inferior al centenar de candidaturas, llegan Esquerra Unida y Podem, que configuran una hermandad de interés electoral ya consolidada y que concurre con 80 elencos. En el caso de EU tiene especial arraigo precisamente donde no consigue implantarse tanto Compromís: en el norte interior de la provincia de Valencia (Buñol, Alborache, Ayora...).
Por su parte, la meta de Ciudadanos consiste en sobrevivir, en mantener un mínimo número de concejales ante la debacle que las encuestas le auguran. Y, en un escenario más positivo, que los votos que coseche le permitan sumar un diputado provincial por el partido judicial de València.
Para ello sus 44 candidaturas han estado especialmente focalizadas en el área metropolitana, con esperanzas de lograr resultados positivos en Torrent, Benetússer, Moncada, Manises, Paiporta o Xirivella.
Después ya aparecen formaciones que tratan de dar un salto de nivel y convertirse en referentes provinciales, para lo que han presentado diez o más candidaturas. Es el caso de Unión de Ciudadanos Indepedientes, Contigo o Ens Uneix.
Y, focalizados en su respectivo municipio, se presenta una amplia gama de partidos estrictamente locales (o incluso de barrios o urbanizaciones), en algunos casos ya gobernando (Alberic, San Antonio de Benagéber, Almoines, Cárcer, Alginet, Chiva, Bétera...) y en otros muchos, con serias posibilidades de hacerlo (Oliva, Alboraya, Canals, Requena...).
Todos inician esta campaña con la ilusión de ganar, de ser decisivos, de influir, de mantener una cuota de poder y unos cargos públicos, de conquistar o estar en la Diputación de Valencia, de mejorar la calidad de vida de sus conciudadanos... La campaña electoral saca a relucir ideas, ilusiones, rivalidades, amistades o enconamientos. Son 15 días frenéticos que desembocan en la fecha clave, el 28 de mayo, cuando todo se va a decidir.