VALÈNCIA. 11 años y más de 500 conciertos. Ese es el balance que hacen Luis Nácher y Silvia Cholbi en el anuncio inesperado del cierre de dELUXE Pop Club, una de las salas de conciertos más singulares de València porque permitía al espectador y al músico estar prácticamente frente a frente. Los conciertos que durante esta década se han ido sucediendo solían ser solistas o grupos de pequeño formato. Algunos llegaron a adaptar su repertorio o su composición para adaptarlo a las condiciones del dELUXE, pero eso solo hacía más especial el concierto. A lo largo de estos años, la sala ha sabido construir una comunidad de clientes convertidos en amigos y amigas.
Aunque Nácher confiesa que para sobrevivir "siempre han estado peleando", en esta ocasión la razón del cierre reside en buscar una dedicación mayor a la familia: "era una decisión tomada hace bastante tiempo. Ya era hora de dedicarme a ellos", cuenta a Culturplaza el co-gerente de la sala.
El aura roja del dELUXE, la televisión con videoclips musicales, y el logo de inspiración retro se quedarán en suspenso. No han conseguido traspasar el negocio para darle continuidad. "Si sabéis de alguien a quién le pudiera interesar nuestro proyecto o quisiera montar uno propio, por favor, que nos escriban y nos cuenten", decía en el comunicado. El proyecto, como todas las salas de concierto de València es sufrido, pero se puede sacar adelante, comenta Nácher.
La sala tiene hasta finales de junio para programar conciertos y para que sea visitado por última vez por los más fieles y por los que aún no se hayan pasado y quieran conocer "ese lugar". En el mismo comunicado, anima a todo aquel que quiera "llenar el dELUXE" a ponerse en contacto con él para llenar la programación de una manera algo más libre. El sábado 29 de junio será la última noche del club.
Más allá de la causalidad del cierre del dELUXE, que aunque nace principalmente del seno familiar, viene alimentada por otras muchas cosas, es momento de reflexionar.
- ¿Te gustaría destacar algún momento de estos 11 años?
- Recuerdo con especial ilusión el primer concierto, Emma Get Wild, que luego ha vuelto varias veces, viendo como crecía su proyecto. También Maga, que fue el primer grupo nacional de relevancia que se subió al escenario. Me hizo mucho ilusión poder programarles.
- Ahora que el proyecto baja la persiana, ¿hay algún recado que puedas dejar para que València mejore como espacio cultural?
- En la ciudad hay muchos espacios, y algunos funcionan mejor que otros porque los perfiles son diferentes. En dELUXE no hemos sabido atraer a un público joven, sino que el perfil de nuestro club era de personas que rondaban los 30 años. El relevo generacional de público no lo hemos sabido llevar, y yo creo que es importante que exista, porque hará mucho más rica la escena musical de la ciudad.
Con el cierre del dELUXE, València vuelve a acusar una desaparición cultural más. En lo que llevamos de año, la lista está resultando dramática: Flexi Discos, Albatexas, Librería Dadá, Paz y Comedias... Solo hoy, Cultuplaza publica dos obituarios culturales: el de esta sala de conciertos, y el de la Galería Pepita Lumier.