VALÈNCIA. Ya han estado en València. Ya se han reunido con responsables de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Por existir, existe hasta una primera respuesta por parte de este organismo público. En la Generalitat ya saben que una nueva superproducción hollywoodiense ha puesto sus ojos sobre el complejo diseñado por Santiago Calatrava. Empresas de enlace, especializadas en superproducciones como Juego de Tronos, han hecho ya el ofrecimiento: Quieren rodar, quieren usar los edificios calatravescos.
Con todo, hay un matiz en lo que ha sido habitual hasta hoy: el objeto del deseo no es la Ciudad de las Artes y las Ciencias, es el inconcluso Ágora, la futura sede de Caixafórum, donde se quieren rodar varias secuencias de una de las próximas superproducciones de Disney. El filme, que se prevé estará en las pantallas de todo el mundo para julio de 2019, formaría parte de una saga y estaría producida a través de una de las empresas propiedad de la marca del ratón. Se grabará en distintas localizaciones de Europa y València se encuentra en la lista de ciudades candidatas, en la parte superior. Es, de hecho, una de las finalistas.
Sobre la mesa dos problemas: uno en apariencia resoluble; el otro, imposible. El primero, obvio para cualquiera que visite estos días el edificio, son las obras que se están realizando en estos momentos y que supondrán la conclusión del Ágora. Hay cierto retraso por la complejidad del proyecto y el rodaje sería dentro de unos meses. Los trabajos, indefectiblemente, coincidirán con la película. Y si bien podría parecer una dificultad insoslayable, fuentes cercanas a la producción restaron importancia a este entuerto del calendario y garantizaron que eso, al final, “no debería ser un obstáculo”.
“La voluntad de venir a València existe y para estas cuestiones hay siempre alternativas técnicas”, comentaron; “si al final no vienen no será por eso”. En este sentido cabe recordar que el Palau de les Arts se encontraba lleno de andamios por culpa de los desprendimientos del trencadís cuando Brad Bird decidió grabar en València parte de su fallida Tomorrowland. Esto no fue impedimento alguno para que durante una semana se filmaran numerosas secuencias de la película protagonizada por George Clooney.
El segundo problema es algo que se escapa a València, y son los magros atractivos en España para albergar este tipo de producciones, ya sean físicos o económicos. Según las mismas fuentes, los incentivos en forma de desgravaciones fiscales que ofrece el país son muy bajos en comparación con los que se oferta en el resto de Europa. Así, por ejemplo, el tope de desgravación fiscal por película es de tres millones de euros, dicen, mientras que en otros países como Malta o Hungría esta cantidad puede ascender hasta los 20 millones de euros. Con un agravante: encima, en España se cobran a dos años.
A esto hay que unir la ausencia de unos grandes estudios en condiciones, un mal que se revela más sangrante si se recuerda que Ciudad de la Luz lleva cinco años y medio prácticamente cerrada y que sólo ha albergado en este tiempo unas pocas actividades académicas. De hecho, cuando se rodó en València Tomorrowland Bird lamentó precisamente no haber podido estar más tiempo en la Comunidad Valenciana y haber tenido que grabar en la lluviosa Vancouver. ¿Y qué decir de Ridley Scott? El británico ha intentado rodar en el complejo alicantino en varias ocasiones y los ha calificado como los mejores estudios del mundo. Netflix ya los ha visitado y cada semana los técnicos de la Generalitat reciben preguntas de empresas del sector que se interesan por los estudios. La última, este viernes.
El acuerdo para filmar en el Ágora tiene probabilidades de cerrarse. Vaso medio lleno, si finalmente se llevara a cabo reafirmaría el atractivo que tienen las construcciones de Calatrava para la industria audiovisual anglosajona, donde sus obras se han convertido en un tótem de modernidad porque son identificables por el gran público de todo el mundo. La paradoja Calatrava, la del visionario, se cumple: una vez pagados, sus edificios han dejado de ser vistos como lo que fueron, un agujero económico, una ruina para las arcas públicas, para convertirse en lo que ahora son: una oportunidad publicitaria inmejorable.
En esta reivindicación estética del arquitecto uno de los primeros en abrir fuego, y nunca mejor dicho, fue un paisano, el dibujante valenciano Salvador Larroca, quien en The Invincible Iron Man, escrita por el guionista Matt Fraction, incluyó las edificaciones del de Benimàmet a las cuales hacía saltar literalmente por los aires (algo muy celebrado por algunos detractores del arquitecto). Menos espectacular, pero con el mismo anhelo referencial, la exitosa Los guardianes de la galaxia (James Gunn, 2014) incluyó decorados inspirados directamente en la obra del valenciano, algo que se señalaba en los créditos.
A estas alusiones icónicas hay que unir los rodajes de diferentes anuncios, especialmente de automóviles, además de la ficción, casi siempre internacional, con casos emblemáticos como Doctor Who que también se filmó en el complejo. La serie de ciencia ficción más longeva grabó escenas del segundo episodio de la décima temporada en València, con la presencia en la ciudad de su dos protagonistas: Peter Capaldi y Pearl Mackie. Si bien la película que marcó un hito, por su repercusión previa, que no la posterior, fue la mentada Tomorrowland.
Ahora la más que posible presencia de una nueva superproducción estadounidense ha sorprendido en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en lo que queda de gestión pública. El film, que llegaría de la mano de una de las filiales más importantes de la corporación Walt Disney, pasará antes por el Reino Unido y, según las informaciones que manejan diferentes medios especializados, podría recalar también en Alemania, en un viaje a través del Viejo Continente en el que hay reservada una parada en España, en València, en el Ágora.