VALÈNCIA. Las elecciones municipales de este domingo 26 de mayo dejaron un escenario general de escasos liderazgos del PPCV. Especialmente, en los grandes municipios de la provincia de Valencia, donde, de hecho, el PSOE salió reforzado recuperando algunas alcaldías como la de Sagunto y aumentando la distancia con sus socios en otros consistorios donde ya gobernaban. De entre la quincena de localidades más pobladas de Valencia, ninguno será gobernado por los populares, lo que en definitiva tiene entre otras consecuencias que la formación que lidera Isabel Bonig en la Comunitat vuelva a estar en la oposición durante otra legislatura.
Pero las cifras de este domingo tienen otra lectura más compleja. Los malos resultados en algunos grandes municipios de la provincia son significativos por el mero hecho de que los candidatos a las alcaldías eran una apuesta personal de la presidenta regional, o bien forman parte de su ejecutiva. Así, en Mislata el aspirante a alcalde y vicesecretario de comunicación del PPCV -nombrado en el congreso regional de abril de 2017-, Jaume Bronchud, no solo no consiguió alcanzar la vara de mando, sino que además perdió dos concejales respecto a 2015 y más de 1.300 votos que fueron a parar a Vox, que irrumpió en el consistorio con un único representante.
Un escenario similar al que se produjo en Gandia, feudo del Partido Popular hasta 2015, y que en esta ocasión volverá a estar en la oposición. No en vano, Víctor Soler, con buena sintonía con la propia Bonig, no consiguió retener al electorado que hace cuatro años depositó su voto en ellos. Casi 4.000 personas menos respaldaron a los populares en este municipio respecto a los pasados comicios, lo que lleva a la formación a contar con tres ediles menos en el ayuntamiento y sin opciones de gobernar ante la mejora experimentada por el PSOE de Diana Morant.
Como Bronchud y Soler, tampoco los colaboradores más cercanos a Bonig han tenido suerte en las urnas. En la Pobla de Vallbona, Mari Carmen Contelles -en su día apuesta de la líder regional para presidir el PP provincial frente a Vicente Betoret que derivó en que Génova terminara imponiendo una gestora- no consiguió recuperar el ayuntamiento que el partido perdió hace cuatro años. De hecho, la representación del Partido Popular desciende en dos ediles: de 8 pasan a tener 6 tras cosechar 3.003 votos. En 2015 llegaron a sumar 4.114.
Fuera de las fronteras de la provincia de Valencia, en la zona norte de Castellón, tampoco los resultados fueron mejores. En Vall d'Uixó, lugar de procedencia de la propia Bonig y donde llegó a ser alcaldesa, el PP de Carolina Castelló perdió este domingo cerca de 3 millares de votos y tres concejales -se quedaron con 5- que le impiden tener opciones de gobernar. Mientras que Héctor Folgado, miembro de la ejecutiva del PPCV y candidato a la alcaldía de Vila-real, perdió un edil y 1.093 votos.
Una situación generalizada de pérdida de músculo municipal que tan solo se ha visto compensada en la provincia de Alicante, territorio en el que la presidenta del PP de la Comunidad Valenciana juega 'fuera de casa'. No en vano, destaca el resultado obtenido por Luis Barcala, próximo a la dirección nacional pero no tanto a la regional, que ha empatado en número de concejales con los socialistas y donde probablemente mantendrá la alcaldía debido a que los ediles obtenidos por el bloque de derechas suman más que los de izquierdas.
Los otros dos grandes triunfadores del PP son el alcalde de Benidorm, Toni Pérez, y el de Torrevieja, Eduardo Dolón, ambos con mayoría absoluta. Ambos 'sorayistas' y alineados con José Císcar, han mostrado, junto a Barcala, la fortaleza del PP de Alicante. Pérez venía gobernando en minoría y con varios socios: ahora tendrá una holgada mayoría, lo mismo que Dolón, que fue apeado de la Alcaldía en 2015 con un pacto de todos, incluido Cs, contra el PP.
De la misma manera, el resultado obtenido en Orihuela por Emilio Bascuñana -candidato de Génova a pesar de las reticencias mostradas por la propia Bonig que apostaba por otro aspirante a la alcaldía a instancias de su 'número dos' la oriolana Eva Ortiz- es relevante no tanto por la cifra de concejales electos -pues pierde dos respecto a 2015 y el PP se queda con 9 ediles-, sino por la posibilidad de gobernar a pesar de haber cosechado peores cifras que hace cuatro años.
En definitiva, los resultados de sus candidatos en la provincia de Valencia y en Castellón, sumados a la ventaja que ha sumado su oposición interna en la provincia de Alicante gracias a la mejora de sus resultados, no son elementos que hayan reforzado el liderazgo de la presidenta popular de cara a la dirección nacional.
De hecho, la situación se agrava todavía más por otros factores como la pérdida de la Diputación de Castellón y no haber estado ni siquiera cerca de recuperar la de Valencia. En el primer caso, no solo es perjudicial la merma del poder institucional vivida por los populares, sino también el cambio que experimentará el equipo, ya que durante la legislatura anterior la corporación provincial estaba liderada por Javier Moliner, que aportó estabilidad durante su mandato pero que ahora volverá a la empresa privada.
Unos resultados que, en definitiva, no invitan a grandes expectativas para los afines a la líder regional. En este sentido, algunas voces apuntan a que se viene barruntando en las filas del partido que en octubre podría celebrarse un congreso provincial de Valencia y así poner fin a la gestora impuesta en junio de 2017 por Génova. Una ocasión ante la que la líder del PPCV tendría complicado impulsar a algún candidato si se atiende estrictamente a datos objetivos como son las cifras cosechadas este domingo en las urnas: el único municipio de más de 20.000 habitantes donde el PP ha obtenido una mayoría absoluta para gobernar es Alfafar, donde el candidato era José Ramón Adsuara.
Precisamente, Adsuara fue nombrado directamente por Génova como presidente de la gestora provincial -y, por ende, interlocutor directo con la dirección nacional- y relevó a Rubén Moreno, afín a Bonig, en este cargo. Con todo, el alcalde en funciones de este municipio de l'Horta Sud ya expresó meses atrás su intención de liderar el partido a nivel provincial. Unas aspiraciones que dificultarían que la presidenta popular promocionara a perfiles como el de Elena Bastidas o la propia Contelles.
A este contexto, se sumaría la pretensión de liderar el PP en la ciudad de la candidata a la Alcaldía de València, María José Català, cuyos resultados no han mejorado la marca de 2015 pero pueden considerarse positivos después de no haber tenido voz en el consistorio durante cuatro años.
Tras el enorme varapalo de las generales, Pablo Casado obtuvo en estos comicios algunos salvavidas con los que defender su liderazgo: la recuperación del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, considerados la 'joya de la corona' del PP. Además, el presidente popular nacional tiene opciones de negociar un gobierno de Aragón y logró alejar el temor del sorpaso de Ciudadanos que amenazó con producirse en estos comicios tras los resultados obtenidos en las elecciones del 28 de abril.