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Cuando el rey de la selva duerme, los trabajadores de Bioparc Valencia se esmeran por recoger toneladas de excrementos, acondicionar los recintos exteriores y elaborar los más de cien menús diferentes que preparan para los animales. Un ciclo de la vida que se repite todos los días
VALÈNCIA.- Son las nueve de la mañana, el sol de verano asoma en lo alto, mientras los animales apuran los últimos minutos de sueño. En sus cobijos, adaptados en función de sus características, aguardan el momento de salir, que será poco antes de que las puertas de Bioparc den la bienvenida a los visitantes, deseosos de disfrutar de un safari por África. En ese momento, se adentrarán por la sabana para ver a los rinocerontes y jirafas bajo la atenta mirada del rey de la selva; recorrerán la espesura del bosque ecuatorial en busca de gorilas y chimpancés y se sumergirán bajo el agua entre hipopótamos y peces de colores. Pero hasta entonces, son los trabajadores de Bioparc quienes ocupan los recintos y se encargan de que esté todo listo.
Antes de que amanezca, cada uno de los grupos, divididos según la categoría de los animales, se reparten las tareas y comentan la jornada anterior para intercambiar sus observaciones. Hoy la estrella es la cría de puercoespín sudafricano que nació hace poco y que ha sido bautizada con el nombre de Tapa —hasta noviembre no se sabrá su sexo—. Su cuidador, David Leiva, lleva guantes para evitar el contacto humano y la sujeta prácticamente con una mano. Mirándola, explica que el parto se desarrolló con total normalidad pero la hembra, que es primeriza, no ha sabido llevar la crianza. «No he dormido en toda la noche porque cada dos horas le tenía que dar el biberón», comenta sin ocultar algún bostezo. Según cuenta, hasta que la cría no se alimente por sí sola estará separada de sus padres, Pincho y Pincha.
Tapa es una cría de las 5.200 especies en peligro de extinción contabilizadas y una de las muchas que han nacido en Bioparc desde su inauguración. Su especie no está tan en peligro como otras, pero aun así su nacimiento es motivo de alegría entre los cuidadores porque implica que el trabajo que se realiza en el parque para preservar las especies va por el buen camino. Ejemplo de ello es también el pequeño gorila Félix, cuya especie es una de las 81 que están en peligro crítico de extinción según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) y que nació el año pasado. «El objetivo prioritario de Bioparc es concienciar a las personas sobre la importancia de cuidar el medio ambiente pero también la conservación de las especies tanto en el parque como en su hábitat natural a través de la Fundación Bioparc», comenta Pepa Crespo, del departamento de comunicación de Bioparc.
De hecho, gracias a los programas de reproducción de especies y a los esfuerzos de los zoológicos a nivel mundial se han salvado 48 especies de la extinción en las últimas cuatro décadas, como es el caso del lince ibérico o la gacela Mhorr. Por ello, a modo de Arca de Noé, los zoológicos europeos que participan en este tipo de programas, como Bioparc Valencia, intercambian animales para facilitar la reproducción de la especie y evitar la endogamia entre sus manadas.
* Lea el artículo íntegramente en el número 83 (septiembre 2021) de la revista Plaza
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