La galería The Liminal retoma su actividad como consultoría
La galería The Liminal retoma su actividad como consultoría
VALÈNCIA. Cuando uno se muda, todo cambia. El mundo se pone patas arriba, y hay que pedir ayuda a los amigos más cercanos para no perder nada por el camino. Pasa tanto en las mudanzas digitales (de perfiles de redes sociales y portfolios) como en las que son físicas y mentales. Las mudanzas de los proyectos creativos tienen una triple vertiente. Hablamos de estos proyectos culturales que se han quedado sin el espacio que les vio nacer, y buscan un nuevo lugar que no es precisamente físico. Hay tres proyectos valencianos que, una vez superada la pena de quedarse sin su espacio, han sobrevivido a la falta de este. A tiempo pasado, ahora miran atrás, con perspectiva, y analizan todo lo que conlleva esta mudanza.
En conversación con Culturplaza nos desvelan las claves de este camino tres personas que se han quedado sin espacio, pero que han seguido desarrollando su proyecto cultural. Ellos son: Óscar Mezquita a cargo de Flexidiscos; Pablo Vindel a manos de The Liminal y Martí Guillem con su proyecto de música Nvcli.
La tienda de discos Flexi Discos dejó de existir en el año 2019. Su cierre vino marcado por la imposibilidad de afrontar el alquiler del local. En una conversación con Culturplaza, con motivo del cierre, Mezquita explicaba que la tienda “no iba mal pero tampoco lo suficientemente bien”, y que no le apetecía tener que estar constantemente resistiendo y aguantando. En ese momento, Mezquita, pensaba que el cierre conllevaba a su vez la paralización del proyecto. Pero desde hace unos años ha decidido dar rienda suelta a Flexidiscos, en otro formato: “Cerré porque no había manera de sostenerlo, me estaba costando la salud. El cierre fue un momento muy dramático, pero luego vino el descanso y más tarde la reflexión”, explica sobre el nuevo camino del proyecto. A través de las redes sigue aceptando encargos, los de aquellas personas que quieran seguir montando sus discos con él. Además, asiste a ferias y conciertos para promocionar sus servicios.
A día de hoy, Mezquita, explica que sigue vendiendo algunos discos desde casa, algo que desde que acabó la pandemia ha podido ir gestionando por su cuenta. Explica que, lo que en su momento pudo ser un fracaso, ahora le ha ayudado a comprender una nueva manera de llevar el negocio: “La gente más joven está actualizada y renovada. Los discos son caros en general y tienen poco margen de beneficio. En este caso, por internet el negocio sale más rentable”, comenta. Actualmente maneja el sello de discos desde la comodidad de su casa y "con un tamaño manejable", sin grandes ambiciones y con más calma: “Es más fácil de llevar, y más guay en según qué cosas. En mi caso ahora estoy editando más que nunca, espero que mi futuro con el sello sea igual que el presente”. Su labor ahora es la de seguir sacando discos de grupos y personas que le gustan, pero sin idea de crecer demasiado: “No quiero que el sello vaya a más, y que cada vez sea más trabajo. Al final es una cosa que llevo yo solo, y tal y como está ahora mismo estoy súper contento”. Esta manera de trabajar le permite seguir tocando en varias bandas, por lo que puede decir que vive totalmente para la música.
El proyecto de The Liminal comenzó a existir un año y medio antes que el propio espacio, pero fue en el año 2020 cuando Pablo Vindel se estableció para abrir finalmente su galería. Tres años más tarde, en el año 2023, la galería de arte contemporáneo cerraba sus puertas, por un motivo económico. En el momento del cierre, Vindel, explicaba a Culturplaza que a pesar de bajar la persiana quería continuar con el proyecto desde su “casa-estudio”, y así ha sido a día de hoy. Vindel explica que tras el cierre sintió mucha pena, y vio como una parte del proyecto se quedaba sin un lugar para desarrollarse. Por otra parte, quiso rescatar el corazón de The Liminal que es la elaboración de libros de artista y “otras ediciones experimentales”, con las que a día de hoy sigue trabajando. Sin una galería desde la que hacer este trabajo, nota que se pierde el espacio de reunión con otras personas. También se pierde la idea física de ver las piezas de otros artistas, lo cual es bastante importante para crear los libros.
A día de hoy lo que intenta es crear ese tipo de espacio en su propio domicilio, desde la “casa-estudio”, donde las propuestas giran entorno al mundo de la edición. Allí también elabora talleres de profesionalización de arte contemporáneo: “Es un espacio físico más pequeño y privado, pero desde aquí puedo hacer consultorías privadas, enfocadas al mundo de la edición, y acompañar proyectos”, explica sobre su labor actual. Tras superar el temor de quedarse sin el espacio, contempla que el proyecto se ha transformado hacia algo que responde a las necesidades de los artistas que le rodean. “No sabía qué respuesta iba a obtener, estaba muy triste por lo que dejaba atrás pero sentía una gran ilusión por lo nuevo que iba a venir. En mi caso el desconocimiento ha sido un factor estimulante de alguna manera, me ha ayudado a seguir y a cambiar”, explica.
A partir de septiembre Vindel arranca con Espacio anexo, un lugar en el que ofrecer consultoría especializada en vinculación a proyectos editoriales, como libros de artista y otros formatos experimentales. Una nueva etapa en la que ofrecerá este servicio de forma presencial y en línea, en francés, inglés y español. También retomará los ciclos de talleres de libros de artista (que quedaron iniciados en 2021) y comenzará a celebrar una edición especial sobre la trayectoria de The Liminal de cara al siguiente otoño.
En el año 2019 el proyecto Nvcli se instalaba en medio de la huerta valenciana, en una nave industrial que solía ser un almacén de alimentos. En ese momento comenzó a alojar a Antoni Baus y a Martí Guillem, con su proyecto de arte sonoro, música experimental y performance. Ese año estaban también con Eric Perera, junto a quien trabajaban para presentar cursos enfocados en sonido y programación. Fue en el año 2022 cuando este refugio underground perdió su espacio, sin encontrar un nuevo cobijo. Se despidieron haciendo una gran fiesta, para todos los que habían formado parte de su historia. Martí explica que Nvcli tuvo que cerrar porque al dueño del lugar no le hizo gracia que hubiera un “nivel de actividad tan frenético”, ya que el local se presentaba (originalmente) como una especie de co-working. Después de que les echaran, y tras un tiempo de pausa dificil, decidieron lanzar el proyecto hacia la itinerancia, desde donde funciona actualmente: “Nvcli más que un lugar, es una idea para aunar a la gente con inquietudes especiales, y que no tiene lugares para presentar sus propuestas”, explica Martí.
A cambio de no disponer de un espacio físico, lo que hacen es desarrollar los eventos en “ambiente de libertad absoluto”. Lo hacen con precios muy razonables, dinero que se invierte directamente en los artistas. Para Martí, ahora, es mucho más fácil poder coordinar las actividades en itinerancia, ya que ahora consideran que "todos los espacios son sus espacios": “Hemos ido desarrollando las actividades, adaptándolas cada vez a sus posibilidades. Cuando ha sido en la calle, con unas dinámicas diferentes a cuando ha sido en una discoteca, o cuando ha sido itinerante por la huerta, etcétera”. Todo esto manteniendo exactamente igual la filosofía, la gente y las propuestas. Lo que más están trabajando ahora es el Nvcli Lab, un espacio más educativo donde se plantean talleres de iniciación a técnicas con el sonido. Buscan generar un grupo base de gente, y atraer a artistas, para que todo avance. Esta actividad se lleva a cabo tanto en el taller de Martí como en la ciudad de València, y puede que viaje próximamente a Cuenca: “Buscamos también atraer propuestas de fuera y conocer las escenas de las diferentes ciudades o pueblos a los que vayamos”, explica Martí sobre el modelo de expansión de Nvcli itinerante.
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