volvió de viaje el 9 de septiembre, según la trabajadora

La EMT pagó a los estafadores 3,3 millones de euros con el gerente en su puesto

23/10/2019 - 

VALÈNCIA. Un capítulo más en la investigación acerca del fraude de cuatro millones perpetrado contra la EMT: el gerente de la empresa pública, Josep Enric García, estuvo trabajando en la empresa la mayor parte del tiempo que duró el timo y en el que salieron ocho transferencias en dirección a dos cuentas de Bank of China, en Hong Kong. 

El responsable de la mercantil municipal estuvo de vacaciones hasta el día 9 de septiembre y volvió recién iniciadas las transferencias por la jefa de Administración, Celia Zafra. Los pagos empezaron el día 3 de septiembre y se repitieron cada pocos días hasta el día 20 del mismo mes; el día 23 de septiembre, el banco que tramitó estas operaciones, Caixabank, ya advirtió al gerente de los pagos. Y fue entonces cuando se paralizaron los movimientos, tras haberse desembolsado cuatro millones de euros.

Así pues, García estuvo trabajando en la empresa 14 días -entre el 9 y el 23- sin reparar en los pagos irregulares registrados en las cuentas bancarias. Concretamente, durante su presencia se hicieron seis pagos, que ascendieron a un total de 3,3 millones de los cuatro finales. Es lo que se desprende de la declaración jurada que hizo la trabajadora en cuestión, Celia Zafra, antes de ser despedida fulminantemente por la empresa por colaborar -a sabiendas o no- con el fraude. El documento, avanzado por Las Provincias, recoge que el día 9, Zafra informó a los defraudadores de que "el director gerente ya ha regresado de vacaciones".

Era el sexto día y ya se habían hecho dos transferencias. El día 3 había empezado todo cuando un supuesto abogado de Deloitte contactó telefónicamente con Zafra para iniciar una Oferta Pública de Acciones (OPA) y le pidió discreción. Según la empleada, ella comentó al falso abogado que los interlocutores de Deloitte con los que solía hablar habitualmente eran otros, pero el defraudador respondió "que se trata de un tema a parte" y le pedía "total discreción para el éxito de la operación".

"La llamada finaliza y la Sra. Zafra se queda extrañada", continúa el documento. Más tarde recibiría un mensaje procedente de un correo electrónico falso, supuestamente del presidente de la EMT, el edil Giuseppe Grezzi, en el que le convencía para firmar una carta de confidencialidad. A partir de ahí, la jefa de Administración había otorgado a la operación total credibilidad, pese a haber recibido una llamada del falso abogado con número anónimo ("Anonymus" aparece en la pantalla del teléfono, según el documento).

Zafra no comentó nada ni a su jefa directa, la directora de Finanzas, Esmeralda Aparisi, ni al propio gerente a la vuelta de sus vacaciones, el día 9 de septiembre. Así pues, los pagos se sucedieron uno tras otro, hasta el punto de que los estafadores intentaron que se hiciera una transferencia de hasta siete millones de euros, algo que finalmente no sucedió al requerir el visto bueno de la superior de Aparisi, la jefa de Gestión, María Rayón, que se encontraba de baja maternal.

Del "va muy bien" al "era inaguantable la confidencialidad"

La confianza de la empleada involucrada en las operaciones parece total en aquellos días, y los defraudadores la van reforzando en este proceso. Tanto es así que el día 16 de septiembre, tras cinco transferencias realizadas, el estafador llama a Zafra para comunicarle que "va muy bien la operación". Así se suceden los acontecimientos hasta el día 20, cuando el banco empieza a pedir explicaciones.

Ese mismo día, un gestor de Caixabank contacta con ella por teléfono para expresarle que en el banco "están poniendo muchas pegas para realizar estas transferencias". Unas suspicacias que van en aumento hasta el día en el que se destapa el fraude, el 23 de septiembre, cuando el gestor pide la confirmación de los apoderados en la cuenta -el gerente y la jefa de Gestión-. Zafra contacta con el defraudador y le expone "que era inaguantable el tema de la confidencialidad".

Finalmente, ese día el banco llamó al gerente para advertirle de los pagos irregulares y se desveló lo que hasta el momento Zafra había llevado en secreto. Con todo, desde el 9 de septiembre, el responsable de la empresa había vuelto de su viaje y se encontraba operativo, si bien en ningún caso revisó las cuentas de la empresa que dirige en los 14 días que estuvo presente.

La jefa de Gestión fue informada por el banco


La ya mencionada jefa de Gestión, María Rayón, se encontraba de baja cuando todo esto sucedió, pero lo cierto es que fue informada de los pagos irregulares a los estafadores casi una semana antes de que se descubriera el fraude. Y es que uno de los mensajes enviados el día 17 de septiembre por Caixabank a Zafra tiene en copia a la jefa de Gestión. 

Estar de baja le eximía de estar pendiente del correo electrónico, ciertamente, aunque según admitió públicamente Giuseppe Grezzi, esta directiva mantenía la capacidad de firma durante la baja. Una revelación que, ciertamente, más allá de constituir una posible irregularidad en términos de legislación laboral, no podría haber ayudado a evitar el fraude. La pregunta es quién leía sus correos en aquel momento. Según Grezzi, el resto de funciones eran asumidas por "su equipo", aunque no especificó qué trabajadores eran los responsables de ello.

Lagunas en los protocolos de control

Según los protocolos de control de la EMT recogidos en un informe posterior al desfalco y desvelados por Valencia Plaza, había tres pasos en el pago de facturas: la recepción y verificación, la ejecución de la factura, y la conciliación bancaria -la contrastación de las facturas con el saldo bancario-. Así, pese a que los protocolos especifican que cada fase debía recaer en personas diferentes, para servir de 'cortafuego' ante situaciones de este tipo, lo cierto es que en septiembre, no fue así.


Zafra era la encargada del primer paso, se saltó la segunda fase al enviar las órdenes de pago pese a que correspondía a sus superiores en la banca online, y también fue responsable de la conciliación bancaria. Habitualmente, la última comprobación lo hacían subalternos a Zafra, si bien estos tampoco estaban operativos en septiembre, por lo que el protocolo le asignaba a la directiva esta tarea, haciendo recaer en ella así tanto la verificación de las facturas como la conciliación bancaria. De este modo, el 'cortafuegos' de la separación de funciones no fue eficaz.

Noticias relacionadas