VALÈNCIA. El antiguo edificio de Correos ya ve como, poco a poco, las obras de arte que lo han habitado en los últimos meses se preparan para abandonar el inmueble. El pasado domingo cerraba sus puertas la exposición De la foscor a la llum, que presentó en el Palau de les Comunicacions de manera íntegra la Colección Lladró tras su adquisición por parte de la Generalitat. Desde su inauguración en febrero la muestra ha recibido más de 125.000 visitantes, un dato destacado si se compara con el balance anual de los principales museos de la ciudad. Para poner en contexto, en todo 2022 el Centre del Carme recibió aproximadamente 320.000 visitantes, mientras que el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) y el Museu de Belles Arts de València recibían cada uno en torno a 170.000 personas. Con los datos sobre la mesa, la exposición ha sido un éxito de público, una despedida dulce que ahora da paso a su nuevo destino. Y es que su estancia en el antiguo edificio de Correos era, en realidad, solo un alto en el camino hasta llegar a su hogar definitivo: el Museu de Belles Arts.
Desde este mismo lunes el personal técnico de la pinacoteca, con la supervisión del director, Pablo González Tornel, se encuentra en pleno proceso de desmontaje y embalaje de las piezas que, en breve, serán trasladadas hasta las instalaciones del museo por una empresa especializada en el trasporte de obras de arte. En total son 71 pinturas y dos esculturas las que conforman la Colección Lladró, que reúne piezas de reconocidos maestros como Joaquín Sorolla, Joan de Joanes, José de Ribera, Francisco Zurbarán, José Benlliure o Ignacio Pinazo, entre otros. El cierre de esta primera exposición como parte del patrimonio público valenciano plantea una nueva y no poco importante pregunta: ¿cómo se integrarán en las salas del centro?