El portavoz del PSPV, Jorge Rodríguez. Foto: KIKE TABERNERVALÈNCIA. Jorge Rodríguez (Ontinyent, 1979) dio el gran salto dentro del PSPV a la política provincial y autonómica en junio de 2015 cuando fue elegido para convertirse en presidente de la Diputación. Un grupo socialista que se formó desde el entorno de Ximo Puig con concesiones a distintas sensibilidades y cuyo acierto todavía sigue puesto en tela de juicio por algunos círculos del entorno del president de la Generalitat, Ximo Puig.
Rodríguez, quien en su día respaldó a Jorge Alarte, no ha sido un dirigente -él mismo lo admite- que se haya preocupado en exceso por el ámbito organico del partido. No obstante, en el último proceso, su posicionamiento claro y visible con Puig le ha permitido convertirse en portavoz del PSPV.
Algunos, incluso, le sitúan y animan para lanzarse a buscar la Secretaría General provincial de Valencia. Aunque la idea no parece desagradarle, se antoja complicado que pudiera ser el hombre de consenso del 'sanchismo' y el 'ximismo', si bien el alcalde de Ontinyent no se descarta. "Si puedo ser útil para el consenso aquí estaré".
-Usted tuvo un papel importante en el proceso del PSPV. ¿Cree que repetir una ejecutiva tan amplia era una buena idea?
-Uf… hacer una Ejecutiva "a ningú que li passe". Entiendo la dificultad de Ximo (Puig) para tratar de consensuar y dar el máximo juego a todo el mundo. También es cierto que las cosas han de ser un poco operativas. El acierto para mí es establecer un secretario de una docena de personas que actúen como coordinadores en áreas con las que puedan contar con más gente. Si no, trabajar a la vez con 74 personas sería muy complicado.
-¿Salió satisfecho del cónclave? Se dice que su relación con el Palau de la Generalitat se ha enfriado desde entonces…
-Yo salí convencido de que me había ido muy bien y estaba en el puesto que me hacía más ilusión: la Oficina de Coordinación y Portavocía entre instituciones y partido. Lo que los militantes nos echaban en cara era que el partido debía tener voz propia y yo era partidario de que existiera y fuera complementaria al Gobierno. A mí me parece una función muy bonita e interesante. No me dio la impresión para nada de haber salido mal: al revés, creía que había salido muy bien. Es cierto que luego leí en los medios que no me había ido demasiado bien (ríe). Debe ser, esto es error mío, que nunca le he dado demasiada importancia a la cuestión orgánica.
-¿Cuál es su relación con el secretario de Organización, José Luis Ábalos, sus afines y el 'sanchismo' en general?
-Tengo muy buena relación. Conseguimos, además, que la tormenta orgánica no afectara la institución. Con los diputados hubo un consenso de responsabilidad para no castigarnos mutuamente por lo que votáramos cada uno de nosotros. No se pueden eternizar las tensiones. Tenemos buena sintonía, aunque cada uno votara lo que quiso.
-¿Usted se ve como posible candidato de consenso para liderar el provincial en Valencia?
-Es un papel que yo ejerzo cada día en la Diputación. Ahí hemos estado juntos y separados orgánicamente y al final hemos trabajado conjuntamente. No creo que me costara seguir ese camino. No soy una persona de blanco y negro. En este momento, no veo positivo que el PSPV se tire tres meses más de debate. Al final, será más de un año hablando de nosotros mismos. En el contexto actual, con los problemas que hay en la calle y teniendo gobierno en las instituciones, es un lujo que no nos podemos permitir. Así que más allá de quién lidere el consenso, sería bueno que hubiera consenso.
-¿Entonces usted puede ser secretario general provincial de Valencia?
-Por qué no. No es que sea una prioridad en mi vida pero tampoco hay razón para que no lo sea. No he sido secretario general provincial y he sido presidente de la Diputación de Valencia. Si pienso que dentro del movimiento para el consenso puedo ser útil, ahí estaré. Y si no, no. Tampoco quiero intentar una solución y convertirme en un problema.
-Es indudable que ha habido muchos tira y afloja en los distintos procesos de primarias del partido. ¿Cree que puede reconducirse aún así la situación?
-Sí, por supuesto que sí. Creo que mi virtud, y mi defecto a la vez, es que para mí casi todo es reconducible. Estamos en un escenario nuevo en el que cada uno tiene que jugar a lo que este escenario le permita u ocupar el espacio que este nuevo panorama le dé. En esta nueva etapa creo que hay mucha gente que tradicionalmente se decía que éramos el futuro, como José (Muñoz), Carlos (Bielsa), Roger (Cerdà), Toni (Francés) o Diana (Morant)… Gente que ya no somos el futuro, somos el presente, porque ni siquiera somos ya tan jóvenes. Estamos casi todos entre los 35 y 45 años. En este momento somos gente que ya ocupamos cargos de responsabilidad. Y yo antes del proceso orgánico, lo que defendía era que esa gente, que eran las caras visibles del partido en el territorio, debía tener una visibilidad dentro del partido y, por tanto, participar en la toma de decisiones y no sólo ser llamados a ejecutarlas.
-¿Cree que realmente en el congreso provincial se decide al presidente de la Diputación?
-Creo que no va unido. Yo he sido presidente de la Diputación sin ser presidente provincial, sin tener apenas peso orgánico. Era miembro de la Ejecutiva de Ximo (Puig) en el área de Industria, pero sin un peso orgánico excesivo. Cuando el partido decide que yo sea presidente de la Diputación se decide por una visión institucional más que por el perfil orgánico, porque si se hubiese hecho con esa lógica había gente mucho más potente que yo, con mucho más peso orgánico. Por tanto, no lo veo vinculado. Para mí ha sido normal tener a un secretario general de la provincia de Valencia que no ha sido presidente de la Diputación. No lo veo como un impedimento para poder mantener una relación de normalidad, autonomía y coordinación. Y tampoco creo que mi continuidad en la Diputación pase por ser secretario general de la provincia.
-Esta semana publicamos un sondeo en Valencia Plaza con cierta igualdad. ¿Cómo ven la situación? ¿Qué previsiones electorales manejan?
-Creo que la encuesta no es buena para el PSOE, pero tampoco es excesivamente mala. Siempre te genera un poco de susto. Pero creo que todavía nos queda la consolidación. El primer año de gobierno te pasas enterándote cómo va todo; el segundo, poniendo la maquinaria en marcha; y el tercero y el cuarto ejecutando todo aquello que en los dos primeros años has estado proyectando. Lamentablemente para nosotros, la velocidad en la administración es la que es. Pero creo que hay muchísimo campo de consolidación. Ximo Puig representa muy bien en este momento la serenidad, la tranquilidad, el conocimiento. Y ese perfil creo que a nosotros nos va a venir muy bien. Ha demostrado en este tiempo saber gestionar eso muy bien, saber manejar también situaciones muy complejas. Y por eso tiene mucho margen de crecimiento. El PP, sin embargo, ha decidido situarse en el bloque de la derecha más dura. Por eso hay gente que en un momento determinado decidió votar al PP y ahora no esté dispuesto a ello por dos razones principalmente: primera, porque continúa habiendo un goteo de casos de corrupción de la época anterior, y segunda, porque a la gente no le gustan las posturas extremas. En el CIS, a nosotros la gente nos sitúa en un 5,6 -donde el 0 es 'izquierdas' y el 10 es 'derecha'-. Ese es el papel que creo que nosotros podemos aprovechar.
