Empiezo mi columna dirigiéndome a ti, lector.
Como bien sabrás ha llegado la hora decisiva y, por fin, después de dos años, esta semana el Pleno del Congreso vuelve a votar unos Presupuestos para España.
Durante meses hemos tenido que escuchar a la señora Montero, la Ministra de Hacienda y responsable de estos Presupuestos, decir que todos debíamos tener la responsabilidad de respaldar estas cuentas. Decía, cito textual, que “en materia de Presupuestos lo que debe primar es el qué y no con quién” se iba a votar.
Te hago una pregunta previa. ¿Sabes que la Ley de Presupuestos Generales del Estado es la Ley más importante del año para un Gobierno? Pues sí, lo es.
Pero esta, además de importante, es especial, muy especial. Ya te anticipo que Ley de Presupuestos, si sale aprobada mañana -como sucederá salvo sorpresa mayúscula- va a ser la más importante, no sólo del año, sino de este Gobierno de coalición. No veo yo al presidente Sánchez con las ganas suficientes de pasar de nuevo por este bochorno dentro de un año, con el desgaste que supone no tener una mayoría amplia para aprobar otros Presupuestos para 2022 y depender todo el tiempo de las concesiones inmorales a los separatistas y a los herederos de Batasuna. Así que apuesto -y voy con todo- a que los Presupuestos Generales del Estado para 2021 serán prorrogados (al menos) hasta que acabe esta Legislatura.
Y ahora, amigo, es cuando te doy una palmadita en la espalda y te digo eso de “qué se le va a hacer”. Tú, que creíste en la palabra de una persona sin escrúpulos, que es capaz de vender hasta su sombra con tal de no tener que llevarse el colchón de Moncloa. Tú, que creíste sus palabras a pies juntillas y nunca imaginaste que Sánchez incumpliría su promesa, cuando incluso negó más de tres veces un posible pacto con los de Otegi. A ti, estimado amigo, te acompaño en el sentimiento. Sánchez no sólo es presidente gracias a Bildu y Esquerra, sino que consolida la legislatura gracias a su apoyo en estos Presupuestos. Un apoyo del que su vicepresidente, Pablo Iglesias, saca pecho y dice que es una buena noticia para la democracia.
Entrando de lleno en las cuentas, te digo que estos Presupuestos deberían haber sido de salvación nacional, tendrían que haber sentado las bases de la recuperación y todos esperábamos que hubieran sido la respuesta del Estado ante la peor crisis que recordamos. Sin embargo, la realidad es que estas cuentas nacen obsoletas, parten de datos macroeconómicos desfasados, cuentan con unos ingresos irreales calificados de excesivamente optimistas por Bruselas, el Banco de España y la AIReF. Además, se valen de miles de millones de la ayuda europea que ni siquiera ha sido aún aprobada.
Los españoles necesitamos que empiecen a llegar buenas noticias, es cierto. Pero también necesitamos un Gobierno que no nos mienta, que dé una respuesta realista a esta crisis y una respuesta de país. Y lamentablemente estas cuentas ni son realistas ni son una respuesta de país. ¿De qué, sino, Bildu y Esquerra deciden apoyar estos Presupuestos cuando ellos mismos han dicho que les importa “un comino este país”?
Si estos Presupuestos fueran realmente los que necesita España, me juego las dos manos a que ni Bildu ni Esquerra estarían en esta foto final.
Y los socialistas nunca podrán decir que no les quedó otro remedio. Tenían una alternativa moderada, sensata y que antepone el interés general a cualquier interés partidista o territorial.
Así que, efectivamente, la ministra Montero tiene razón, en materia Presupuestaria es el qué, pero también el con quién, porque ERC y Bildu no van a permitir que se aprueben unos Presupuestos de país. Y Sánchez ha decidido que, en plena pandemia, era mejor apuntalar su Gobierno que elaborar una mayoría alternativa con Ciudadanos para hacer esos Presupuestos de país. Ahora lo sabemos todos los españoles. Ya no podrán seguir con sus excusas.