En una semana, con el totalitarismo otra vez como culpable, el Terror ha saltado de Asia a Europa con la rapidez de un 'tweet', y la pregunta que me hago es: ¿estamos preparados o al menos concienciados de estos desafíos o seguiremos reaccionando como el avestruz?
Las sociedades occidentales instaladas en el bien pasar, acostumbradas a la paz (gracias a Dios han pasado generaciones desde las últimas guerras mundiales), e imbuidas del tecno-consumismo (estamos ante el advenimiento del homo digitalis), tienen además la piel muy fina (la denominada tolerancia cero) a cualquier tipo de contrariedad, más aún si hablamos de seguridad, fruto en parte del relativismo moral, el todo vale y todo el mundo es bueno, que tanto daño colateral hace.
Y precisamente llevamos años en los que el mundo parece que se ha vuelto loco, en parte por efecto de la Globalización, donde estamos todos interconectados y, claro está, las noticias que más proliferan o con mayor eco tienen son las que más pueden sorprender o impactar a las audiencias (y ciertamente con una gran carga de negatividad). Porque tristemente el ecosistema humano ha estado casi siempre envuelto en guerras y conflictos, compitiendo por los recursos, en parte como el resto de seres vivos en la pirámide alimenticia o cadena trófica, provocando en ocasiones las consiguientes evoluciones de la sociedad, como ya adelantó Charles Darwin y su darwinismo social muy en línea con Thomas Hobbes y su guerra perpetua.
Así es como en el Pacífico un régimen comunista hereditario, el de los Kim Il-sung, Kim Jong-il y el actual Kim Jong-un, sigue aterrorizando a sus vecinos (principalmente Corea del Sur y Japón) con un nuevo lanzamiento de cohetes estratégicos en los últimos días; ustedes se imaginan que en el norte de África existiera un régimen totalitario (ya fuese talibán, yihadista o como el coreano) que nos amenazara continuamente con destruirnos, y que periódicamente estuviera lanzándonos (en 2016 KN ha sido unos 24) misiles balísticos a nuestras costas, por ejemplo entre Valencia y Baleares, e incluso en algún caso el misil sobrevolara toda España y cayera en el mar Cantábrico y que además tuviera armas nucleares, ¿cómo se sentirían?. Pues así están los japoneses (no digamos ya los coreanos del sur) frente a un sátrapa que tiene no sólo oprimido a su pueblo sino que además quiere amedrentar a medio mundo.
Por eso dentro de la diabólica estrategia norcoreana, y con motivo de la visita del Secretario de Estado USA, Rex Tillerson, a Asia (con visitas a Tokio el miércoles 15, a Seúl el viernes 17 y a Pekín el sábado 18), se han producido nuevos lanzamientos y diferentes ensayos a modo de disuasión (más bien de amenaza) frente al responsable de la diplomacia norteamericana; el cuál, aunque frente a China moderase su lenguaje, antes de iniciar la gira asiática manifestó que frente a Corea del Norte estaban abiertas todas las opciones. '¿La opción militar también?' se preguntaban todas las cancillerías. Estas declaración se produjo inmediatamente después de que su presidente Donald Trump recriminase a Corea del Norte su mal comportamiento y a China por hacer poco para frenar al régimen norcoreano por medio de Twitter, dado (y esto lo añado yo) que a Pekín, con ese líder con un look tan bondadoso como es Xi Jinping, le viene muy bien a sus intereses y a su estrategia expansionista tener un Estado tapón o colchón frente a los USA y a cualquier país de corte occidental, como ha quedado de manifiesto por las protestas chinas ante el inicio del despliegue del sistema antibalístico o antimisiles THAAD (Thermal High Altitude Area Defense) que protegerá a los surcoreanos frente a sus vecinos del norte.
Y justamente, nada más dejar de ver las bravuconadas del dirigente norcoreano intentando aterrorizar a sus vecinos, veíamos como el terrorismo islámico volvía a golpear este miércoles 22 el suelo europeo, dejando un reguero de muerte y desolación por las calles de Londres (cinco muertos y decenas de heridos), al lado de uno de los primeros parlamentos que existieron en occidente y por ende del mundo (todo tiene su simbolismo para el yihadismo), justo un año después del doble atentado en Bruselas (contra el metro y su aeropuerto, 35 muertos y 350 heridos, más simbolismo), utilizando un sistema tristemente sencillo y al alcance de cualquiera, el uso de un vehículo como arma, al igual que ocurriese en Niza (verano pasado con 85 muertos y 300 heridos) o en Berlín (últimas Navidades, con doce muertos y medio centenar de heridos), y al que estaban tan habituados en Israel.
Ante este nuevo atentado terrorista, al igual que se debe hacer con ETA, que no sólo tiene que entregar las armas sino ponerse a disposición de la Justicia para cumplir condena por todos los crímenes y delitos cometidos, entre los que hay 300 asesinatos sin resolver, dado que estamos en un Estado de Derecho, se debe actuar con toda la firmeza que cabe en un nuestro garantista ordenamiento jurídico, y que de forma tan eficaz aplican nuestras FCSE —Policía y Guardia Civil—, para perseguir y prevenir todo conato de radicalización de ideologías totalitarias o antisistema, pues parafraseando a Karl Clausewitz, "el terrorismo es la inevitable continuación de la política totalitaria por otros medíos".
Por eso es curiosa la reacción (más bien inacción) de las sociedades occidentales ante estos desafíos, y no se sabe bien si es porque están amedrentadas o anestesiadas; pues todo el mundo está de acuerdo en que la guerra es lo peor que le puede ocurrir al ser humano, pero yo les añadiría que aún hay algo peor y es que estés en guerra y no te des cuenta o ni lo quieras reconocer, y es que los yihadistas, señoras y señores, nos han declarado la guerra hace tiempo.