Tengo un apego especial a Gandia. Cómo para no tenerlo. Viví allí de pequeña durante más de 8 años.
Por aquel entonces, no había apenas tiendas y la inauguración del Plaza Mayor fue todo un acontecimiento. Recuerdo que hasta tenían una tarta con la forma del centro comercial. Fueron años bonitos, de esos que forjan amistades para siempre y hacen que la capital de La Safor, se quede para siempre en un rincón de tu corazoncito.
Y claro, desde entonces, siempre vuelvo. Con los años, he ido descubriendo con fascinación una ciudad -y playa- a la que no le falta de nada para postularse como favorita de los veraneantes. ¡Hola madrileños! :) Lo dice con cariño una que ya es medio madrileña también. Porque razones tiene de sobra. La playa es espectacular, espaciosa y confortable a partes iguales, con más de 5 kilómetros de costa y la playa de L'Ahuir, un edén sin edificar. Por no hablar del pasado glorioso de la ciudad Ducal, con toda la saga de los Borgia -de la que salieron dos Papas- poniendo la urbe en el mapa.
Y cómo aquí nos gusta el hedonismo a raudales, pues de eso también tiene mucho. Si lugareños y visitantes ya se esforzaban por dar a conocer todo lo que ofrecía, ahora acaba de nacer Tasta Gandia. De la mano del chef Manuel Alonso (Casa Manolo), arranca este proyecto con dos motivos muy claros, impulsar el reconocimiento de la gastronomía local de Gandia y de La Safor, así como que esta se reconozca como patrimonio cultural. A través de la divulgación en sus redes sociales y en eventos presenciales, van a dar a conocer Gandia como destino gastronómico. Arrancaron con la quincena de la berenjena listada, endémica de la zona, a la que se unieron varios restaurantes con platos especiales, a la que han seguido showcookings como el del chef Amadeo en plena playa. Conviene seguirles la pista muy de cerca.
Otro de los que ha hecho mucho por la gastronomía de Gandia, ha sido Rubén Moreno. Ya te contamos cómo este entusiasta del mundo del vino, había hecho de su restaurante, Vins i Mes, un lugar de culto. Pues este verano estrena otra propuesta, nada más y nada menos que una terraza en el patio del Palau Ducal dels Borja al que han bautizado como Palau i Mes. De miércoles a sábados, entre las 20:45 y las 0:00 horas, podrás sentarte a la fresca y disfrutar de su colección de vinos, un menú que cambia a diario con lo que entra de lonja y productos de temporada o con algunos de los hits de la carta de Vins i Mes, como su ensaladilla marinera o los buñuelos de bacalao.
No muy lejos de allí está otro de los imprescindibles, uno de esos para comer 'de categoría'. Casa Sanchis La Tulipa es de los que no falla y es que si llevan abiertos la friolera de 90 años, por algo será. Pasando de manos en la misma familia, mantiene viva la esencia de la auténtica cocina de la tierra y en especial de La Safor. De llorar está su sang amb ceba, las cocas de dacsa con gamba amb bleda, los figatells... Como ya te contaba nuestra compi Olga en su compendio de los mejores esmorzars de Gandia.
En Gandia también se viaja y se hace con la cocina de Chema Soler y su Street Food. Con cositas de la terreta, elabora platos de cocina callejera y viajera como unas gyozas de gambas sobre un guiso de carabinero, una coca a modo de cheese burger bañada en salsa de queso o unos 'churros con chocolate', que son unos churros de tortilla de patatas con crema de morcilla de Ontinyent.
Oye y que Gandía tiene dos de los nuevos Soletes de la Guía Repsol. Uno es Fusta, donde se apuesta por una cocina de proximidad elaborada con materia prima de productores locales, como, por citar algunos, una ensalada de brotes con queso de la Marjal y tartar de salmorra, un arroz de habas, ajos tiernos o una coca con pulpo y gratinado de alioli. El otro es Ca Marc, que con apenas seis mesas, ha conquistado a todos los que se sientan en ellas. Trabajan con un menú degustación cerrado, que cambia cada semana y en el que puedes encontrar platos como un bonito en semi salazón con encurtidos y un cremoso de chirivía o patata ahumada con capellà a la llama.
De la ciudad, nos vamos a la playa. Los fans de la fideuà, tenéis que saber que este plato se originó aquí. Sí, en Gandia. Dicen que un pescador que faenaba entre las aguas de Piles y Oliva, un día a bordo, se quedó sin el ingrediente principal de la paella, por lo que decidió sustituir el arroz por fideos y voilà. Fue todo un exitazo. Desde 1975 llevan sucediéndose los concursos de la fideuà de Gandia. Y un lugar perfecto para probarla es Chef Amadeo. Amadeo Faus ha sabido como poner la suya a la cabeza. En 2019, de hecho, se alzó con el premio en la 45ª edición del Concurs Internacional Fideuà de Gandia.
¿Y para ponerse fino a marisco? Hay que ir a Kayuko, que desde 1958 continúa con una fórmula imbatible que les asegura llenos diarios, el funcionar con menús establecidos, con más o menos platos, entre los que probar una gran selección de marisco hervido o a la plancha y terminar con un arroz marinera, entre otros. Ah bueno y la nuevísima sucursal del mítico Parpalló de la Drova, que ha abierto a modo panadería y casa de 'menjars per emportar' y vende sus requetebuenas empanadillas de pisto, guisante y espinacas, además de arroz al horno, del senyoret, paella de marisco y otras delicias.
Cada verano hay algo que no perdono, un helado del Tutto Frutto da Remoaldo. Palabrita que son los mejores helados italianos que he probado fuera de Italia. Lloro de emoción con cada cucharada del cremino, pero no le quedan a la zaga el Rafaello, el de tiramisú o el de pistacho.
Gandia es mucha Gandia, que no se os olvide.