Ibrahim Omar y Paula Navarro son los grandes embajadores de la gastronomía palestina en la ciudad de Valencia. Fue en febrero de 2023 cuando mis compañeras de profesión Marta Moreira y Eva Máñez hablaron en esta misma cabecera sobre su proyecto La Casa de Rojas, sus talleres culinarios y, cómo no, la resiliencia de todo un pueblo a través de su universo culinario. Lo hicieron, la primera a través de las palabras y la segunda a través de las imágenes.
Una iniciativa que vio la luz en el año 2022 y que este otoño de 2025 evoluciona hasta materializarse en una nueva parada del Mercado Rojas Clemente. En el mismo lugar donde en su día estuvo la carnicería El Paraíso, acaban de levantar la persiana este tándem unido por lo personal y profesional que promete dar a conocer a toda la ciudad de Valencia la riqueza de la comida tradicional palestina. Pero no nos quedemos solo en lo superficial, estamos ante un acto de compromiso, resiliencia y lucha que nace en la cocina, pero que no se queda ahí, sino que se expande a todas partes.
Esta, tan solo es una pequeña aproximación hacia las costumbres de una comunidad que no es tan diferente a la nuestra. Unidos por el Mediterráneo, por sus mismos ingredientes (como el aceite de oliva, el trigo, los limones, las naranjas, las granadas, los higos, el arroz, el membrillo, las almendras, los dátiles, entre otros…) y aderezada por ese toque oriental que tanto les caracteriza, encontramos propuestas deliciosas y listas para disfrutar en cualquier dirección, ya sea en nuestra casa, en la oficina o incluso a modo pícnic en el cercano Jardín del Túria.
A partir de este mes de octubre, Ibrahim Omar y Paula Navarro, nos reciben con los brazos abiertos en la que promete ser su segunda casa del Mercado Rojas Clemente: Marhaba. Palestina a la Taula. Marhaba significa ‘hola’ o ‘bienvenido’ en árabe.

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- Fotos: Kike Taberner
Los orígenes de La Casa de Rojas
Pero antes de adentrarnos de lleno en todos los entresijos de esta nueva parada de mercado, toca hacer una breve introducción sobre los inicios de este proyecto para comprender de dónde viene y hacia dónde va. Fue en el año 2019 cuando Paula Navarro, -experta en aromaterapia y perteneciente a la familia de comerciantes de Herbolarios Navarro-, estuvo viviendo durante seis meses en Jerusalén para seguir formándose con un grupo de mujeres palestinas que cultivaban lavanda y que a su vez trabajaban con otros tipos de plantas medicinales y también fabricaban juguetes de madera.
Cosas del azar fue en Jordania cuando conoció a Ibrahim en ese mismo año y se casaron a principios de 2020 coincidiendo en fecha con la llegada del covid a todas las partes del mundo. En esos seis meses que residió en Ammán antes de la llegada del confinamiento, la pareja se encontró por casualidad con un lugar donde realizaban talleres de cocina, llamado Beit Sitti (que en árabe significa ‘La casa de la abuela’).
“Nos apuntamos a uno de ellos y desde ese momento teníamos claro que queríamos hacer algo así en Valencia. Fue muy inspirador para nosotros porque no es simplemente aprender a cocinar o disfrutar de los platos que preparas; sino que con cada visita sientes que una familia te está acogiendo y te abre las puertas de su casa. Ocurre lo mismo en nuestros encuentros: la idea no es solamente enseñar a cada participante a hacer hummus o el mejor falafel de Valencia, es mostrar la hospitalidad que tan presente está en la tradición palestina”, cuenta a Guía Hedonista Paula Navarro, cofundadora de La Casa de Rojas.
Por aquellas fechas un bajo de la calle de Simón Ortiz (barrio del Botànic), que en su día fue una floristería, se liberaba. Fue entonces cuando la protagonista de esta historia se hizo con él para convertirlo en un hogar donde vivir junto con Ibrahim y donde hacer su sueño realidad: organizar talleres culinarios en torno a Palestina desde la cocina de su casa. Dicho y hecho.

- La Casa Rojas -
- Foto: Eva Máñez
Comenzaron con un grupo de amigas de la hermana de Paula que enamoradas de la cocina de Ibrahim, no dudaron en sumarse a disfrutar de un delicioso desayuno palestino. Desde entonces y hasta ahora, encuentros periódicos donde a través de este brunch no faltaban propuestas como el hummus, las cocas de zaʿatar, el falafel, la ensalada o el café con cardamomo conocido como qahwa). Además, también han realizado talleres de otros tradicionales platos como el maqlube, que bien podría traducirse en su versión de nuestra paella valenciana.
“La cocina palestina es una gastronomía muy mediterránea, donde las personas que nos visitan se encuentran con platos que no difieren mucho de lo que estamos acostumbrados en el día a día. Por su ubicación geográfica, Palestina comparte ingredientes y similitudes con otros países como el Líbano, Jordania o Siria que están ubicados justo al otro lado de nuestro Mar Mediterráneo por donde han pasado muchos pueblos y también la mundialmente conocida como Ruta de las Especias. Es una cocina muy similar a la nuestra pero con un toque oriental especiada, donde los postres llevan agua de rosas y de azahar o el té y el café está aromatizados con cardamomo. Pero por ejemplo los arroces y la forma que tienen las familias de comerlo el día de fiesta es muy similar al que tenemos nosotros con la paella, siempre con el fin de disfrutar en torno a la mesa”, reconoce Paula Navarro.

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- Foto: Eva Máñez
Zaʿatar, maqluba, tahine y mucho más
Y es así como pasando al otro lado de la calle de Simón Ortiz y al cruzar las puertas del Mercado Rojas Clemente, encontramos toda una selección de productos que se traducen en lo que Ibrahim Omar y Paula Navarro llevan años trabajando en sus talleres; pero esta vez listos para llevar.
La idea se instaló en su mente en diciembre de 2024, pero no fue hasta el 30 de marzo de 2025 cuando se materializó al ganar la subasta en el Mercado Central de este puesto del Mercado Rojas Clemente.
“Cuando hacemos los talleres en La Casa de Rojas suelo venir al mercado porque lo tenemos justo enfrente para comprar las aceitunas y los encurtidos que tomaremos durante el encuentro. Al igual que ocurre con l’esmorzaret valenciano, en Palestina también se toman este tipo de alimentos que facilitan la digestión. En esas frecuentadas visitas era habitual que parase a tomar un buen café de especialidad en el el puesto KI’BOK. Un día hablando con Brenda, su dueña, nos dimos cuenta de que el local de enfrente estaba en desuso y serendipias de la vida, cuando me acerqué a verlo vi dos carteles con dos corazones unidos por la kufiya palestina. Claramente pensé que era una señal y decidimos ir adelante con el puesto”, señala Paula Navarro.

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- Fotos: Kike Taberner
Desde que ganaron la subasta en marzo de 2025 se pusieron manos a la obra con los permisos, para poder inaugurar este otoño su puesto de cocina. Le sumaron una lavada de cara al local, con una cuidada chapa y pintura donde no han dudado en añadir referencias que unen los dos puntos del Mediterráneo. A partir de ahí los astros se han ido alineando para que al fin, este mes de octubre Marhaba. Palestina a la Taula pueda levantar la persiana.
“Lo bueno que tiene este mercado es que somos como una pequeña familia y todos nos ayudamos entre todos, la acogida no ha podido ser más buena y estamos súper agradecidos en cómo nos han recibido. Todos los mercados suman en Valencia, si bien es cierto que estamos muy próximos al Mercado Central, hay usuarios que ante las grandes aglomeraciones diarias del mismo, se decantan por espacios algo más pequeños y cómodos como el de Rojas Clemente o el de Mossen Sorell. El de Rojas Clemente es un mercado de barrio con puestos de excelente calidad, y te lo dice alguien que reside en el mismo. No podemos estar más orgullosos de formar parte de él”, sentencia Paula Navarro.

- Fotos: Kike Taberner

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- Fotos: Kike Taberner

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- Fotos: Kike Taberner
¿Y con qué nos vamos a encontrar en cuanto crucemos las puertas del mismo? Con un viaje a los orígenes del recetario tradicional palestino donde no van a faltar propuestas como el zaʿatar, el tahine, la mermelada de rosas, el pan de pita árabe, el knafeh, el hummus, el falafel, warak inab (hojas de parra rellenas de arroz, carne y especias) y los dulces perfumados con agua de azahar o pistacho. Incluso quien quiera, también va a poder llevarse a casa la icónica kufiya en diferentes colores y estampados.
Más adelante, en función de la normativa, la idea es también preparar platos para llevar como el maqlube, la ya mencionada paella árabe gracias a su similitud con la valenciana que se suele cocinar los viernes o en las festividades. Esta puede elaborarse a partir de ingredientes como la coliflor, pollo o patata, e incluso en ocasiones también se puede cocinar con carne de cordero o berenjenas. Finalmente se sirve dándole la vuelta a la olla.
El legado de todo un pueblo, pero en Valencia
Desde un primer momento, este proyecto traspasa los fogones de la cocina. Y es que ahora más que nunca, es de vital importancia dar la visibilidad que se merece a este arte culinario. Porque en tiempos de fronteras, la gastronomía derriba barreras y es ahora cuando toca enseñar toda la belleza, además de la riqueza cultural y gastronómica de un pueblo que ha sufrido tanto. “Creemos que iniciativas como esta son una manera de poner en valor, ofrecer un legado y rendir homenaje a cada palestino para que este no se pierda su identidad, de manera individual y en conjunto”, recalcan desde La Casa de Rojas.
“Al seguir cocinando las recetas de nuestras abuelas y bisabuelas es una forma de no perder nuestras raíces, una forma de resistencia, de decirnos y decirle al mundo que no estamos dispuestos a olvidar quiénes somos. Cocinar cada día como si estuviésemos en nuestro lugar de origen es nuestro cordón umbilical con la tierra de la que fuimos expulsados y a la que no tenemos derecho de retorno”, señala Ibrahim Omar a Guía Hedonista.

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- Fotos: Kike Taberner
“Mucha gente se va del taller como si fuera de nuestra familia y queremos volver a verlos, así que esta es la mejor forma para que sigan formando parte de nosotros y nosotros de ellos. Un lugar de encuentro más fácil y dinámico, eso es Marhaba.Palestina a la Taula”, reconoce Paula Navarro.
La auténtica esencia Palestina te espera al cruzar la vuelta de la esquina. ¿La saboreamos?