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KIDS FRIENDLY

Los 10 mejores restaurantes de Valencia para ir con niños

Una lista para todas las familias con niñas y niños, que quieren comer o cenar fuera de casa sin que la experiencia se convierta en una catástrofe.

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Salir a cenar con bebés, niños pequeños o incluso con algunos preadolescentes puede ser una experiencia muy estresante. Tanto para los padres, como para el resto de comensales. Cada vez descubrimos que más restaurantes cuelgan el cartel de “Adults only”, y si bien como padre/madre no te planteas acudir a un restaurante de dos estrellas Michelin con un niño de tres años, los adultos con hijos queremos seguir disfrutando junto a ellos de la gastronomía. A veces resulta complicado, tanto por los gustos -normalmente reducidos- de la chiquillería, como por el aburrimiento que suelen experimentar. Y que en algunos casos provoca que acaben chillando, levantándose, protestando… para lo que siempre viene bien tener a mano colores, juguetes de construcción, cartas o cualquier otro entretenimiento -usar las pantallas como ultimísima opción-. También hay menores que no son Bart Simpson y se comportan mejor que muchos adultos, pero ese es otro debate. 

Si tenemos en cuenta que lo ideal es disponer de alternativas en la carta que les gusten tanto a ellos como a nosotros, que existan espacios de recreo cercanos u opciones de entretenimiento familiar in situ. Os proponemos esta lista de lugares con ofertas muy diferentes, donde hemos comprobado en persona que muchas familias son felices comiendo juntas. El orden, en este caso, es aleatorio y depende más de tu gusto… o del de tus hijos. 
 

10. Tarantín Chiflado

Empezamos por lo más sencillo: una hamburguesería con buena dosis de calorías. Sí, las hamburguesas se asocian a comida del gusto infantil y de ahí que McDonald’s o Burger King les hagan tantos menús especiales. Si queremos un sitio donde comernos una hamburguesa bien “guarrindonga” sin remordimientos, el Tarantín tiene todo lo que les gusta. Decoración rompedora, hamburguesas entre donuts, jeringuillas con salsa y unos postres con el azúcar suficiente para guionizar tres temporadas de una telenovela venezolana, lugar de donde vienen los Chiflados creadores de esta hamburguesería. 
 

9. Kukla

En la acera contraria, la comida vegetariana se vincula a la buena alimentación y a la lucha diaria de madres y padres para que cenen verduras. Por ello sorprenden las opciones vegetarianas de Kukla, ya que son perfectas para una cena en familia. Hummus, shakshuka (tomate con huevos pochados y queso feta), berenjena rebozada o patatas con salsa de yogurt y remolacha. Son opciones mucho más “accesibles” para la chavalería que una parrillada de verduras. La banitsa -un pastel de hojaldre y mozzarella- es un ejemplo de plato que le gusta a todo el mundo y está muy rico. Para redondear la experiencia el local tiene una terraza peatonal, figuritas de animalitos en la mesa y un ambiente muy distendido, necesario para disfrutar en familia. 

 

 

8. Xulada

Un mexicano suele ser una opción ganadora: tacos de carne, enchiladas de jamón y queso, nachos con guacamole y alguna limonada. Además, la decoración y la velocidad del servicio suelen ayudar a su éxito. En este caso un lugar muy recomendable es Xulada, en Mislata, donde tienen una pequeña zona del local reservada para que niñas y niños pinten, dibujen, jueguen y socialicen entre ellos. En este caso concreto la birria de ternera es una maravilla, tienen patatas rellenas de salsas y justo enfrente hay una gran plaza con castillo de toboganes listo para que quememos toda la cochinita pibil -o las margaritas- de la comida ¡No dejen de probar la cuitlacoche!

 

7. Le Favole

Otro clásico recurrente son los restaurantes italianos, y por suerte tenemos mucha oferta y variedad. En este caso Le Favole cuenta a su favor con un parque infantil, una plaza y una librería -hay niños que entran a leer, prometido- a las puertas de su local. Céntrico, pizzas de calidad, mucha variedad de pastas y entrantes, y un calzone de nutella de postre que resulta irresistible para pequeños y también para mayores. Desde la terraza puedes tomarte una pizza 5 formaggi o alguna pasta con trufa mientras “los churumbeles” discuten quien se tira primero por el tobogán. A Berlanga le fascinaría la escena. 

 

6. Io

Un tremendo clasicazo del centro de la ciudad es el Io y sus tapas diferentes. Antes de que todos los bares se convirtiesen en gastrobares y se pusieran a innovar con el tapeo, el Io ya hacía fusiones de sabores muy originales. Aquí hay un poco más de reto gastronómico para los más pequeños, pero siempre encuentras opciones que les apañen. Además, su terraza junto a un parque infantil invita a relajarse, mientras supervisas en la distancia que no se caigan de los columpios de cuerdas. Porque hay columpios con mucho peligro, y hay platos en la carta cambiante del Io ciertamente maravillosos. 


5. Amazing Mota

Dos cintas transportadoras que van rulando platos a toda mecha, bebida y comida ilimitada, decoración manga, máquinas de juguetes japoneses… el paraíso de los niños. Si bien es cierto que hay mucho asiático bastante kids friendly, como las barbacoas coreanas o los Ramen Shifu donde también ofrecen noodles y pollo karaage en carta; o el nuevo bar Pokemon, Hanazono, que ha abierto en l’Eliana. En Amazing Mota tienes un parque de atracciones gastronómico que genera una legión de fanáticos entre los chavales que lo visitan. Por si fuera poco, hay croquetas y algún plato más tradicional pensado para ellos. Y para los adultos, pues en el precio está la calidad, ahora bien, si pillas unos nigiris de salmón y unas navajas a la plancha, pues no cenas nada mal.


4. La Llimera

Ahora que empieza el buen tiempo apetece terraceo cerca del mar. Una opción muy apropiada con los pequeños de la casa es La Llimera, una antigua casa del barrio del Canyamelar cuya terraza da a una plaza de esas con parque infantil. Allí entre salazones, anchoas, hamburguesas de figatell y algún tartar de atún podemos ser felices. El patio interior tiene un limonero auténtico y, la playa no queda lejos para un paseo antes o después de la comida. 

 

3. Villa Indiano

El pack completo en familia. La excursión en metro te deja en la puerta, y allí, en una de esas antiguas villas señoriales, te acoge una terraza inmensa con areneros y estructuras de madera donde los niños pasan horas contando bichos y acumulando tierra en los calcetines. Buenos arroces, carnes y pescados, así como un menú infantil donde aparece una deliciosa lasaña -huyamos de los nuggets-. En la terraza el menú es más informal, al estilo picoteo del bueno, y entre cervezas y el solete primeaveral es fácil encontrarse con música, talleres, mercados de proximidad y otros eventos variopintos que animan cualquier almuerzo. 

  • Villa Indiano

2. Gina Melenas

De los creadores de La Finestra y Olegari, llega el Gina Melena’s. Aquí hay cero pretensiones, de hecho has de ir a por las bebidas tú mismo a la barra. Pero mi hijo, sus compañeras del cole y demás personitas del barrio son felices con el castillo y unas pizzetas bien calentitas. El plan es poco sofisticado, pizzetas de ración, quizá un poco de provolone o panino de porchetta y parque infantil. Las pizzas te las ponen a gusto del cocinero, a no ser que seas un niño, que puedes elegir la margarita o la de jamón de york y no admiten reservas, ideal para ir pronto y pillar buena mesa. Por cierto, ojalá que se vuelva a prohibir fumar en las terrazas, todos estos planes pierden gran parte de su gracia con un ejército de fumadores junto al carrito de tu bebé. 
 


1. Mas Blayet

Un clásico de los padres en apuros que ansían una paella dominical, y un poco de descanso mientras se la comen. Arroces en su punto, buena carne, entrantes clásicos, y una terraza con columpios para la hora del café, momento en el que se ponen especialmente “potrosos” y han de abandonar la mesa antes de que te abandonen los nervios. Tanto en su ubicación en el Perellonet como en el restaurante de la ciudad, son una arrocería de calidad que se adapta bien a los niños, con platos especiales para ellos, y una clientela familiar que no se va a ofender porque pongas el grito en el cielo cuando veas que tu chaval confunde la fanta con la cerveza. 

 

 

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