PLATO DE LA SEMANA

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Bomba de Barceloneta en Ultramarinos Huerta

La gastronomía tiene la virtud de conectar con la memoria y las emociones. Un aroma, un sabor o incluso un plato pueden transportarnos a la infancia, a un viaje o a una tradición familiar.

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La Bomba de la Barceloneta de Ultramarinos Huerta posee justamente ese poder: nos lleva directos a Barcelona y, en concreto, a la Barceloneta, ese barrio marinero de calles estrechas, lleno de carisma e historia, que todavía resiste, en parte, al bullicio de la ciudad condal. Allí nació, en el siglo XX, la mítica bomba —que en su versión original curiosamente era de carne—. Degustarla en la Barceloneta es imprescindible, y en València lo es pedirla en Ultramarinos Huerta, junto a otro de los platos icónicos de la casa ya ensalzado por Lidia Caro: la ensaladilla de Ultramarinaros

 

Óscar Casasnovas es barcelonés-menorquín, pero valenciano de adopción  reinterpreta la receta con fidelidad y personalidad. Su bomba tiene raíces barcelonesas con influencias valencianas: un corazón de cremoso puré de patata relleno de carne picada que, en su versión, es blanquet de Requena. Un guiño a la tradición valenciana que aporta un sabor delicado y sorprendente, distinto al clásico de cerdo o ternera. Aquí el blanquet salta de los platos tradicionales para ser el protagonista y dar un toque diferente. El rebozado, dorado y crujiente, aporta el contraste perfecto a la suavidad del interior.
 

Coronando la esfera, dos salsas con carácter y tradición: el alioli, blanco y sedoso, y la salsa brava, roja y atrevida. Juntas convierten cada bocado en una auténtica explosión de sabor. Sí, el plato se bautizó como “bomba” por su aspecto redondo, pero también por el estallido de sabores que provoca al comerla. Degustarla en Ultramarinos Huerta, con ese entorno en el que la cerámica de Manises te envuelve en con la tradición y mirando hacia una de las calles del Ensanche, es viajar con los sentidos a las orillas del Mediterráneo. Un instante de felicidad doble: la de evocar recuerdos y la de comprobar cómo las expectativas se cumplen.

 

Qué alegría que el proyecto de Óscar Casasnovas y Pepa Gil sea un lugar en el que la sencillez se convierte en grandeza y en virtud. En una carta repleta de aciertos, la Bomba de la Barceloneta merece su propio homenaje: una tapa con historia, transformada con respeto y talento, que reclama su lugar en el podio de Ultramarinos Huerta.

 

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