Inspirado en la típica coca de tomate, atún de lata y piñones que todos los que vivimos por estas tierras hemos comido hasta la infinidad, nació este plato que bajo la creatividad de la cocinera Vicky Sevilla se transforma en un manjar inolvidable donde están presenten los sabores de siempre pero trabajados y presentados como solo el prisma de la creatividad de quien sabe bien lo que hace. Esta es la cocina que me interesa. La que parte de un plato reconocible, lo estudia y disecciona, para luego experimentar y mejorarlo sin desvirtuarlo.
Aquí, Sevilla hace un sofrito del tomate con ajo e hinojo que reduce durante cuatro horas hasta que prácticamente queda un concentrado de tomate que sirve de base para un tartar de ventresca que acompaña otros tomatitos pasificados, con un toque de piparra y los piñones que son indisolubles de esta preparación valenciana. Le acompaña un jugo de tomate y manzanilla con el que se acaba el plato. ¿Y la coca? "Como era un plato ligero y elegante, no queríamos meterle dentro una masa y decidimos realizar un falso hojaldre que sale aparte para acompañarlo", cuenta la cocinera.
Ventresca-Tomate (la concisión en el nombre del plato ya dice mucho) fue uno de los pases del cuatro manos que se celebró en Arrels la semana pasada entre Vicky Sevilla y Juanjo López, de La Tasquita de Enfrente. Un tándem que en un principio puede parecer extraño, pero que funcionó bien, a pesar de que no ser fan de este tipo de cenas entre equipo local y equipo visitante. La idea surgió después de un viaje a Brasil en el que Vicky y Juanjo empezaron siendo conocidos y acabó en una amistad que ha derivado en esta cena. "Como dice Juanjo, no se trata solo de cocina sino de personas. La cena surgió porque detrás de su fisolosofía de menos es más hay mucha cocina, algo con lo que nos identificamos en Arrels, proque aunque nuestros platos sean tan visuales, también hay mucha cocina detrás, muchas elaboraciones incluso en platos que aparentemente no la las llevan", añade Vicky Sevilla. La reinterpretación de la coca fue un platazo cuya elegencia ensalzó aún más la selección del los vinos que propuso Yelko Suárez en el maridaje.

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Por cierto, que ahora en Arrels, además de sus dos menús degustación han habilitado un menú a la carta en la que se eligen los entrantes y el principal cambia cada semana según lo que de el mercado y la imaginación de la cocinera. Una opción menos extensa que los menús degustación para que el comensal pueda repetir siempre que quiera sin esperar a que cambie la temporada. Dar la posibilidad de elegir en este tipo de restaurantes es siempre un acierto. Me alegra poder volver a esa casa que es Arrels todas las veces que quiera.