Una mezcalería, taberna, bar, pónganle la etiqueta que quieran, donde hay que ir sin prisa a comer, beber y charlar. Clementina invita a una sobremesa, concepto tan de moda últimamente, acompañada de tequila, mezcal o de cualquiera de los muchos cócteles que José Luis prepara con esmero. Su taco gobernador es de los mejores tacos que alguien puede tomarse en la ciudad, al nivel de otra preparación marinera, el pescado de cantina, donde la lubina se convierte en delicado y suave relleno dentro de la tortilla de maíz.
El chicharrón mojado en salsas picantes o el perejil frito entre tacos son entrantes únicos, de origen modesto y sabor glorioso. Pero más allá del buen hacer en los fogones o de su michelada canónica, hay que visitarlos para disfrutar de su hospitalidad. Amables, cercanos, atentos, siempre dispuestos a explicarte el porqué de cada platillo y con ganas de seguir haciendo barrio. De hecho, hace poco ofrecieron un menú especial por el Día de los Muertos, y no descartan empezar a modificar su carta, ahora que están en plena forma y tomando el pulso al Marítimo. México tiene mucho que ofrecer gastronómicamente, y en Clementina nos brindan la oportunidad de descubrir y aprender con las manos expertas y cálidas de Martha y José Luis, dos embajadores de excepción.

