Garbo Bar contiene dos mundos. Por la mañana encontramos ese tan nuestro, el de los almuerzos, el de una cerveza fría y bien tirada y un bocadillo de los que te dan ganas de ponerte a bailar. Desde el clásico chivito, seguramente el mejor de Benimaclet, a algunos con nombre propio como el Joko (sepia, salsa tártara, ajos tiernos y champiñones) o el Topín (lomo, pimiento, mayonesa y queso). El otro mundo llega por la tarde y acaba por la noche. Esas horas en las que vas a tomar una y acabas pidiendo varias tapas o un plato más contundente. La carta del Garbo lo permite: torreznos con guacamole, una tremenda oreja a la plancha, unas sabrosas albóndigas al curry, ensaladilla con tierra de jamón, crepes, gyozas mandú, solomillo a la pimienta, pincho de tortilla…


En estos platos, si el producto es excelente, hay también que decir que excelente es la condimentación, no hay muchos bares en la ciudad en los que se trabajen los sabores y las especias como aquí.
Todo esto es Garbo, un bar de barrio con un punto de sofisticación.
Porque a todo lo anterior hay que sumarle elaboraciones veganas en forma de croquetas con salsa vegana o la hamburguesa beyond con tofu, cebolla caramelizada, tomate, lechuga y salsa vinagreta. Además, quienes prefieren comer sin gluten, aquí lo tienen fácil, ya que la mayoría de las frituras están elaboradas libres de gluten (con harina de garbanzos), y tienen pan, cerveza y postres aptos para celiacos, todo sin que se incremente en el precio.
Esta diversidad va muy en la línea que las cuatro personas que están al frente del negocio, Carlos, Jorge, Carlos y José (conocidos en Benimaclet como Cañita, Joko, Topín y Flecha respectivamente) quieren que sobresalga como valor principal del Garbo, y que no es otro que proteger el barrio de modas, de la especulación, en definitiva, que aquí la gente se lo pase bien, coma bien, haga vida en el bar y se sienta como en casa. No tengo duda de que Benimaclet es un poco mejor con bares como este. El servicio es atento, amable, todo el equipo lo es, las dos personas de cocina y las cinco que se reparten entre la barra y la sala (ah, y la terraza, peatonal, amplia, en ella los niños tienen espacio para sus propios mundos).

- Bocadillo en Garbo
En fin, cómo no vamos a quererlo. Si la gente del Garbo Bar demuestra que se puede se especial sin dejar de ser un bar de barrio.
Contacto:
Avenida de Valladolid, 23
Benimaclet, València