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análisis - así llegan las formaciones políticas

Horizonte electoral 26J: la campaña más odiada por los partidos valencianos

El desgaste y esfuerzo que implica una reedición de las elecciones generales tensa internamente a las formaciones. Así llegarían los partidos de la Comunitat de consumarse esta 'tragedia' política

25/04/2016 - 

VALENCIA. Las posibilidades de desbloquear las negociaciones en Madrid se agotan. La penúltima vía intentada por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, para que PP y PSOE aceptaran un presidente independiente fracasó días atrás. El Rey iniciará la última ronda de contactos el lunes y, aunque siempre puede darse una sorpresa en la recta final -no son pocos los que la esperan-, el clima apunta a la existencia de demasiados obstáculos difíciles de sortear.

Este cúmulo de circunstancias, partiendo del calificado por los analistas como "diabólico" resultado del 20D, abocaría por primera vez en la historia a una reedición de las elecciones generales. Una cita que casi nadie parece desear, en especial las formaciones políticas valencianas o las federaciones autonómicas de los partidos nacionales. 

El calendario electoral ha sido exigente en la Comunitat. Los comicios autonómicos y locales de mayo de 2015, con el posible cambio de gobierno en el horizonte tras dos décadas de dominio en el PP, hizo que los partidos se emplearan a fondo: la militancia fue exigida con antelación en primarias, además de enfrentarse también a unas elecciones europeas en 2014. 

El último esfuerzo se encaró en la recta final del pasado año. Con dos de los principales partidos, PSPV y Compromís, casi recién aterrizados en el Consell, un PPCV con los problemas arrastrados de los casos de corrupción y una dirección nueva aunque no legitimada en un congreso, y Podemos y Ciudadanos con estructuras autonómicas quizá todavía demasiado jóvenes y débiles para las pretensiones de sus líderes nacionales. El coste fue alto y, ahora, meses después, con los resultados ya asumidos para bien o para mal, ninguno de los principales actores desea una reválida.

De esta manera, resulta incómoda, casi odiada, la idea de volver a enfrentarse al consabido mailing, cartelería, organización de actos, movilización de interventores y apoderados y el nuevo debate sobre candidaturas, además de las gestiones administrativas para los recursos económicos de una campaña 'reloaded'. Con este escenario, así llegan las fuerzas valencianas a una posible repetición de los comicios.

-PSPV-PSOE. Enfrascados en el Consell y desconectados de Pedro Sánchez. Los socialistas valencianos se encuentran realmente incómodos ante una repetición electoral: absorbidos por la gestión, el desmantelamiento inicial de Blanquerías está tratando de ser corregido, pero los altos cargos del PSPV coinciden en que volver a pedir un esfuerzo a la militancia es poco aconsejable. Además, y aunque admiten que las bases pueden respaldar en buena parte a Sánchez, la sintonía entre el líder del PSOE y la federación valenciana es prácticamente nula. Con estas premisas, desde Blanquerías quieren eludir la responsabilidad de afrontar un gran acto de campaña como ofrenda al candidato y prefieren abordar un proceso de perfil bajo, con la esperanza de mantener resultados o mejorar ligeramente si Sánchez ha ganado crédito frente a Podemos. Por otro lado, en los comicios de diciembre el Consell estaba en proceso de ensamblaje y apenas hubo 'agresiones' en campaña: habrá que esperar para ver, ahora que ya hay más roces de convivencia con Compromís y Podemos, si estos se trasladan al campo de batalla electoral.

-Compromís y Podemos. De nuevo ante una negociación no apta para cardíacos. La coalición está en un momento dulce: la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, es casi una figura en el ámbito nacional y los rigores de la gestión todavía no han comenzado a pasarle factura. Ahora bien, las problemáticas negociaciones con Podemos en su día pusieron a prueba una vez más la resistencia de Compromís. La no consecución del prometido grupo propio, pese a ocupar el segundo puesto electoral, dejó cierto de amargura en la coalición, cuyos representantes tomaron el camino del Grupo Mixto en vez de integrarse en la formación morada. La pata más numerosa de Compromís, el Bloc, ha atravesado luchas internas a cuenta del pacto y, ahora, prepara un congreso en el que este será uno de los asuntos de debate. La salida para la coalición es alumbrar una plataforma más amplia que incorpore a Izquierda Unida en la confluencia, lo cual conllevará también modificaciones en las listas. De no producirse esta entrada, Compromís tendrá difícil -especialmente ante las bases del Bloc- defender de nuevo un pacto a solas con Podemos. Para sazonar más este potaje, los plazos para tomar las decisiones serán mínimos, dado que el calendario situará el tope para la inscripción electoral y el cierre de listas entre el 13 y 23 de mayo.

-PPCV. Demasiada exigencia en un contexto de transición. El animoso espíritu de la presidenta regional, Isabel Bonig, se antoja insuficiente para superar todos los obstáculos de la formación popular en la Comunitat. El caso de presunto blanqueo ha dejado al grupo municipal de Valencia en una situación precaria: a ello hay que sumar el cerco sobre Rita Barberá y el propio estallido del caso Imelsa, con un rosario de detenciones e imputaciones a miembros del partido. Todos estos factores no estaban en la agenda política cuando se produjeron los pasados comicios, donde Bonig pudo presumir de una leve recuperación respecto a las autonómicas. Con estos mimbres, los cargos populares admiten las dificultades que implica articular una estructura fuerte de campaña y una implicación de la militancia. Una de las ventajas para el PP es que todo apunta a que no afrontarán cambios en las listas: por otro lado, los más optimistas tienen fe en que el fracaso del intento entre Sánchez y Rivera haga regresar a votantes del PP a la formación de la gaviota.

-Ciudadanos. A la búsqueda del voto del PP y de algún socialista decepcionado. En estos meses, la estructura de C's ha ido consolidándose: ha elevado su militancia hasta 5.300 afiliados en la Comunitat Valenciana y, a priori, sus bases están menos desgastadas que las de otros partidos. De un tiempo a esta parte, el discurso dirigido por parte del portavoz autonómico, Fernando Giner, se ha focalizado en buena parte en el valencianismo 'de senyera' que durante años ha utilizado el PP. Además, C's se viene manejando en unas posiciones complejamente equidistantes en asuntos como la reforma estatutaria o la deuda histórica. Una baza que, sumado a los problemas que atraviesa la formación popular en la Comunitat, puede reportarle algún beneficio electoral. Ahora bien, en unos comicios nacionales y, especialmente en este caso, los resultados de C's en tierras valencianas dependerán en gran medida de si Rivera ha conseguido salvaguardar su imagen en el vodevil de negociaciones frustradas.

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