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El edificio de la calle Quart, que ha sido sede de La Guerra y, hasta el pasado año, del Víbora, será ahora sede de la asociación Varietats
VALÈNCIA. Años 80 en la calle Quart, número 47. El mítico local La Guerra se erigía como uno de los cuartos oscuros más importantes de la década. Además de un pub, el edificio acogía, en la tercera planta, una sala de cine pornográfico gay plagada de glory holes y jaulas que todavía hoy se conservan. El interior de los muros de aquel edificio, como ya escribió en este diario el periodista Edu Almiñana hace unos años, vio cómo “se sudó, se mordió y se arañó, se embistió, se agarró, se susurraron nombres e instrucciones al oído”.
Año 2007. La Guerra echa el cierre y, poco después, le toma el relevo el 47 Club Social como bar de copas, con dos salas y manteniendo el cine. Hasta julio de 2014, cuando el lugar pasa a manos de un grupo de amigos que deciden abrir allí un pub de rock n’ roll: el Víbora. Por el Víbora pasaron multitud de grupos locales como La Pulquería, Los Zigarros o Santero y Los Muchachos. Nunca le dieron uso al resto de plantas del edificio, que durante unos años quedaron desocupadas.
La pandemia obliga ahora al Víbora, como ha pasado con otros espacios dedicados al ocio nocturno, a bajar la persiana. Uno de los socios del local, Fat Gordon, explica a Culturplaza que no han podido hacer frente a los gastos y que, desgraciadamente, tienen que abandonar uno de los locales más míticos de la noche valenciana. Pero el local no se quedará vacío. La asociación Varietats (que desde que comenzó la pandemia ha apostado por los espectáculos de cabaret drag queen) pondrá en marcha un proyecto que dará uso a las cinco plantas que integran el edificio de la calle Quart. Se trata de la House of Varietats. Culturplaza habla con Fat Gordon acerca del Víbora y con la organizadora y directora artística de Varietats Lucía Poncelas de este nuevo proyecto, que ahora mismo está recaudando dinero a través de una campaña de micromecenazgo a la que se puede acceder aquí.
El Víbora nació con el cierre de su predecesor 47 Club Social. Fat Gordon, uno de los socios que tuvo la idea original, quiso montar un club donde pinchar rock n’ roll para evitar que la música dejara de sonar en el espacio. Así, junto a su primo Santi Morales y otros tres socios (Óscar Iglesias, Victor Romero, Nacho Aníbal y Álex Aníbal) decidieron darle la vuelta al lugar centrándose en el rock n´ roll.
Tuvieron años buenos, pero Fat Gordon reconoce que siempre les ha costado “sacar beneficios”. Según explica, el Víbora pagaba muy bien a los artistas que traía, y siendo un local pequeño tenía muchos empleados. Sin embargo, también dice con satisfacción que desde el primer día “caía sudor del techo”. La aceptación del público fue inmejorable desde el principio. Recuerda con especial cariño la postfiesta de un concierto de La Pulquería. “Tuvimos que bajar la persiana para que no entrara más gente. La Pulquería sacó una barca hinchable y el público los levantó por toda la sala mientras ellos tiraban tequila. Hemos tenido momentos muy brutos”.
Fat Gordon hace un balance muy positivo de la historia del Víbora. La estética del local es muy identificable. “Cuando la pensamos queríamos que entraras en el garito y dijeras: “¡Rock n’ roll!”. Hay dibujos de presidiarios, una Virgen, fotos de tíos en bolas en los baños… Hasta entonces, el pub había tenido una estética muy lineal. Nos gastamos una pasta e hicimos una obra de arte”. La esencia del Víbora, según apunta, era que podías ir todos los días de la semana, algo posible gracias al turismo.
La pandemia, sin embargo, ha obligado a decir adiós al proyecto. “La situación para los bares pequeños es muy difícil. No se nos ha ayudado nada”. Por otro lado, admite que no han sabido sacarle el máximo partido a la finca. Al fin y al cabo, de los cinco pisos de edificio que entraban en el contrato de alquiler, el Víbora solo daba uso a la planta baja. “Tendríamos que haber hecho una inversión muy grande de la que nunca dispusimos”. Eso sí, durante estos años ha habido momentos puntuales en los que se han celebrado exposiciones y visitas guiadas en el interior del edificio, como la que organizó en 2015 el festival Intramurs.
No obstante, el socio fundador del Víbora adelanta que la marca no termina su historia aquí. Asegura que el rock n’ roll “se pone una y otra vez de moda cada diez años”, así que, cuando todo vuelva a la normalidad, tienen pensado reabrir el Víbora en otro lugar y con el mismo nombre. El Víbora baja la persiana, sí, pero la historia del edificio de la calle Quart no ha concluido.
Con el cierre del Víbora, Varietats ha visto la oportunidad idónea para crear una sede propia. Hasta ahora, la entidad se ha dedicado a organizar espectáculos de temática drag queen en València. Durante los meses recientes, algunas discotecas como Picadilly o Play Club no podían abrir de manera habitual, lo que supuso un auge en la apuesta por espectáculos de cabaré drag. Ahora dan un paso adelante, y no pequeño. El edificio de la calle Quart, 47 será en unos meses la House of Varietats, que pretende incluir un pub, un cine y salón de actos donde se proyecten películas y se celebren eventos con mirada queer, un local social donde se lleven a cabo mesas redondas y debates, y una tienda especializada en vestuario y complementos drag.
El propio Fat Gordon explica que no ve un lugar mejor donde Varietats pueda establecer su sede. Tanto él como Lucía Poncelas, organizadora y directora artística de Varietats, aseguran que nunca se ha hecho algo así en València. Poncelas explica que se tratará “de una asociación sin ánimo de lucro por un lado y que todo lo que ya se hacía en la discoteca Play Club, y mucho más, lo harán en el pub”.
La intención es recuperar toda la estética que en el pasado dio vida a La Guerra. Y por otro lado, Poncelas explica que respetará también la ambientación del Víbora por lo que respecta al pub. La House of Varietats será, en palabras de su organizadora, “un hogar y un espacio seguro para todo el colectivo que tenga lo moral como único límite”. Hace unos días lanzaron una campaña de micromecenazgo a través de la plataforma GoFundMe para que el público pueda ayudar a financiar el proyecto. Por el momento han recaudado casi 2.000 euros, pero en cualquier caso, el proyecto ya está en marcha.
Poncelas explica cómo será la distribución del espacio. El pub abrirá todos los días. Habrá shows, espectáculos drag, música en directo, baile y sesiones de DJs. “Queremos que la gente encuentre espacio para su arte. Que se genere contenido para el pub y nos retroalimentemos”. Por su parte, el local social funcionará como punto de reunión para todos. Los socios podrán utilizar el espacio y tendrán una biblioteca especializada en temas queer. “Será un espacio polivalente. Se celebrarán charlas, talleres y cursillos de información sobre el colectivo…”. También tienen intención de incluir un estudio fotográfico equipado para dar la posibilidad y apoyo a artistas que estén empezando y no tienen presupuesto.
En la tercera planta se mantendrá el cine que construyó La Guerra en los ochenta. Tienen que hacer una pequeña reforma, pero todavía hoy se conservan las butacas y la pantalla. “Está todo. Habrá una noche fija en la que se proyectarán documentales y películas relacionadas con el colectivo LGTBIQ+. También lo usaremos como salón de actos, celebraremos charlas, exposiciones, performances… Todo dedicado a que aquellos que estén empezando en el mundo artístico encuentren su sitio”. La tercera planta incluirá también una sala equipada donde se podrán grabar podcast y emisiones de twitch.
En la cuarta planta, por su parte, crearán una tienda especializada en vestuario y complementos drag. La directora artística del proyecto advierte de que normalmente son productos difíciles de encontrar, que se acaban adquiriendo por internet. “Teniendo un punto físico de venta evitas que los compradores se equivoquen o sean engañados. Allí también haremos serigrafía y merchandising”. También se incluirá una sala de exposiciones donde diseñadores locales podrán tener su punto físico.
Por último, la House of Varietats tendrá lo que han llamado La Ofi. Será la oficina donde la propia Poncelas trabajará, y en ella se podrán presentar propuestas y actividades . Además se ofrecerá asesoramiento profesional. “Tenemos la intención de ayudar a profesionalizar el trabajo de artistas que están empezando pero no pueden darse de alta de autónomos. Les haremos facturas desde la asociación”.
De esta manera, el proyecto nace como respaldo a todas aquellas personas que busquen fomentar la visibilidad el colectivo LGTBIQ+. Poncelas, por otro lado, explica que “si cuenta los lugares donde -como parte del colectivo- se sienta segura, estos son muy pocos”. En este sentido, la House of Varietats será “un entorno para todos donde el respeto sea la máxima principal”.