"Hoy es un buen día"

VALÈNCIA. La comitiva oficial esperaba junto a las Naves de Demetrio Ribes del Parque Central de València. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, acababa de llegar y salió a recibirle el alcalde de València, Joan Ribó. Junto al alcalde se encontraba el gobierno municipal en pleno, con contadas ausencias, y representantes de la oposición como el portavoz de Ciudadanos, Fernando Giner. Una de estas ausencias, la teniente de alcalde Sandra Gómez, estaba en boca de todos. Los más allegados explicaban su estado de salud y ánimo tras el incidente sufrido este fin de semana, cuando fue atacada por dos perros. En esas llegó el ministro de Fomento, José Luis Ábalos. “He contado 10 coches oficiales”, bromeaba el asesor del PP Julio Valero con el concejal Alfonso Novo.

Cristina, vecina de Ruzafa, filmaba con su móvil la escena. “30 años para esto”, murmuró para sí. No estaba contenta, decía, porque “se ha quedado mucha gente en el camino que no lo ha podido ver abierto”. Para ella el balance era agridulce. 32 años después se hacía realidad el Parque Central, una parte de él. Para muchos que en su día se desplazaron a la zona, ya era demasiado tarde. Habían muerto sin poder pasear por esos senderos, bajo esos árboles. No muy lejos de allí, junto a la acera, una manifestación de taxistas. “Ábalos, tú eres valenciano; no abandones a los tuyos”, gritó uno de ellos.

La comitiva se adentró en el Parque Central. Lo hizo junto a las naves de Demetrio Ribes, por el canal principal, cuyo suelo de granito ha sido uno de los grandes escollos de la obra en su último tramo. Lo que se inauguraba en la tarde del lunes, lo que estaba abierto desde por la mañana es sólo el 40% de lo que será el Parque Central, la primera fase. A ella le han de seguir más trabajos que incluirán el soterramiento de las vías y la creación de la estación central, trabajos que se han de regir por un nuevo convenio que se empezará a trabajar el próximo mes de enero, según anunció Ábalos.

El jardín diseñado por Kathryn Gustafson ocupa casi 11 hectáreas. En él se integran los barrios Russafa y Malilla con una cohesión urbana verde, paisajística, ecológica y sostenible, como insistieron desde el Ministerio de Fomento, que vincula el desarrollo urbano con la habitabilidad y con las señas de identidad de la ciudad: el agua, la huerta y la naturaleza, con 1.000 árboles de 85 especies, 100.000 plantas, 2.000 metros cuadrados de pradera con flores silvestres y 5.700 metros de césped, canales, una pérgola, jardines para niños y para perros y una alquería.

Los miembros del Govern de la Nau mostraban cierta satisfacción por la apertura. Especialmente el portavoz de Compromís, Pere Fuset, fotografiándose por el parque. Posó con el director general de Levante, Julio Monreal; les fotografió la directora del diario, Lydia del Canto. Y Monreal bromeaba: “He venido como persona que ha estado más de 30 años informando sobre el parque”. Unos vecinos se acercaban y preguntaban por el periodista de Las Provincias, Paco Moreno. La sensación de por fin haber llegado, de haber alcanzado una meta que parecía inaccesible, imposible, era posiblemente la más común. Otros vecinos, directamente, disfrutaban del parque paseando por él, corriendo, atravesándolo.

Mientras la comitiva llegaba a la zona de las fuentes de entrada, (“vamos a ver los chorritos”, ironizaba la concejala Isa Lozano), un tren de cercanías de Renfe salía de la estación del Norte. El grupo se detuvo a contemplar la fuente y el director general de la Sociedad Parque Central, Salvador Martinez Ciscar, planos en mano, le comenzó a explicar a un atento Juan Carlos Fulgencio el funcionamiento de las fuentes, sus colores, el sentido del parque.

Ya en el momento de los parlamentos, fue Ábalos quien recordó que el proyecto se había iniciado en los tiempos de Clementina Ródenas, cuando era presidente de la Generalitat Joan Lerma. El diseño del parque fue aprobado en tiempos de Rita Barberá. Desde entonces hasta ahora habían pasado seis presidentes autonómicos por la Generalitat (Lerma, Zaplana, Olivas, Camps, Fabra y ahora Puig), cinco presidentes de Gobierno (González, Aznar, Rodríguez Zapatero, Rajoy y ahora Sánchez) y tres alcaldes (Ródenas, Barberá y ahora Ribó). “Han sido varios gobiernos de España, municipales, autonómicos… Ha tardado más tiempo del que quisiéramos”, dijo.

Esa idea también estuvo presente en el discurso de Ribó que comenzó con un palmario: “Hoy es un buen día”. El alcalde recordó que lo que se abrió este lunes era sólo “un primer paso”, “muy importante”, añadió, para “hacer una ciudad más sostenible, como la queremos en el Govern de la Nau”. También el presidente de la Generalitat se refirió a que la inauguración es tan solo un inicio, el principio de todo. “Estamos demasiado lejos”, apuntó. Y entre el público el artista Francisco Sebastián Nicolau, vecino de Ruzafa, asintió: “Todavía demasiado lejos”.

Tras una breve ronda de preguntas, la comitiva fue recorriendo las distintas partes del parque, gozosamente ocupadas por decenas de familias y niños que se repartían por las zonas de juegos. La de perros ya estaba llena y más de un miembro de la comitiva planteó en voz alta si no era demasiado pequeña habida cuenta la profusión de público. Un padre, acompañado de sus hijos, al ver pasar a Ribó y Puig les dijo: “Espectacular”. Y el alcalde y el presidente de la Generalitat se sonrieron. Ya en la entrada, tras despedir al ministro, aún estuvieron un rato departiendo.

Quedan aún en fase de proyecto equipamientos públicos y dotacionales: cafeterías, un centro deportivo, una sede de la universidad popular y un centro ocupacional. Estas infraestructuras están en fase de proyecto y se pondrán en servicio a lo largo de 2019. Con todo, la parte más importante de la obra, la que completará el Parque Central, se empezará a vislumbrar a partir del próximo 11 de enero, cuando se redacte el nuevo convenio del que habló Ábalos, en el que se respetarán los compromisos adquiridos hasta ahora, pero se los valorará acorde a la realidad actual. El final está un poco más cerca.