VALÈNCIA. Los distintos partidos de referencia en la Comunitat Valenciana van atravesando con mayores y menores dificultades sus respectivos congresos orgánicos, procesos que sirven para renovar la acción política, designar líderes y ejecutivas y recomponer estatutos internos. Formaciones como el Partido Popular, Podem y Més Compromís, pata mayoritaria de la coalición valencianista y antes denominado Bloc, ya han superado estos exámenes; mientras otros como PSPV-PSOE o Iniciativa (partido de Mónica Oltra y segunda pata de Compromís), deberán enfrentarse a ellos a finales de este año.
En el caso de Iniciativa, durante años ha estado presidida por cierta tranquilidad orgánica debido a un dominio poco discutido por parte de referentes como su fundador, Pasqual Mollà. Un control que incluso sirvió para que los tres coportavoces Mireia Mollà (exdiputada y ahora consellera), Miquel Real (jefe de Gabinete de Mónica Oltra) y Paco García (afín a Pasqual), se hayan mantenido dos mantados (desde 2014) en estos cargos.
No obstante, hace pocas semanas, se formalizó por unanimidad -Oltra intervino públicamente a favor- en la Mesa Nacional del partido por primera vez una corriente crítica: Més Iniciativa-Més Compromís. Un colectivo que cuenta con Reyes Matamales y el diputado Carles Esteve como coportavoces y en el que se integran distintos afiliados destacados como Eva Carrión, Lola Benlloch, Xaro Besesler, Vicente Monteagudo, Armand Calatayud, Jesús Broch, Xavier Pons, Vicent Grau, Ramón Gimeno, David Ramón, Carles Conejos y el diputado provincial Xavi Rius.
Precisamente este último ha sido uno de los protagonistas internos en Iniciativa estos días. El motivo, el hipotético relevo que debía dar en la Diputación de Valencia a su compañero de partido, Juanma Ramón, concejal en Paterna y cercano al sector de Pasqual Mollà en el partido. Un pacto alcanzado al inicio de legislatura debido a la ajustada votación en la que debía decidirse quién de los dos dirigentes ocuparía el escaño en la corporación provincial.
Un proceso envuelto en la polémica dado que, en la votación telemática, ganó Rius inicialmente por un voto tras el cierre del proceso pero, un minuto después, era Ramón el ganador por tres apoyos. La tensión fue tal que se decidió repetir la votación al día siguiente, en la que se impuso el concejal de Paterna. No obstante, dado lo ajustado del proceso y la polvareda levantada, se optó por compartir el mandato, tomando el acta Rius los primeros dos años. No obstante, el concejal de Picanya afirma que dentro de ese acuerdo también iba incluido el depurar responsabilidades sobre la votación, algo que considera que no ha ocurrido por lo que no está dispuesto al traspaso del acta.
Una circunstancia que coincide con el malestar de la coportavoz de Iniciativa y consellera de Agricultura, Mireia Mollà, con la acción política que hace Compromís desde la Diputación de Valencia, donde Rius ejerce como portavoz del grupo y donde la vicepresidenta de la corporación es Maria Josep Amigó, en este caso de Més Compromís (antes Bloc). Tal y como publicó este diario, la propia consellera mostró su enfado días atrás por los problemas surgidos en relación a la variante sur de Pedralba, pero desde su entorno se desprende una crítica más general hacia la labor de la coalición valencianista en la Diputación.
En este sentido, algunos consideran que el enfado de Mollà va más allá de la propia gestión de la variante, sino que también se enmarca en el deseo de señalar a Rius con la intención de provocar su desgaste de cara al congreso de Iniciativa que está previsto para finales de este año. Una manera de respaldar a un dirigente más próximo como es Juanma Ramón y de señalar a otro, Rius, perteneciente a la corriente crítica que pretende generar dudas en la cúpula actual.
Por otro lado, otros opinan que la situación entre Rius y Ramón es un asunto de discrepancia entre ambos y el enfado de la consellera atañe puramente a la gestión, sin que el futuro congreso figure como telón de fondo. Sea así o no, se antoja indiscutible que este tipo de cuitas elevan la temperatura antes de un congreso, especialmente en un partido que hasta ahora puede decirse que, desde su fundación, ha sido más bien monolítico.