VALÈNCIA. Para ganar una guerra, hay dos elementos básicos: ser paciente y conocer al adversario. Dos reglas esenciales que parece dispuesta a aplicar la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, ante los desencuentros veraniegos entre PSPV y Compromís. Consciente de esta temporal debilidad, y aprovechando el revés de Compromís con la anulación parcial del decreto de plurilingüismo, la líder de la oposición se plantó este viernes en el Palau de la Generalitat para proponerle un pacto al jefe del Consell, Ximo Puig.
Ante la "gran incertidumbre" porque a 31 de julio los padres no sabían qué libros había que comprar y qué asignaturas se iban a dar en cada idioma, además de que la inspección educativa "no tenía instrucciones claras" de la normativa que había que seguir, Bonig se vistió el traje institucional y se quitó el de oposición. Al president de la Generalitat, le exigió que cumplieran las sentencias judiciales y, por tanto, invitó a olvidar la normativa que los populares entienden que discrimina a aquellos que optan por la enseñanza en castellano. Pero no se quedó solo en la crítica y la derogación de la leyes realizadas por el Consell. Propuso establecer un Plan de Movilidad del Alumnado y un Plan de Refuerzo del Valenciano.
La primera de las medidas, que se ejecutaría a través de los inspectores de la Conselleria de Educación, serviría para "dar respuesta a las familias" que hubieran visto "conculcados sus derechos" por el decreto de plurilingüismo y asesorarlos. Una operación que se repetiría también con los centros. La segunda propuesta sería una alternativa voluntaria para aquellas familias que quisieran que sus hijos aprendieran de manera óptima el valenciano. Para lograrlo, la líder popular defendió un plan para dotar a las zonas con predominio del castellano dentro de la Comunitat de más "instrumentos materiales y económicos" para apoyar dicha lengua cooficial.
Unas propuestas que Puig aseguró que estudiará, a pesar que le advirtió que "no hay vuelta atrás" con el plurilingüismo, ya que el anterior modelo instaurado por el PP no funcionaba. No obstante, Bonig intentó ahondar en la herida abierta entre los socialistas y nacionalistas al buscar una solución alternativa al modelo educativo plurilingüe que ha impulsado Vicent Marzà, de Compromís. Pese a que la lengua sí que ha generado tensiones en el Ejecutivo valenciano a cuenta del requisito lingüístico entre los dos socios, Bonig se topó con la defensa de Puig del sistema preconizado por los nacionalistas.
La presidenta del PPCV, siendo fiel a su estrategia de abrir otro conflicto más entre Compromís y PSPV a los desatados durante estas últimas semanas en departamentos como Economía o Medio Ambiente, no dudó en buscar el malestar de los socialistas con la coalición que aglutina a Bloc, Iniciativa y Verds-Equo, a cuenta de la mayor visibilidad y poder de la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, según los populares.
Así, y como ya ha hecho en alguna ocasión a lo largo de estos dos años de legislatura, cuestionó quién lleva las riendas realmente en este Consell. "El president no es libre" para tomar decisiones, afirmó. "Es Compromís el que marca la hoja de ruta. La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra ha tomado un peligroso camino cuando acusó a los jueces de hacer política", continuó, recuperando el discurso de que Puig es preso de la voluntad de la coalición valencianista.
Con este escenario, la popular quiso convencer al president de la Generalitat que entre el partido que ella lidera y el PSPV hay más cosas que les "unen que distancian". Por ello, tendió un puente de plata para ofrecer el apoyo del partido de la gaviota a la hora de realizar un gran pacto educativo y trabajar conjuntamente en la Ley Educativa valenciana "desde los principios de equidad, calidad y libertad". Eso sí, pactando con los socialistas, pues "con Compromís es otra cosa", puntualizó.
Una táctica que la líder del PP valenciano ya empleó tras la abstención de los socialistas para que Mariano Rajoy se mantuviera en La Moncloa. En aquel momento, Isabel Bonig pasó de mantener numerosos desencuentros con Puig en el hemiciclo de Les Corts, a buscar caminos de entendimiento en los que trabajar desde el consenso. En noviembre de 2016, la propuesta giraba en torno a un tema presente en la agenda valenciana diaria: la infrafinanciación que sufre la Comunitat.
Una Proposición de Ley para establecer una financiación justa de los 542 ayuntamientos presentes en la autonomía, pero que dejaba a un lado la reivindicación ante el Gobierno Central para que reformase el sistema de financiación. Un modelo caduco desde 2014, y que Rajoy avanzó esta semana que se dará el plazo de hasta un año más para cambiarlo.
De hecho, el Partido Popular de la Comunitat Valenciana que dirige Bonig no se movilizará en la manifestación -"pollo", en la terminología de Oltra- en favor de una reforma de la financiación que plantea el Consell con la ayuda de la sociedad civil valenciana. Y todo, pese a que el pasado mes de abril secundaron, como el resto de partidos con representación en Les Corts, una declaración institucional en la cual se comprometían a "impulsar las acciones necesarias para cohesionar a los valencianos" en dicha materia.
Con la financiación como principal espina, no todo fue un camino de rosas para Bonig en su encuentro con el jefe del Consell. El president inquirió a la líder del PP sobre las razones de su ausencia de la movilización por una financiación justa. Puig, en palabras de su jefe de gabinete Arcadi España, no alcanzó a entender los argumentos que han hecho a la popular cambiar de opinión y no dar su apoyo a una reivindicación como ésta.
Bonig intentó ayer colarse por las grietas entre PSPV y Compromís para intentar hacer la brecha más grande entre los dos socios de gobierno, aunque sin resultado efectivo, y trasmitir una imagen institucional, de diálogo y moderada en temas sensibles como la educación. Todo, con la mirada también puesta en los comicios de 2019.