A CORUÑA, (EFE)El profesor de Biotecnología de la Universidad de Valencia José Miguel Mulet ha afirmado, en una entrevista, que los testigos son uno de los principales problemas del sistema judicial. Este experto acaba de presentar su nuevo libro La ciencia en la sombra que trata sobre "cómo la ciencia ha servido para resolver crímenes, cómo se aplica en la investigación criminal y también cómo se ve reflejado en las series y películas de ficción; sobre todo los fallos que comenten".
La idea de su nueva obra, que recoge crímenes reales y explica como la ciencia los ha resuelto y "cómo, a veces, no se ha reflejado de forma correcta", viene dada por su dedicación a la investigación, la necesidad de renovarse con nuevos cursos y la implantación de su nueva asignatura de Biotecnología criminal y forense. En su trabajo revela que la conservación de los cadáveres es muy importante a la hora de encontrar alguna pista sobre las circunstancias de la muerte o sobre la identidad del fallecido.
"En el caso de las pruebas forenses, si es un hueso, o si te encuentras un diente, dentro de él, en la corona, hay ADN que se conserva muy bien porque está protegido por el mismo diente. Entonces ahí podrías encontrar ADN hasta de momias. Si es una mancha de esperma, de sangre o de algo que está desprotegido, eso poco a poco se va degradando. Las técnicas cada vez funcionan mejor a partir de muestras poco conservadas", asegura.
Mulet advierte de que, por muchos conocimientos que se tengan, "es complicado deshacerse de un cadáver", pues "incluso los asesinos que utilizaban ácido sulfúrico, al final los pillan porque hay partes que no se deshacen, dientes principalmente o algún hueso duro". El profesor destaca la importancia de las pruebas científicas, como la del ADN, en numerosos casos y lo ejemplifica con la errónea condena de Dolores Vázquez por el asesinato de Rocío Wanninkhof, que en realidad había cometido Tony Alexander King.
"Este caso muestra que uno de los principales problemas del sistema judicial son los testigos. Era un caso que despertaba mucho morbo para la prensa porque era un relación lésbica entre dos mujeres, que se habían peleado. Esas cosas atraen, al igual que una adolescente muerta. El problema es que se hizo con jurado popular y tuvo muchísima cobertura mediática, lo que hizo que condenaran a una persona en base a testimonios sin pruebas objetivas", relata.
Presume de la importancia de la ciencia para conocer la verdad de aquel crimen, lo que ha sucedido a lo largo de los años en infinidad de casos, pues fue una prueba de ADN la que sirvió para condenar al verdadero culpable, para lo que cita a Edmond Locard. "Las pruebas son unos testigos que no mienten, que nunca huyen cuando tienen que ir a declarar y que nunca van a cambiar su versión. El origen de la ciencia forense, lo que querían los padres, era quitarle el peso de la investigación criminal a la gente y ponérselo a la ciencia, a las pruebas objetivas", añade.
A pesar de los avances de la ciencia todavía "hay casos que no se pueden resolver porque la investigación es limitada" ya que "los recursos son limitados", tanto "económicos como humanos".Donde nunca quedan casos sin resolver es en las series de televisión, aunque no tienen un estilo riguroso en cuanto a la ciencia forense porque allí los plazos siempre son fugaces y "la especialización, la jerarquía" no es real pues "en CSI igual un día están pegando tiros, otro día abriendo un coche y otro día haciendo la prueba de narcótico".
Como científico también analiza la situación actual de su rama en España y subraya que "dedicarse a la ciencia es muy arriesgado" y que "el problema es que no hay una carrera investigadora definida", lo que implica que siempre se depende "del próximo contrato".
"Estamos perdiendo un capital humano importantísimo. En mi instituto de investigación hace unos años éramos 240 personas y ahora somos 160. Y lo que estamos perdiendo sobre todo es a la gente en las primeras etapas, gente que está haciendo la tesis doctoral, estamos perdiendo una generación prácticamente. Del futuro de la ciencia en España no se pueden decir cosas buenas", concluye.