VALÈNCIA. “Que bailarina más poco convencional, comiendo tortilla”. En esta frase musitada por Sol Picó (Alicante, 1967) para sí misma durante el documental De rodillas, corazón, se resume su atípica trayectoria profesional. La bailarina y coreógrafa de Alcoi no es una estilizada sílfide como las que acostumbran a girar en las cajas de música, sino un metro cincuenta de nervio y socarronería.
Su trayectoria ha sido glosada en una película escrita y dirigida por Susanna Barranco que se ha programado en la Mostra de València, que tendrá lugar del 24 de octubre al 3 de noviembre.
La iniciativa busca sinergias con el festival Dansa València, y también incluye la proyección de Danzantes, una panorámica sobre las artes del movimiento con paradas en España, Italia, Finlandia, Japón, México, Estados Unidos, República Dominicana y Brasil.
Su director, Juan Vicente Chuliá, ha querido darle un enfoque transversal, en el que se brinda idéntica atención y valor al director del Ballet Nacional de España, Antonio Najarro, que a un grupo de bailarines con discapacidad intelectual pertenecientes a la compañía Danza Down, Compañia Elías Lafuente.
Coreógrafa de las emociones
De rodillas, corazón hace referencia literal en su título a la grave lesión de rodilla que ha sufrido Sol Picó y que le ha llevado a asumir un control exhaustivo de sus pasos de baile para no superar los límites físicos de su cuerpo, así como a replantearse su carrera después de cumplir 50 años.
En opinión de la gerente de su compañía, Pía Mazuela, “el paso del tiempo es uno de los grandes retos que tiene que superar Sol. Está físicamente estupenda, pero le pesa por una cuestión psicológica”.
El documental, coproducido por À Punt y Televisió de Catalunya, realiza un repaso a la vida personal y profesional de la bailarina arriba y debajo de las tablas tras haber ganado el Premio Nacional de Danza 2016 en la modalidad de creación.
La cámara hace altos en coreografías míticas como Razona la vaca, Bésame el cactus, La dona manca o Barbie Superestar y las recientes We Women y Dancing With Frogs.
“Sol es la coreógrafa de las emociones. Probablemente baila a partir del estómago. Su danza es mucho más intuitiva que intelectual. Y eso es más popular, y conecta con un grupo más amplio de espectadores que otros coreógrafos”, argumenta el director del Festival Grec, Francesc Casadesús, durante el filme.
La creadora estrenó este pasado sábado, precisamente en el contexto del festival de Barcelona, su pieza Animal de sèquia, una exploración de la cultura popular valenciana a través de la danza contemporánea donde ella se ha reservado un cameo.
“Al hacer coreografías para gente joven y traspasarles mi material, me doy cuenta de que es difícil, enérgicamente complejo y muy duro. Y pienso: “Ni de coña quiero hacerlo más”. ¡Si lo que no entiendo es cómo estoy viva!”, confiesa durante el metraje.
Hace 30 años que siempre que se levanta, le duele algo. “Esto es lo que hace que quieras dejar de subir a un escenario”. No obstante, no renuncia a bailar: “Con esta edad tienes que empezar a pensar cosas que ya hace tiempo que te rondan la cabeza, pero que ahora has de dirigir y focalizar un poquito más. A pesar de todo, de momento, son unos muy buenos 50 años, porque el cuerpo me está permitiendo hacer todo lo que quiero”.