VALÈNCIA. Ocho años y tres procesos judiciales después, el estudio de animación Clay Animation puede pensar en volver a la normalidad. La empresa, capitaneada por Javier Tostado ha recibido la orden judicial definitiva, el del cierre del concurso de acreedores que empezó en 2016, tras una serie de adversidades que pusieron en jaque la inversión hecha al calor de la primera temporada de su serie Clay Kids.
Un grupo de inversores, que se reunieron entorno a una AIE se incorporó en la producción de una segunda temporada al ver el recorrido de premios internacionales y ventas de la serie. Pero un eslabón fundamental para la buena recepción de los financiadores de la serie, Televisión Española, tardó tres años en emitir la primera tanda de capítulos y en un horario que no facilitó la captación de audiencia, según el relato del propio Tostado. Esto provocó que las promesas de inyección de dinero se congelaran cuando la productora ya se había endeudado previamente, lo que desencadenó una querella de los inversores a Clay Animation y la entrada al concurso de acreedores, que es la que ha concluido finalmente este mes.
En marzo de 2017, Clay Animation aprueba un convenio con los acreedores para saldar las deudas en un plazo de cinco años. Pero la venta de la segunda temporada de la serie a Televisión Española activó un nuevo compromiso de financiación prometido contractualmente por la AIE. Los inversores se negaron pagar, y en 2019 Clay Animation interpuso una demanda.
Es entonces cuando se mantienen simultáneamente los tres procesos judiciales: un concurso de acreedores en marcha, una demanda de los inversores a Clay Animation por supuesta apropiación indebida, y otra de la productora a la AIE por impago.
Es en julio de 2020 cuando el embrollo empieza a despejarse: el primer juicio que se le resuelve es la querella de los inversores contra Clay Animation, que absuelve a la productora y acusa a los demandantes de “temeridad y mala fe”. La sentencia será recurrida, pero desestimada finalmente en enero de 2021, según dicta la sentencia remitida.
En diciembre de 2021, la productora, Clay Animation, gana también el tercer proceso, el de la demanda contra Clay Angels AIE, que es condenada por impago a la pérdida de los derechos económicos de la serie Clay Kids, activando una cláusula firmada en el contrato original. La justicia también obliga a los inversores a devolver todo el importe adeudado (más de 50.000 euros) y a pagar las costas del juicio. Las dos decisiones judiciales son acatadas por los inversores y ya no caben recursos.
Con todo esto, Clay Animation ha conseguido saldar todas las deudas y salir del concurso de acreedores. Lo notificó hace unos meses, pero tras la falta de alguna nueva reclamación, el Juzgado de los Mercantil Nº3 de València ha dictado el cierre del mismo.
Con la normalidad restaurada en la empresa tras la odisea judicial, ahora Javier Tostado busca pasar página con un par de lecciones aprendidas. “El proceso ha sido muy duro porque no somos personas con un colchón de dinero. Hemos sufrido mucho. Lo habíamos visto en las noticias, o te habían contado cosas, pero en primera persona es otra cosa”, confiesa a preguntas de este diario.
Clay Animation resucitará, pero lo hará mucho más allá de Clay Kids, el que fue su gran éxito y también su dolor de cabeza. “Queremos centrarnos en hacer pilotos para posibles proyectos para grandes plataformas. Lo que tenemos claro es que la televisión no está tratando bien a las series infantiles, la española especialmente”. También explorarán como línea de negocio la publicidad. Estos dos nichos les alejan de tener que buscar co-productores o tener procesos complejos de financiación.
