VALÈNCIA. De este barco ya hemos hablado, pero por entonces estaba en el astillero, y el caso es que ahora se ha echado a la mar. La Sastrería es uno de esos restaurantes que hacen barrio y, por eso, nos hemos propuesto seguir su rumbo. Tira de los hilos más preciados de la ciudad, ya que la playa y la Lonja son la esencia misma de València, y en ningún lugar se divisan mejor que en las tabernas costumbristas del Cabanyal-Canyamelar. Sin embargo, también rejuvenece el concepto de bodega y apuesta por la cocina bien fondeada, porque el capitán de la aventura va sobrado de experiencia. Sergio Giraldo es un cocinero curtido, pero también curioso; de los que se lo pasa bien saliendo a navegar y poniendo la cazuela.
Y es por eso, precisamente por eso, que el comensal también disfruta. Hemos atravesado el portón de una antigua tienda de telas de los años 50 -de ahí el nombre de la embarcación-. Nos hemos encontrado en un espacio singular, donde las paredes se visten con azulejos y los techos presumen de cerámica, para destacar la valencianía. Luego nos hemos sentado frente a la amplia barra, porque ya se sabe que algo tienen las barras, desde donde se puede presenciar el pase y conversar con el chef, sin que el espectáculo pierda su coreografía.