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LaNuevaNormalidad

5/05/2020 - 

El Alarm State V nos trajo LaNuevaNormalidad (LNN). No entiendo qué otra clase de normalidad podría existir antes de ahora… El caso es que tengo una cita con David en la tercera fase y no tenemos aún el permiso del e-Health. Ademas, con mi chip descontrolado, me obligan a utilizar una app obsoleta del AñoZero (AZ), para rastrear mis movimientos y advertir de que no estoy contagiada. El rastreo de contagios no tardó en implantarse en el Territorio-Europa, pese a las revueltas de LosOtros, que iniciaron el movimiento de LaResistencia antes de pasar al OtroLado.

-David, ya tengo activada la app AZ. No hay problema. Paso a recogerte con el dron biplaza y damos un paseo por la playa de la ZonaZero-VLC. Sí, claro… A dos metros de distancia, a la hora permitida. Ten en cuenta que no somos convivientes ni posibles procreadores. No…, no oficialmente.

-Gracias Laura. Estaré preparado. Cojo mi equipo de guantes y mascarilla. Por si acaso, lleva un kit de deporte y así disimulamos como si fuéramos atletas. O la tabla de surf, en caso de que queramos acercarnos al mar. En esta época del año, las aguas ya no están verdes.

La playa estaba desierta. El sol quemaba la piel. Atrás quedaron los tiempos en que la gente se bañaba en el mar. Comenzaron por exigir una tabla de surf para meterse legalmente en el agua. No obstante, el gobierno local había conservado los restaurantes, las palmeras y el paseo marítimo como parque temático. Aún así, los niños pronto perdieron el interés, acostumbrados como estaban al confinamiento desde el primer Alarm State.

Laura aparcó el dron biplaza en la terraza del chalet-museo de Blasco Ibáñez en la Malvarrosa. Bajó con David por la escalera exterior del edificio para evitar a los rastreadores. Desde el verano de 2020, los gobiernos -aún nacionales- iniciaron la creación de los TTI, el ejército de rastreadores que vigilan el movimiento de la población con el fin de seguir evitando el contagio masivo del Covid-19.

Hoy, los TTI -Test, Track, Isolate- controlan que los ciudadanos estemos al día del test, coordinan el rastreo a través del chip -entonces, la app del móvil- y ordenan el aislamiento si se constata la enfermedad. De todo esto tengo constancia por la tarjeta SIM que heredé de la Tieta…  Por cierto, ¿dónde se ha  metido David? 

-¡Ah!, estabas ahí enfrente… Gracias por esperarme junto a la duna, me hace mucha ilusión hacer esta incursión al mundo exterior sin los TTI pisándonos los talones. Supongo que tardarán en geolocalizarnos, si es que lo consiguen…, con mi chip descontrolado y tu app obsoleta.

-Laura, estás muy segura de que no lo sabe nadie, pero hace unas horas, antes de que pasaras por mi terraza, recibí una señal roja en la app y un código fuente que me llevó hasta LosOtros. Sabes que no me gustan esas historias que te contaba tu tía… Y dudo mucho de que haya alguien al OtroLado, aunque a veces los MassMedia intentan asustar a los ciudadanos.

-No te preocupes David. Si hubiera algún peligro, ya no estaríamos aquí. En todo caso, no me asusta lo de LosOtros. Pero gracias por avisarme porque me interesa mucho seguir ese rastro. Luego me pasas el código fuente e intento averiguar… Ten en cuenta que LaDesescalada del AñoZero resultó mortal para la tercera parte de la población mundial.

-¿Por el virus? Laura, no tenía idea que la pandemia hubiese sido tan mortal… No aparece en las estadísticas históricas. Aunque ya se sabe que hubo mucha controversia y no se llegó a protocolizar un sistema de contabilizar contagios hasta cinco años después. Ni gobiernos regionales, ni nacionales ni supraestatatales, ni la Organización Mundial de la Salud…, ni siquiera LaGranFábrica dieron datos fidedignos.

-No fue el virus David. Aquello no fue nada comparado con el crack económico que siguió al confinamiento… Pero esto te lo cuento luego. Vamos a disfrutar de la puesta de sol. ¿Sabes que se puede pisar la arena y no pasa nada? No, no hay virus a la orilla del mar. Me lo dijo la Tieta.

En 2010, la Fundación Rockefeller adelantaba la pandemia y sus efectos a través de su informe “Scenarios for the Future of Technology and International Development”. Este documento, que le pasó Marc a la Tieta, describía con antelación lo que pasaría diez años después. “La pandemia que el mundo había anticipado durante años finalmente golpeó. A diferencia del H1N1 de 2009, esta nueva cepa de influenza, originada en gansos salvajes, era extremadamente virulenta y mortal. Incluso las naciones más preparadas para una pandemia se vieron rápidamente abrumadas cuando el virus se extendió por todo el mundo, infectando a casi el 20 por ciento de la población mundial y matando a ocho millones en solo siete meses”. Bueno, en lugar de gansos salvajes, los portadores del Covid-19 fueron murciélagos. 

 

Pero LaDesescalada tuvo un efecto perverso, también vaticinada por el documento de la Fundación Rockefeller. “La pandemia también tuvo un efecto mortal en las economías: la movilidad internacional de personas y bienes se detuvo, debilitando industrias como el turismo y rompiendo las cadenas de suministro mundiales. Incluso a nivel local, las tiendas y edificios de oficinas normalmente bulliciosos permanecieron vacíos durante meses, sin empleados ni clientes”.

Otros gurús de la época profetizaron en medios de comunicación lo que iba a ocurrir desde perspectivas económicas. Lo advertía la economista británica Ann Pettifor en un diario del AñoZero. Pronosticaba que, antes de finalizar el confinamiento, el peligro de que “la economía mundial fuertemente endeudada se encamine a un futuro de deflación. A una época en la que las empresas con exceso de deuda se hundirán y no podrán pagar; en la que los precios, los beneficios y los salarios caerán, pero el valor del dinero subirá aumentando los costes. La consecuencia de la deflación es una transferencia de la riqueza de la comunidad a la clase rentista, por citar a Keynes”.

Laura y David se alejaron por la playa hasta que un dron TTI comenzó a sobrevolar las dunas que habían vuelto a ocupar lo que antes eran los docks del puerto. No estaban cerca, pero les dio tiempo a correr, cogidos de la mano, sin guantes, hasta la esquina del antiguo hospital de San Juan, donde lograron esquivar a los rastreadores móviles.

-Laura, ¿te has dado cuenta de que no llevamos guantes?

-Tampoco llevamos mascarilla, David…

Laura sonrió.

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