VALÈNCIA. "¡18 diputados!, a uno del PP y por encima de Compromís". Así celebró, y con razón, Toni Cantó los resultados electorales la noche del domingo 28 de abril de 2019. Efectivamente la formación naranja obtuvo 18 escaños (+5), frente a los 19 del PP (-12) y los 17 de Compromís (-2). Vox entraba con fuerza (+10), y el PSPV quedaba con 27 escaños en primera posición (+4). Han pasado sólo cuatro años y en la política valenciana han pasado muchas cosas.
Predecir resultados electorales es un subcampo muy concreto dentro de la Ciencia Política. Sin dejarse llevar por el frenesí de encuestas que se publican día sí y día también, también es posible entender las principales dinámicas del 28M analizando lo que ha ocurrido desde las elecciones de 2019.
Lo que las encuestas nos dicen por ahora es que el PP volvería a ser primera fuerza debido al derrumbe de Ciudadanos, que desaparece de les Corts, Vox sube, PSPV se mantiene o sube un poco, Compromís se estanca, y UP baja o directamente queda fuera del parlamento valenciano.
La actual distribución de los escaños en les Corts tiene una particularidad que a veces se olvida. Las anteriores elecciones coincidieron con las primeras elecciones generales de 2019, con un panorama muy distinto al de las elecciones que se produjeron en el resto del país en mayo, y todavía más distinto a las generales de noviembre.
A inicios y mediados de 2019 el PP estaba debilitado frente a un Ciudadanos pujante y una nueva formación, Vox, que entraba con fuerza (por encima del 10% de los votos). En la izquierda, el PSOE desde el Gobierno se recuperaba, mientras Compromís y UP cedían espacio. Ciertamente a Ciudadanos le faltó poco para el sorpasso al PP: en abril se quedó a menos de 220.000 votos de superar al PP en las generales, y en las valencianas a menos de 40.000. Luego pasó lo que pasó.
Fue al calor de estas dinámicas que se repartieron los actuales escaños en les Corts. El 28M no habrá elecciones generales, sino locales y autonómicas, con todo lo que ello implica. Muchas cosas han cambiado desde 2019, como Toni Cantó, y otras no tanto. Prestar atención a qué ha cambiado y qué no ayuda a comenzar a entender las próximas elecciones a les Corts Valencianes.
A simple vista, lo primero que ha cambiado en estos cuatro años han sido las caras. Isabel Bonig, Toni Cantó, Mónica Oltra, José María Llanos y Rubén Martínez Dalmau no repiten como candidatos; solo repite Ximo Puig. Los partidos políticos tienen muchas funciones en democracia, y una de ellas es justamente crear nuevos liderazgos. Se va a poner a prueba la capacidad de generar nuevos liderazgos competitivos electoralmente por parte de las demás formaciones políticas.
Una de las figuras clave de la política valenciana de la última década, Mónica Oltra, ya no está. Compromís pone a prueba su fuerza electoral sin una de sus figuras más destacadas recurriendo a su único diputado en el Congreso, Joan Baldoví. El PP ha recurrido a Alicante y el ámbito local en la figura de Carlos Mazón. Por su parte, Vox ha recurrido a una figura de fuera del partido, Carlos Flores, y UP por el sustituto de Dalmau en el Consell, Héctor Illueca.
A diferencia de 2019, UP no sólo va a reivindicar las políticas del Botànic, sino su directa participación en las mismas, puesto que en la anterior legislatura Podemos (entonces sin EU) dio apoyo parlamentario sin pertenecer al Consell. Luego de cuatro años con dos consellerias y una vicepresidencia, UP rendirá cuentas al electorado desde el ejecutivo.
También ha cambiado Ciudadanos. De aspirar a un sorpasso al PP, ahora lucha por su supervivencia. Ninguna encuesta les da representación en les Corts. No obstante, esto no es una peculiaridad valenciana. Casos como el de Ruth Merino no son hechos aislados. Es síntoma de la desintegración del partido que ya se comenzó a ver en 2019, y han ido confirmando Cataluña, Murcia y Madrid en 2021, y Castilla y León y Andalucía en 2022.
Precisamente Castilla y León el año pasado abrió la veda: si la suma PP+Vox obtiene mayoría, la formación de ultraderecha está en condiciones de entrar en el gobierno. 2023 no será sólo una disputa electoral, será también, en el caso de una mayoría de derechas, la disputa de si Vox entra o no en el gobierno. Dependerá de la fuerza del PP en esa hipotética mayoría: si es grande, Vox posiblemente quedará fuera (Madrid 2021, Andalucía 2022); si es pequeña, Vox exigirá entrar (Castilla y León 2022).
También ha cambiado el gobierno de España. Hace cuatro años gobernaba un PSOE en minoría que azuzaba el fantasma de la ultraderecha aparecida en las elecciones andaluzas de 2018. Ahora gobierna una coalición de izquierdas en minoría (como aquí en 2015-2019) y se ha normalizado a Vox.
Como se ha dicho, uno de los factores que no ha cambiado es el líder del PSPV y President de la Generalitat. Este partido tiene muy claro cuál es su principal activo y el lema de su campaña lo deja bien claro.
Inevitablemente las izquierdas vuelven a reivindicar la (buena) gestión porque hablan desde el gobierno y la mayoría parlamentaria. Tampoco ha cambiado la notoria estabilidad del Consell. A pesar de las muchas tensiones por leyes y las diferentes crisis de gobierno, con sonadas salidas y entradas, ni se ha roto la coalición ni se ha quebrado la unidad en votaciones clave.
La política de bloques tampoco parece haber cambiado. Aunque se hayan presentado 19 candidaturas y se hable aquí de seis, al final del día todo indica (y nadie desmiente) que hay dos bloques consolidados: izquierda y derecha. Esa ha sido la tónica de la política valenciana (y española) en 2015 y 2019. Ha habido intentos, infructuosos por otra parte, de saltarse esos bloques. No hace tanto Ximo Puig se acercaba a Ciudadanos en detrimento de sus aliados de gobierno. Al final todo fueron castillos en el aire.
En el plano territorial, el flanco electoral débil de la izquierda valenciana sigue siendo la provincia de Alicante. Su diputación no ha conocido la alternancia, y de los 35 escaños que le corresponden en les Corts, la suma de PP+Ciudadanos+Vox en 2019 fue de 18 frente a 17 de PSPV+Compromís+UP. De hecho, en esta provincia Vox obtuvo más votos que Compromís en 2019.
El ciclo de la política valenciana que comenzó en 2015 muestra síntomas de fatiga. 2023 confirmará si comienza un nuevo ciclo, con la derecha de vuelta al Consell, o si será la tercera entrega del Botànic con un nuevo reparto. Conviene mantener la perspectiva: en 2019 las izquierdas sumaron el 48.22% de los votos, frente al 46.74% de las derechas. En 2015 fue 53.99% (sumando EU) y 38.54% respectivamente. Las derechas recuperaron terreno, y las encuestas apuntan que 2023 seguirá esa misma estela.
La Comunitat Valenciana es una pieza clave en la política española. No en vano es actualmente la autonomía más importante gobernada por el PSOE. Además de lo que implicarán los resultados electorales para la ciudadanía valenciana, estos reverberarán en todo el territorio.
Si la izquierda pierde la Generalitat, será una valiosa prueba de que un PP renovado sin Ciudadanos y de la mano de Vox puede derrotar a una coalición de izquierdas y fuerzas de ámbito no estatal. Si la izquierda retiene la Generalitat, será una valiosa prueba de que ni siquiera un PP renovado sin Ciudadanos y de la mano de Vox puede derrotar a una coalición de izquierdas y fuerzas de ámbito no estatal. Ambos escenarios extrapolables a España.