Ya está bien de favoritismos, sectarismos culinarios y lugares comunes. Hablamos con críticos gastronómicos, cocineros, empresarios de la restauración y gastrónomos feroces con una sola idea: el ranking definitivo de las mejores bravas de Valencia.
Toda persona de bien tiene un ranking de bravas como lo tiene de la mejor canción del verano, de las mejores papas fritas de bolsa o de su concursante favorito de Operación Triunfo.
Las bravas. ¿A quién no le gustan unas bravas? Conozco a más de un gastrónomo indeseable (no diré nombres) y también a más de un par de amigos —esos que van de exquisitos y proclaman orgullosos:“¡Yo bravas no quiero!”, cuando plantan su culo soberano en la comida de los viernes. Luego, claro, son los primeros en lanzarse sobre el plato de bravas con all-i-oli y pimentón.
Las patatas bravas son el abecé de esa gastronomía que tanto amamos: barra, encuentro y alegría. Un punto picante, un punto desenfadado y miles de puntos en aquello del placer sin prejuicios: nadie se las da de nada frente a unas bravas. Ningún cocinero las elegirá nunca como su plato estrella ni será lo que coman tus invitados el día de tu boda. Y precisamente por eso las amamos.
Para este ranking hemos hablado con cocineros, periodistas gastronómicos y gastroempresarios, con gente de la cultura, sumilleres y profesionales de la sala. Les hemos pedido (al cuello y sin mucho preámbulo) sus bravas de cabecera, las primeras que les vengan a la cabeza. Es el momento de responder la pregunta imposible: ¿Las mejores bravas de Valencia?
Arranco yo mismo, Jesús Terrés: Askua, Rausell y Casa Jomi. En el cuarto puesto y rozando el podio, las de Alejandro Platero en Come & Calla. Me dice que serán mejores, si cabe, en el nuevo Macel·lum. Qué ganas.
Jesús Trelis, cronista gastronómico de Las Provincias y autor del blog Historias con Delantal: “Casa Montaña y Rausell, en ese orden. Aunque las que más me gustaban por una cuestión casi nostálgica eran las de un bar de Cerdanyola, llamado Alaska, en mi época de universitario. ¡Ah! Interesantes también las de Julio Verne (Juan Exojo), porque son muy personales...”
Santos Ruiz, crítico gastronómico del Levante-EMV y gerente de la DO Arroz de Valencia: “No soy muy de bar. Solo me vienen a la mente las de Ricardo”.
Vamos con una ronda de colaboradores de Guía Hedonista:
Alfredo Argilés: “Ciscar 26, Central Bar y Casa Montaña”.
Paula Pons: “Me gustan mucho mucho las de Casa Montaña, seguidas por la del bar Ricardo (aunque la última vez les sobraba aceite). De las nuevas incorporaciones, las de Doña Petrona con la salsa de Chiles Hermanos están en mi Top 3 y las que hacían en el antiguo Bouet me volvían loca”.
Eugenio Viñas: “Casa Jomi, Bar Marvi y Rausell”.
Vicent Molins: “Ca Xoret (Meliana), Taberna Amparín y Central Bar”.
Marta Moreira: “Pues ya que está cerrado el Cesáreo, yo diría Rausell, Casa Montaña y la Pilareta”.
Abraham Brández, de El Gran Azul: “Supongo que nada nuevo, Ricardo me encantan y Rausell a mediodía recién hechas también. ¡Un momento! En Askua están muy buenas, son un homenaje a las del bar Ricardo, pero le salen más finas”.
Vicente Patiño, de Saiti: “Rausell, Ricardo y Casa Jomi”.
Alejandro Platero, de Macel·lum: “Rausell, Casa Montaña, Central Bar y Come & Calla”.
Germán Carrizo, de Fierro: “Askua, Rausell, Central Bar y Doña Petrona”.
Nacho Romero, de Kaymus: “Aunque no me matan las bravas, Casa Montaña, Askua y Ricardo”.
Luca Bernasconi, del Celler del Tossal: “Rausell, Casa Montaña y Casa Jomi”
José Miguel Herrera, de Nozomi: “Rausell, Casa Jomi y Casa Montaña”
Toni Novo, de Casa Carmela: “Askua, Rausell y Ricardo”.
Begoña Rodrigo, de La Salita: “¿Ahora mismo? Las de Nómada; en dos cocciones, salsa brava casera y emulsión de ajos asados. Sinceramente las únicas bravas decentes que he comido en Valencia ha sido en Rausell y con todos mis respetos: las de Nómada están mejor”. Te queremos así, Begoña. Exactamente así.
Rausell (28 puntos)
Casa Montaña (17 puntos)
Askua (14 puntos)
Todas las listas y los rankings son injustos, y este no iba a ser menos. Podría ser mejor, más amplio y podría estar infinitamente mejor documentado —pero en realidad solo pretendemos deslizar una sencilla carta de amor a un plato tan esencial, y a tantos bares sin Estrellas Michelin.
Nos vemos frente a un plato de bravas, pero hasta entonces, aquí va un galería fotográfica (obra de Kike Taberner) pornográfica e insoportablemente bella. ¡Vivan las bravas!