Libros y cómic

DE MARÍA BELEÑA

'Vigilia: conjeturas sobre la ilusión', un diccionario sobre el lenguaje escrito en versos

  • Woodpecker on a Tablecloth

VALÈNCIA. Los niños pequeños nunca llaman a las cosas por su nombre. Hay quienes al chupete le dicen “pupete” o hay otros que se podrían llegar a inventar palabras como “púpia”. Cuando un bebé empieza a hablar encuentra una manera de generar su propio lenguaje. Una forma única de relacionarse con el mundo que a veces resulta hasta poética, y que nunca se olvida. Se puede llegar a sentir como un fracaso cuando un bebé dice por primera vez una palabra que tenía como inventada, se rompe la creatividad y se desvanece la creación. Trasladando este ejercicio a la edad adulta, la poetisa valenciana María Beleña genera su propio diccionario entre los versos de Vigilia: conjeturas sobre la ilusión, un libro único y casi inclasificable en el que nombra y “desnombra” a todo lo que le rodea.

Con un libro que se lee como un laberinto -editado por Olifante Ediciones de Poesía-  consigue generar un glosario único en el que deja ver su peculiar uso del lenguaje mientras se mantienen en “vigilia” por todos los nuevos conceptos que le rodean. Jugando con el tiempo, las conversaciones, la intertextualidad, las flores, los pájaros y los espacios se pregunta cómo emplear el lenguaje para generar su propio mundo -”¿Cómo zarandear el lenguaje de mí para ti cuando el yo se transforma?”- y lo consigue entre palabras que se van desvaneciendo entre los textos. Lo hace a lo largo de cinco años de creación que ahora dan forma este peculiar diccionario cuarteado. 

 

“La estructura nace de mi propia inspiración hace cinco años, de atender a cómo me comunicaba con mi abuela a través de un lenguaje único casi anterior al habla”, explica la autora. La mirada, los sonidos del cuerpo, los balbuceos y las señas tomaban forma de letras para Beleña y generaban un nuevo canal de comunicación: “De ahí sale una forma de leer el mundo expandida a lo experimental, leyendo el lenguaje más allá de las palabras y los códigos si no más bien como parte de un nuevo idioma y de los versos que lo forman”. Es por ello que en el libro juega con “metamorfosear” las historias que le rodean para construir un poemario que le sirve como diccionario propio sobre quienes forman parte de su mundo.

 

“Quiero componer un relato que vaya a través de una nueva historia y narrativa. Con la pluralidad de lo abierto y lo esperanzado genero un nuevo tipo de repliegues que nacen de la hibridación de géneros con los que trabajo. Hay palabras que pierden su significado original para tomar uno nuevo”. Para llegar a esta compleja construcción, Beleña imagina el libro como un guion que se mueve a todo tipo de direcciones y que no para de llevarle hacia lo desconocido. Como indica su título, la “vigilia” le conduce hacia las Conjeturas sobre la ilusión en las que se deja maravillar por el “no saber”. “Me gusta pensar en que no sabemos lo que nos vamos a encontrar en el mundo. Los códigos forman parte del lenguaje cotidiano, pero yo observo la palabra como un hallazgo que te lleva muy lejos”.

 

“No tengo miedo a romper la norma, me interesa dejarme llevar por el recorrido que se me plantea entre los procesos y me gusta jugar con todos los recursos que hay en mi mano”. Es por ello que en Vigilia: conjeturas sobre la ilusión no hay nada a salvo: ni signos de puntuación, ni títulos, ni imágenes… ni siquiera se libran los recuerdos. Todos los elementos que están entre las cubiertas del libro se atienden a un irremediable cambio que nace de la “urgencia de transformación” que tiene la autora, que le conecta de nuevo con las conversaciones que tenía con su abuela: “Codifico algunas de las texturas lingüísticas como formas juguetonas. Ante el texto se me va revelando toda esa tensión entre la realidad sensible e inteligible que me rodea y los espacios que hay en otras realidades”.

 

De esta forma, entre las palabras y las letras, encuentra un lugar en el que puede funcionar bajo sus propias normas para crear un lenguaje propio: “Este lenguaje nace de una contemplación meditativa de lo que me rodea desde un estado sensorial. Desafío los límites de lo onírico y lo simbólico para hablar de nuevas realidades en las que hay una multiplicidad en el discurso, en el que cabe la vigilia y la imaginación”. Caben también esas “palabras inventadas” con las que Beleña elabora un diccionario que no puede dejar al lector indiferente, que es un viaje único y que, como el lenguaje, nunca puede llegar a un final. 

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