VALÈNCIA. La asamblea de ayer en la que se tomó la foto de medio centenar de personas pidiendo la dimisión del director general del Institut Valencià de Cultura, Abel Guarinos, es el resultado de un proceso largo, que ha desembocado en las últimas semanas en una paulatina escalada de tensión. Si bien las críticas a Guarinos y al resto del equipo dle IVC han estado en otras ocasiones a lo largo del resto de legislatura, nunca había trascendido más allá de una nota de prensa. La petición formal de la dimisión del director general, así como la promesa de nuevas movilizaciones, coincide en un momento especialmente agrio en materia laboral en el Institut, con un Cor a la espera de tener una solución definitiva a su situación y una plantilla plagada de trabajadores temporales descontentos. La tormenta perfecta en menos de 15 días sobre el IVC.
Todo empezó el pasado 4 de julio, con la publicación de una entrevista al director general en Culturplaza. Abel Guarinos repasaba los asuntos de mayor actualidad del IVC y ofreció unas declaraciones que provocaron la reacción de diferentes colectivos. En un primer lugar, en relación a la plantilla del IVC en situación de interinidad, dijo: “Hay que relativizar todo también: es bonito tener la seguridad de ser funcionario toda la vida, pero, ¿cuánta gente estamos trabajando en sitios que no estamos para toda la vida? No por eso tenemos una angustia existencial”, además de afirmar que la jornada de huelga unas semanas antes no había sido seguida masivamente.
También preguntado por si hubiera un exceso de externalizaciones, Guarinos contestó que “Se le puede llamar externalización de servicios, o se le puede llamar trabajar desde la empresa privada allá donde la empresa pública no tiene suficientes recursos humanos”, además de recordar que “El sector privado tiene derecho a trabajar también”.
Por otra parte, en relación a las ayudas y su papel ante la situación precaria que ha dejado la pandemia, el director genera empezaba su respuesta defendiendo que “Hay un difícil equilibrio entre cuánta gente puede vivir bien de su trabajo artístico en un ámbito geográfico como el nuestro”, y que “Tenemos un problema de encaje entre quién es profesional y vive de esto y quién, aunque artísticamente sea bueno, no”; por lo que “Obviamente lo que tiene sentido que haga la administración es que cada vez esté atendiendo más a esa excelencia, a esas compañías que han demostrado estar en un nivel alto. Ahí tienes que volcar más recursos económicos frente al café para todos, que no tiene sentido”.
Cadena de reacciones
A los pocos días de la publicación de esta entrevista, el 7 de julio, el comité de empresa emite un comunicado en el que aseguran su “consternación” y “sentirse ofendidos”. Además, acusaban a Guarinos de mentir en relación al seguimiento de la huelga de trabajadores temporales públicos (“fue refrendada por un colectivo mayoritario, como el coro, pero también la secundaron el 100% de los técnicos, tanto fijos como interinos”). Tacharon como “cínica” la respuesta relativa a las interinidades, recordando que él sí tiene un puesto fijo; y recordaron que desde el ERE de CulturArts la situación laboral “no solo no ha mejorado en los últimos años, sino que se encuentra sin posibilidades de recuperación”: “Es profundamente engañoso y manipulador por parte del Director afirmar que es imposible recuperar el empleo perdido en el Instituto tras el ERE, para luego afirmar que los presupuestos se han duplicado y triplicado en ocasiones. Los mismos presupuestos que siguen gestionados por una plantilla diezmada, exhausta, decepcionada y muy quemada”.
Finalmente, en relación a las externalizaciones, el comunicado se preguntaba abiertamente: “Si esa política, como parece demostrado, no es buena para la sanidad, ¿cómo es posible que sí lo sea para la cultura?”.
Por su parte, el malestar latente de las artes escénicas se materializó el pasado 9 de julio con la publicación de un duro comunicado contra la gestión de las ayudas. Firmado por APDCV (Associació de Professionals de la Dansa de la Comunitat Valenciana); AVED (Asociación Valenciana de Empresas de Danza) y Comité Escèniques, el texto sacaba a la luz pública el "despropósito", según sus palabras, que había sido el proceso. “Las puntuaciones finales de los proyectos presentados han resultado demoledoras. Las valoraciones a la baja de los criterios objetivos han dejado fuera del acceso a estos fondos a proyectos con una amplia trayectoria y una calidad artística contrastada”, relataban en el comunicado, en el que apuntaban que aproximadamente un tercio de las propuestas habría quedado excluida. También señalaron el “insuficiente” plazo para el estudio de las mismas –“ los proyectos estaban en manos de la administración desde el 30 de marzo y no llegaron a la comisión valoradora hasta el 11 de junio”- y apuntaban directamente a un Servei d'Ajudes "descabezado". Con este comunicado el malestar que llevaba cocinándose entre los profesionales salía a la luz.
A la denuncia pronto se sumaron el resto de asociaciones del sector, una unión extraordinaria que dejaba patente que la confrontación no era cosa de unos pocos. A la reivindicación se sumaba, además de las anteriores entidades, la Associació d'actors i actrius professionals valencians (AAAPV); la Associació de professionals de circ de la Comunitat valenciana (APCCV); Associació valenciana d'empreses de teatre i circ (Avetid); FETI-Federació espais teatrals independents; AVEET-Associació valenciana d'escriptores i escriptors de teatre; Protea-Professionals del teatre d'Alacant y ADVAEM-Associació de distribuïdors valencians d'arts escèniques i música. Casi nada. En un comunicado conjunto aseguraban que la orden de ayudas está llena de "negligencias, errores y omisiones", algo que resulta "especialmente dañino en un año tan difícil como el vivido". Además, denunciaban la falta de interlocución con la Conselleria de Cultura y una falta de personal en los servicios de administración y tramitación de las subvenciones que “ha sido el último desencadenante de la tormenta perfecta, censuraba ADVAEM en un nuevo comunicado.
Aunque la gestión de los grandes eventos de música corresponde a Turismo, la Asociación de Promotores Musicales de la Comunitat Valenciana (MusicaProCV) también ha entrado a la gresca denunciando que "en un periodo tan catastrófico para el sector, en el que la facturación ha caído más del 80% en festivales según datos publicados recientemente, tan pocos proyectos hayan recibido apoyo por parte de la institución".
La Conselleria, al fin, responde
Hasta este miércoles la Conselleria de Cultura se había mantenido al margen de la polémica, sin embargo fue imposible de evadir durante la presentación de la nueva temporada del Principal y el Rialto. El mensaje fue claro: “Abel Guarinos tiene todo nuestro apoyo, incluso cuando se equivoca”. Estas fueron las palabras que firmó la secretaria autonómica de Cultura, Raquel Tamarit, quien defendió al director del IVC frente a la oleada de críticas hacía su gestión. En el acto, por cierto, también se encontraba presente Guarinos, quien optó por no intervenir. "Es evidente que ha habido algunos errores. Errores que no son responsabilidad de ninguna persona del IVC, ha fallado una plataforma electrónica. Esto, lógicamente subsanará. ¿puede haber errores en la puntuación? Claro. En el departamento de ayudas trabajan personas y quien trabaja tiene todo el derecho del mundo a equivocarse y más cuando tenía un [gran] volumen de faena", continuó Tamarit, quien se mostró especialmente crítica con las asociaciones por lo que respecta a las críticas realizadas al personal del IVC de manera individual. "Una cosa es expresar el malestar y otra atacar directamente a una persona. Eso me parece muy feo”.