No es nada fácil sobrevivir a la nostalgia colectiva de un plato, una familia y una época. Los Madriles lo ha conseguido
Luchar contra un recuerdo del pasado es igual de complicado que derribar un prejuicio. Yo nunca estuve en Los Madriles cuando lo regentaban los dueños anteriores, pero he comido muy bien todas las veces que he estado desde que lo lleva Jovi. Hace seis años que se atrevió a darle una segunda vida a esta taberna histórica, mítica para mucha gente, gracias sobre todo a su cocido de los miércoles. Su nuevo propietario reformó el local y actualizó la carta, sin perder del todo la esencia del restaurante anterior. Hoy el producto sigue siendo bueno, el cocido que ahora preparan todos los días está a la misma altura que el que pervive en el imaginario valenciano y la terraza en la que probablemente sea la calle más bonita de Valencia sigue invitando a sentarse a tomar un vermut. Y tienen unas croquetas de escándalo, y una tarta de queso que hay que probar y muchos otros platos que por sí solos se encargan de echar por tierra la añoranza del pasado.